El actor formó parte de la película que reconstruyó el caso de María Soledad Morales, un femicidio que sacudió políticamente a Catamarca y al país a principios de los ´90. Ahora Netflix estrenó un documental sobre el caso que vuelve a poner al hecho la discusión pública.
"El caso María Soledad", la película sobre María Soledad Morales recrea lo que fue su crimen, ocurrido en Catamarca en el año 1990, que conmocionó a la provincia y marcó a la política argentina. Se filmó en 1993, basada en los hechos reales que seguían su curso en tiempo real.
Juan Palomino, que fue uno de los actores, reflexiona que se dio así “por la genealogía de nuestros cines, que tiene que ver con lo testimonial, me parece que en ese sentido Héctor Olivera (director) supo entender la lógica del tiempo y de las circunstancias poniendo las distintas versiones de cada uno de los protagonistas de esta trágica historia, de este femicidio”.
“La película pone en una historia real, difícil, que le costó a la política, y formar parte de ese elenco en esas circunstancias políticas, económicas, sociales, históricas, fue toda una mirada inquietante, podríamos decirlo a distancia”, agrega en diálogo con Los Mundos Posibles.
Asimismo, Palomino remarca que en ese entonces “había toda una conjunción de cosas desde lo político que estaban a flor de piel y se quería dejar de lado la esencia de este femicidio, era un debate bastante complejo, ahora lo veo a la distancia y digo que bueno haber formado parte de ese relato, y de esa película que es un testimonio, que tiene que ver con la identidad de nuestro cine”.
El 10 de octubre la plataforma Netflix se hizo eco de la historia y estrenó el “El fin del silencio”, documental sobre María Soledad Morales, que cuenta con testimonios impactantes y material de archivo, además vuelve a traer a la conversación el femicidio de la estudiante, sucedido hace 34 años.
Palomino enfatiza que ser parte del elenco de “El caso María Soledad” le permitió “comprender las idiosincrasias tan distintas que forman parte de nuestra Argentina, porque todo lo vemos también desde una mirada centralista, porteña, y creo que fue el primer caso de un femicidio que rompió una forma de construcción política y la película fue oportuna, no oportunista”.
“Permitió desde los distintos puntos cardinales del país entender esa realidad. De nuestra identidad trágica, de las luchas, de las grandes contradicciones, del avasallamiento. Me permite reafirmar mis convicciones del porqué elegir ser actor, porque me aventuré a elegir un camino que tiene que ver precisamente con contar historias”, concluye.