La agrupación tanguera lleva diez años de recorrido y cinco registros referenciados en la canción porteña. Estrenará en el escenario de Raíces del Dawson su nuevo material de estudio.
Piraña es una agrupación porteña que, desde hace diez años, revive el tango y la canción criolla de épocas pasadas. A partir de composiciones propias y de autores clásicos, el quinteto refleja la actualidad con un sonido y una poética inspirados en los años 20 y 30. Este viernes presentarán "Chafalonía", su quinto álbum de estudio, en Raíces del Dawson. “Es genial poder salir de Buenos Aires y compartir nuestra música en otros lugares”, comentó Romina Grosso, cantante y compositora del grupo.
El nombre del nuevo material proviene de la canción "Cosa Linda, Barata!..." de José González y Cátulo Castillo. “En la letra, González Castillo, reflexiona sobre la fe y las desilusiones perdidas a través de un protagonista, un vendedor de época, un turco de los años ‘30, que se detiene en medio de la vida y se pregunta qué hacer con todo lo que soñó, con todo lo que traía. La palabra 'chafalonía' aparece en un momento y significa baratijas, joyas. Y nos pareció un concepto muy interesante. Además, fue una forma de rescatar el lado filosófico del tango, que habla sobre la vida y la reflexiona”, comentó Grosso.
“En este nuevo disco buscamos evocar las cosas queridas, como el oficio del calesitero, la piba que cree en una virgencita a la que promete cosas que nunca va a cumplir, y las noches de carnaval en un club de barrio. Es decir, queremos rescatar esas cosas que están más allá de la chafalonía intelectual, como le decía Vicente Rossi a la cosa pasajera”, contó la artista.
En Chafalonía se recrean los barrios, como “Liniers Sud”, junto con sus personajes, entre ellos el “Calesitero”, y se conmemoran las fiestas populares, como “A la luz de la fogata”, en honor a los fuegos de San Juan. “Las canciones surgieron de los encuentros de los lunes y de las ‘Noches Suspirantes’, que hemos estado organizando en el barrio desde hace tiempo”, explicó Grosso sobre el material, que incluye siete canciones que continúan la trayectoria del tango canción y la canción criolla, que la agrupación comenzó a transitar hace una década.
“En tiempos tan difíciles, de tanta información, nos preguntamos sobre esas cosas que pasan tan rápido. No es que nos pusimos a pensar en las ilusiones perdidas; todo lo contrario, vamos por ellas. Buscamos no quedarnos en la desilusión de este momento que es difícil, y para eso damos cuenta de la belleza que hay en las cosas, en la amistad. Hay un camino: venimos de lejos y tenemos que seguir adelante”, dijo la cantora. “El espíritu de lo que hacemos tiene que ver con lo que permanece a través de los años, que para nosotros es importante”, sumó.
Piraña está integrada por Romina Grosso en voz, Daniel Frascoli en guitarra, Mauro Vignetta en clarinete y guitarra, Pablo Odriozola en contrabajo y Lucas Bergallo en bandoneón y guitarra.
La canción que da nombre al trabajo los acercó al historiador Juan Carlos Jara, autor de 'Barro de arrabal', una maravillosa obra sobre Cátulo Castillo. “Un maestro que escribió una biografía muy importante sobre Cátulo Castillo que leímos y donde vimos que nombra la canción que le da nombre al trabajo. Por eso lo buscamos hasta que nos atendió muy bien, y nos brindó una charla telefónica muy linda. Su palabra fue muy importante para nosotros, porque con él pudimos terminar de entender algunas cosas', contó Grosso. “Ese encuentro da cuenta de que hay mucha gente valiosa, y por eso es necesario seguir buscando e investigando para conocerla y darlas a conocer", explicó.
Homenaje al Tata
En el nuevo material de Piraña, ilustrado por Sebastián Maissa se puede escuchar también la rica tradición poética y musical que conforma la dupla de Raúl González Tuñón y el Tata Cedrón, quienes lograron establecer una narrativa que ha marcado un camino dentro de la canción popular.
Piraña se presenta este viernes 18 “Chafalonía” en Raices del Dawson Calle 2 (Nueva York) y 169 (Marsella) - Berisso
“El Tata siempre estuvo presente en nuestros trabajos, siempre nos dio una palabra; es un amigo, una persona que queremos mucho. ‘A la luz de la fogata’ es una canción que cantamos desde el principio, pero nunca la habíamos grabado. Lo invitamos y fue un lujo tenerlo interpretando, según él nos contó, el primer poema que tomó de Tuñón para musicalizar”, dijo Grosso.
“El Tata es uno de los artistas más importantes que tenemos en la cultura argentina. Es admirable todo lo que hizo con el Cuarteto en los últimos 60 años, y no para de hacer canciones, y eso es lo más lindo. Para nosotros es una alegría que haya estado, y que siga haciendo música y mostrando toda la riqueza de la música criolla, que da cuenta de lo que somos, porque no somos solo todo lo malo que decimos que somos”, opinó Grosso.
Cada proyecto del grupo está marcado por un universo estético muy particular, donde resalta la canción porteña, que en última instancia une este trabajo con los anteriores. “En ese sentido, este trabajo es una continuidad con los anteriores”, afirmó Grosso.
“Esa sonoridad y ese tiempo poético acompaña al grupo desde sus inicios hace diez años en Parque Patricios. Desde el primer momento buscamos rescatar aquel espíritu musical de canto y acompañamiento; siempre nos gustó Gardel, Corsini, Azucena Maizani, ese tipo de canción melodiosa y cantable. Claro que también nos gusta el tango de los años ‘40. Entendemos que cada época tiene su belleza. Pero somos muy gardelianos; nos gusta mucho Magaldi, Discepolo, que, coincidimos con Jara, es uno de los más grandes. Todo ese mundo, que no está tan lejos de este tiempo, nos conmueve poética y musicalmente”, dijo la artista. Y agregó: “Estamos muy identificados con ese tipo de música y con esos autores. En el disco anterior, por ejemplo, hicimos ‘Gorriones’, de Celedonio Flores con música de Pereyra, porque nos sentimos muy reflejados en esa letra”.
Piraña forma parte de una nueva época tanguera, de una generación que sigue en busca de su propia identidad sonora. Y se consideran parte de esa camada que posee una visión muy personal de la escena del tango actual.
“Nunca usamos la palabra tango por una cuestión de respeto, pero nos sentimos parte de él, porque es nuestra identidad, y es algo genuino en nosotros, ya que nacimos y somos de acá”, explicó. “Hoy existe una variedad increíble de propuestas que no logran ser muy visibles, debido a la dificultad de difusión. Hay cosas muy diferentes, a partir del modo de cantar y tocar la guitarra, por ejemplo. Sin embargo, lamentablemente, el tango ya no es la música que se escucha en la calle como lo fue en alguna ocasión”, sumó.
Además del Tata Cedrón, en el nuevo material de “Piraña” participan como invitados Miguel Praino (otro integrante del Cuarteto Cedrón), Federico Siciliano, Luis Minari, Anabella Porta e Ignacio Benítez. “Todos son casi parte del grupo”, comentó.
“Fede Siciliano es una cábala, un tipo humilde que siempre debe estar. Él tocó el piano en ‘La virgencita’. Miguel Praino toca la viola en ‘El calesitero’; ‘el profesor’, como le decimos, forma parte del grupo y ha estado muchas veces en nuestros encuentros de los lunes, que son parte de nuestro ritual. Lo invitamos a grabar y lo hizo. Tener la posibilidad de tenerlo cerca es una maravilla para nosotros. También estuvo Anabela Porta, una cantora que, junto con Nacho Benítez, formaron parte de la vidalita. Son dos amigos entrerrianos que siempre están muy cerca y queríamos que estuvieran en el disco”, señaló.
Una de las características de Piraña es su reivindicación del barrio, especialmente de aquellos que crecen al sur de la gran ciudad. Su nombre se debe al club de barrio en el que debutaron, y ese vínculo se refleja en su música, así como en las historias que buscan contar, las cuales dan cuenta de una identidad cultural única.
“Buenos Aires es también sus barrios, donde hay de todo. No es solo lo que pasa en el noticiero; existe la violencia, pero también están los vecinos, los encuentros, los clubes. Hay una historia y una identidad propia. Hay que ir a buscar esos encuentros para que la modernidad no nos atropelle”, dijo .
“Buenos Aires hoy es otra y, a la vez, es la misma, porque en esta ciudad tan querida, que a veces duele, hay cosas que perduran en el tiempo, como la pobreza y la tristeza reflejada en los rostros. Por eso buscamos la belleza, el cariño, los lazos, la amistad y el culto al trabajo. No buscamos regodearnos en la parte más oscura que existe; en tiempos tan duros, queremos mostrar otro camino”, explicó Grosso. “En este trabajo, la búsqueda fue dar cuenta de esos personajes, recorrer el barrio y disfrutar, a través de la canción, de alguna fiesta popular”, agregó.