Inicio Categorías Cultura La Glorieta: música y contención en Altos de San Lorenzo

La Glorieta: música y contención en Altos de San Lorenzo

Desde hace un año, el Centro Cultural La Glorieta se convirtió en un espacio clave para el desarrollo de actividades musicales destinadas a jóvenes del barrio. El artista Néstor Gómez comparte su visión sobre las búsquedas y objetivos del espacio y da cuenta del ensamble que surgió a partir de ese proyecto cultural.

El Ensamble de La Glorieta

El Centro Cultural La Glorieta es un espacio sin fines de lucro destinado a la comunidad y las infancias del barrio Puente de Fierro, en Altos de San Lorenzo, donde se dictan clases de música y se promueve el desarrollo de actividades culturales. “Se trata de un Centro Cultural coordinado por mi compañera María Mollón, desde donde proyectamos la idea de ofrecer clases de música de manera gratuita para los habitantes de Altos de San Lorenzo y sus alrededores”, contó el músico Néstor Gómez.

“Hace poco más de un año, María convocó a una serie de docentes que se entusiasmaron con el proyecto musical que apela a la creatividad, la inclusión y la educación. A partir de esa iniciativa, se sumaron destacados académicos como Pablo Bilyk y Lía Gómez, docentes de la universidad que no solo colaboran, sino que también gestionan. De este modo, se armó un equipo de trabajo maravilloso. Además, desde que iniciamos el proyecto, hemos recibido distintas donaciones. Por ejemplo, en La Glorieta se encuentra el último piano de Silvia Malbrán, una increíble docente de la universidad; Horacio López donó tambores, y así fueron apareciendo instrumentos muy valiosos para la tarea que están desarrollando con los chicos del barrio”, explicó el guitarrista, compositor, arreglador y docente de la ciudad.

“Estamos muy contentos de que estas cosas empiecen a ocurrir en el barrio, en Puente de Fierro, donde realmente no había nada que estuviera referido específicamente a la cultura”, comentó sobre el espacio donde el sábado se celebró la primavera. “De a poco van apareciendo los resultados (...) De hecho, en el marco de los festejos por el Día de la Primavera, los alumnos del espacio realizaron una muestra presentando el trabajo realizado en los talleres de guitarra, iniciación al lenguaje musical y coro infantil”, sumó en diálogo con Cacodelphia.

La Glorieta Ensamble

Néstor Gómez es uno de los más importantes guitarristas de nuestro país, referente como docente, ejecutante, compositor y arreglador: participó de Alfombra Mágica (junto a Quique Sinessi), a La Manija y a la Orquesta de Música Popular de Cámara Los Amigos de Chango (ambos conjuntos creados por el Chango, de éste último es el arreglador), Cuartoelemento, La Argenta Big Band (como director) y de Anacruza XX, el mítico grupo de José Luis Castiñeira de Dios. Recientemente, en el marco del centro cultural, se creó La Glorieta Ensamble, un conjunto musical a partir del cual se proyecta la música popular hacia otros horizontes sonoros.

“A partir de esa idea surgió la necesidad de formar un conjunto con músicos platenses, con quienes comenzamos a tocar los arreglos que escribimos con el Chango Farías Gómez para el grupo Los Amigos del Chango. Enfocado en esta nueva agrupación, con la que ensayamos en La Glorieta, además, estoy escribiendo arreglos nuevos que ya hemos estado tocando”, contó el músico.

El proyecto hizo su estreno en el Café del Teatro Metro, como parte del ciclo ‘El Molino de Pimienta’, organizado por Sergio Marelli. Y, en septiembre , volvió a presentarse junto a Chicho Lucena, Ana Archetti, Mariel Barreña y Víctor Simón, un destacado pianista de música popular, descendiente de los históricos hermanos Simón.

“Con el deseo de volver a hacer música juntos, María y yo decidimos formar un grupo. Así, me vino a la mente la idea de reflotar los arreglos que solíamos tocar con ‘Los Amigos del Chango’. Convocamos a algunos músicos conocidos, y la mayoría se mostró entusiasmado con la propuesta. De este modo, comenzamos a ensayar todos los martes en La Glorieta”, detalló Gómez.

Influencias y deseos

La influencia del Chango Farías Gómez en el ensamble es evidente y se manifiesta a partir de los arreglos, así como en la forma de crear y compartir la música. El legado musical del músico, fallecido en agosto de 2011, inspira toda la propuesta que se basa en la fusión de géneros y en la exploración de nuevas sonoridades. ‘La música del Chango, para mí, es como una universidad’, dijo el músico.

Juan Enrique “Chango” Farías Gómez fue compositor, arreglador e intérprete. Es considerado uno de los padres de la renovación en la música argentina de raíz folklórica. Integró grupos como Huanca Huá, Grupo Vocal Argentino, un trío con Kelo Palacios y Dino Saluzzi, MPA (Músicos Populares Argentinos), La Manija y la Orquesta Popular de Cámara Los amigos del Chango.

“El primer disco que conocí del Chango fue Contraflor al resto, que grabó con su hermana Marian y Manolo Juárez, y que me compré a los 18 años. A partir de ahí, me convertí en un estudiante de su música, de manera que cuando lo conocí y comenzamos a trabajar, fue como si hubiéramos tocado juntos toda la vida, porque a su música la venía escuchando y estudiando desde hacía muchos años”, expuso el guitarrista.

“Vengo de los Juárez, una familia santiagueña, y me formé en la música clásica, en el jazz y en otras tradiciones, pero la música tradicional santiagueña es la que realmente pasa por mis venas. Cuando escuché al Chango, percibí la conjunción de todas las músicas que a mí me gustan, expresadas en un lenguaje muy específico que me identifica. Por eso digo que todo lo que hago tiene una influencia del 99 por ciento del Chango Farías Gómez”, agregó. 

“Desde la muerte del Chango, mi objetivo ha sido seguir desarrollando ese lenguaje que él expresó a lo largo de su vida musical, porque entiendo que sus ideas poseen un alto contenido cultural, ya que fue un gran sintetizador, al igual que su padre, ‘El Tata’ Farías Gómez. Todo eso viaja a través de su música. Es curioso, porque el Chango no escribía música; era un talentosísimo músico, pero fundamentalmente un ideólogo y un sintetizador de muchas corrientes culturales que se manifestaron en cada uno de sus proyectos. Desde pequeño, además de chacareras, escuchó a The Mills Brothers, a Rabel y a Claude Debussy. Y lo que hizo fue una síntesis de todo eso que terminó convirtiéndose en un lenguaje nuevo, representativo de los argentinos a través de las distintas décadas,” añade Gómez.

“En la casa donde nació el Chango se respiraba cultura; por algo fue lo que fue. Además de su talento, indudablemente recibió la influencia de sus padres, dos personas muy cultas y conscientes de su ser argentino. Porque no es lo mismo ser culto que ser un argentino culto. El Chango absorbió todo eso, y esa es la esencia que transmitía en su trabajo cotidiano, en el que había una idea y una ideología bien clara”, suma.

En dialogo con Cacodelphia, el músico contó cómo conoció al Chango Farías Gómez una noche en la peña del Colorado y aprovechó la oportunidad para preguntar sobre el sistema multipulso, que venía estudiando desde hacía años. “Él había ido a ver a Cuartoelemento y fue el momento perfecto para indagar sobre ese enfoque musical que a muchos estudiantes les cuesta comprender y que era notablemente nuevo también en Santiago del Estero”, recordó.

Gómez explicó que el sistema multipulso que el Chango creó surgió de su intuición, la cual le permitió conectar elementos preexistentes en la música. “Observó la relación de pulso entre la vidala, la zamba y la chacarera, y comenzó a traducir eso en su música (...) todas las composiciones que elaboramos para ‘Los Amigos del Chango’ tienen esa matriz multipulso, que es algo muy potente. Cuando lo enseño, se percibe como algo novedoso y complejo, pero al lograr traducirlo en la música, quien escucha lo siente a pleno. Esa matriz multipulso es la herramienta que encontró para su creación, y no sé si proviene de su mente o si se le reveló, pero se manifiesta en toda su obra como una concepción que le llegó de algún lado, la cual otros estudiantes de su música hemos sistematizado”, remoró.

Finalmente, el músico y docente compartió su visión sobre la creación musical: “Cuando escribo música, no lo tomo como un desafío, sino como una meditación. Intento escuchar la música en mi interior, y el desafío consiste en traducir de forma eficiente esa música que suena. Al proponerme escribir un arreglo, trato de escucharlo y luego intento traducirlo. Esa es la tarea del arreglador: expresar en la partitura lo más fielmente posible aquello que antes resonó en su corazón".

Artículo anterior“Nos enfocamos en lo que subyace bajo el relato edulcorado que hemos escuchado sobre la Conquista de América”
Artículo siguienteSe presentó el libro póstumo de Rafael Amor: "El calesitero cósmico… y otros cuentos"