En el marco del aniversario de la profesión, la figura disruptiva del ex juez Mario Juliano toma fuerza como referencia para las nuevas generaciones.
“Cuando comencé a estudiar no había redes sociales, no estábamos conectados de la misma manera que hoy, y quizás no podías tener acceso a cosas que hoy son muy sencillas de encontrar. Cuando di mis primeros pasos en la carrera me fui encontrando que la abogacía no necesariamente estaba atravesada por una idea de compromiso social”, describe Fernando Gauna Alsina, Director Ejecutivo de la Asociación Pensamiento Penal (APP), sobre sus inicios como estudiante de derecho.
Mario Juliano fue juez en el Tribunal en lo Criminal 1 de Necochea, estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires y después en Mar del Plata. Comenzó su carrera siendo laboralista, y se destacó como fundador de APP. Falleció en octubre de 2020, a pesar de su pérdida fue una figura disruptiva que dejó un legado e influyó en las nuevas generaciones.
En ese sentido, el entrevistado comenta que “me fui encontrando con muchos espacios donde me iba relacionando en laboral y el Poder Judicial en gran medida tenía miradas muy conservadoras, muy restrictivas de derechos y me di cuenta que era un poco lo usual y no se encontraban excepciones como Mario, que me marcó más que cualquier facultad o profesor”.
“El primer día que lo conocí fue en un viaje que él me pidió que lo acompañara a Catamarca. En ese entonces también estaba bastante desilusionado de la abogacía. Me llevó a encontrarme con unos jueces que compartían nuestra mirada, que tenían mucha iniciativa, donde el discurso público sobre el derecho y la seguridad estaba muy atravesado por una mirada siempre restrictiva. Cuando terminamos la reunión recuerdo que me miró y me dijo ‘¿viste que no estamos solos?’ Me acuerdo de eso, pero muy marcado”, recuerda Alsina.
Sobre la labor judicial de Juliano, como referente, destaca que "fue una persona que jugó todos los partidos, como juez, como militante, como académico, es muy difícil catalogarlo y decir fue esto y no lo otro. Los puntos flojos del Código Penal, Mario, los resolvió todos. No hubo nada donde él no haya retrocedido, donde se haya sentido con presión, y que no lo haya resuelto como uno esperaba. Era un tipo coherente, lo que decía, y promovía después lo terminaba haciendo en la función judicial”.
Por último, reflexiona que “los abogados solemos formarnos con la idea que tenemos que aplicar rigurosamente la ley, existe también algo que vamos aprendiendo en el trabajo cotidiano de que las cosas se resuelven a través de los expedientes y eso a veces nos impide ver un poquito la realidad social”.