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"Muchas de esas canciones me acercan al litoral, porque soy de ahí y porque mi impronta viene de ahí"

La música misionera Flor Bobadilla Oliva editó el año pasado su primer disco solista, acaba de ganar un Premio Gardel y en julio reestrena la obra teatral que escribió y protagoniza. El próximo 13 de julio se presenta en la ciudad junto al Chango Spasiuk. Y el 19 en Berisso junto al Dúo Bote.


Florencia Bobadilla Oliva es considerada una de las jóvenes voces femeninas más profundas de estos tiempos. Lleva adelante muchos proyectos y no le escapa dijo a ningún “convite” de músicos amigos. En ese sentido, “los clásicos del género de mi tierra, de alguna manera son los que unifican todos esos proyectos en los que estoy comprometida. Y es que soy muy de volver a los clásicos, que entiendo como postales históricas”, explica la artista misionera.

“Uno no tiene perspectiva de lo que va generando, ya que a medida que vas haciendo se va creando una rueda de creatividad que te impulsa hacia adelante (...) No tengo nada premeditado y muchas veces lo que tengo premeditado cambia en el camino, porque no hay una meta, no hay donde llegar”, señala en diálogo con Cacodelphia.

Todos estos proyectos que forman parte de un gran tejido, comenzaron en Buenos Aires, de ahí en adelante pasaron muchas cosas”, dice la artista y explicó que Buenos Aires, no deja de ser un puerto que recibe y un buen lugar de donde partir. “No todo el mundo puede estar en una ciudad que te empuja o te hunde. Esa ciudad es la que me recibió en un montón de aspectos y ha sido para mí un buen punto de partida. Hoy estamos acá, no sé donde estaremos mañana. Por supuesto, que para que pase todo eso que paso, primeramente hubo una preparación que comenzó mucho tiempo antes de mi llegada a la gran ciudad”, expresa la cantora, pianista, compositora y actriz misionera, que además de su proyecto solista, integra el grupo Flamamé, el Dúo Bote, junto a Abel Tesoriere y conforma otro dúo con Ignacio “Nacho” Amil.

“A la historia la podes abordar a través del Manual Santillana o bien a partir de la canción del pueblo, del poeta, del juglar, que nos cuenta otra forma de la historia. Entonces, la tarea es recomponer esos decires y traerlos a este tiempo, para reveer y recordar. Por eso vuelvo a los clásicos, no por algo que este en el oído y nada más y mucho menos por una cuestión efectista, es justamente para recordar, re escuchar y revisar esas canciones con completa conciencia”, opina.

"busco volver a los clásicos, a las pausas, a las introducciones, para que entre palabra y palabra, haya un poco de silencio"

“En definitiva, todas esas composiciones están hablando de los mismos temas que tienen que ver con migrar, con el irse, con la aventura y el redescubrirse, el amor, el trabajo y las formas de trabajo. Muchas de esas canciones me acercan al litoral, porque soy de ahí y porque mi impronta viene de ahí y se posiciona en ese lugar. Pero debo decir que supe aprender y tomar algo de todos los lugares por donde anduve”, dice la artista que nació en Posadas (Misiones), vivió un tiempo en Córdoba y desde 2010 se encuentra radicada en Buenos Aires. “La estrategia de hoy es el ruido, por eso busco volver a los clásicos, a las pausas, a las introducciones, para que entre palabra y palabra, haya un poco de silencio”, subraya.

Solita mi alma

Bobadilla Oliva nació en Misiones en 1987, "en una ciudad que suena" -dice- y en donde la música comenzó a llegarle a partir de la escucha atenta de los arreglos que su padre en su casa hacía para el grupo En armonía. “Yo soy de Misiones, nací en Posadas, una ciudad que suena, que ya per ce tiene una sonoridad y una musicalidad, un paisaje natural y muchas riquezas en muchos aspectos”, cuenta.

Mi formación tiene que ver con los sonidos de mi tierra, con la escuela de música, con los coros, y con mi padre que tiene un grupo vocal y es el arreglador y guitarrista de ese grupo. De ahí viene la cosa. Después me fui a Córdoba y me puse a estudiar fonoaudiología, composición musical, me enamore de la actuación y comencé actuar”, dice Bobadilla, que hacia fines del año pasado presentó “Solita mi alma”, su primer disco solista.


Se trata de un proyecto que comenzó en el 2018, que se transformó en disco el año pasado y que es hoy mi plan de base”, detalla la artista sobre el disco editado por Yunta Records. Un álbum de “músicas folklóricas de selva y puerto”, según define al trabajo por el cual recibió el año pasado, el Premio Mercedes Sosa, como mejor álbum de folklore alternativo.

“En este trabajo pude enfocarme en ciertas temáticas, ciertas formas y probar cuestiones tímbricas, que no había tenido la posibilidad de trabajar en otros proyectos, porque cada uno de ellos, tiene sus cercos para jugar, sus libertades y sus estructuras. En ese marco ‘Solita mi alma’, es el proyecto que me permite sentarme al piano, salir sola y caminar hacia lo ecléctico, ir al borde y aprender a ubicar esas necesidades y acompañarme”, cuento.

Encaramos este disco con la idea de probar, de pasar por un par de lugares y lo hicimos sabiendo que cuando trabajas sola, todo se hace más arduo o más lento”, explica la cantora, que ya tiene dos discos editados con el ‘Dúo bote’, (“Ysyry” y “Aromas del Tiempo” con el que gano este año un premio Gardel), otros dos con Ignacio Amil (“Cipsela” y “He de morir de cosas así”, editado recientemente) y “Flamame”, el trabajo que registro junto con Noelia Sinkunas, Milagros Caliva y Belén López. Además, en 2017 la cantante posadeña, grabó en vivo “Turpial” junto al músico, cuatrista y docente colombiano David Bedoya y en 2019, “Aterrados y orgullosos”, también en vivo, con Lucho Guedes.


Extranjera lenta

La multifacética artista misionera junto a René Guerra escribió “Extranjera lenta”, un unipersonal estrenado el año pasado y que el próximo 3 de julio regresa a escena en el marco del ciclo “Más teatro”, que con entrada libre y gratuita se desarrolla en la Sala Hugo Arana de la Fundación Sagai.

“Se trata de una obra que comienza con un personaje, la ultima sobreviviente que queda de una comunidad, que dando una charla acerca de los mecanismos de usurpación y las lógicas civilizatorias instaladas en su territorio, de repente se da cuenta que no lo entienden y la charla, entonces, gira hacia la importancia del idioma”, dice Bobadilla. “A partir de la obra, entonces, buscamos revisar eso que paso hace apenas cien años y que todavía el cuerpo siente y da cuenta de los resabios de esas dictaduras largas y esa historia de comunicarse de manera encriptada. No soy parte de la comunidad, pero mi historia está atravesada por eso y siento que puedo colaborar a contar ciertas historias, o por lo menos plantear el escenario, para que esos huecos queden vacios y haciendo eco”, expone.

Mi formación tiene que ver con una escuela humanística, donde desde chica estudiamos muchos idiomas. Ese estudio me enseñó a escuchar de otro modo e abarcar otros repertorios, así me fui encontrando con la canción en griego y con el guaraní, que siempre estuvo cerca, aunque nunca se hablo en casa, porque había como una especie de vergüenza. En ese sentido la tarea fue estudiar ese idioma, que era como una cosa escondida y que a mí se me presento primero a través de la canción y desde entonces me aparece de otros modos”, manifiesta..

Ley de cupo

La Ley de cupo femenino fue sancionada en noviembre de 2019 y fue creada para mejorar la perspectiva de género en los escenarios de las músicas mujeres, personas con identidad de género autopercibida y diversidades que forman parte de la actividad musical nacional. “No he participado en festivales grandes que suelen ser los lugares más complicados en estos aspectos, pero entiendo que las mujeres en el ámbito de raíz folklórica en general, todavía no tienen garantizado su espacio y no porque estén en inferioridad de condiciones, sino porque todavía hay quienes entienden que el lugar de la mujer en la sociedad es solo el de gestar”, revela Bobadilla.

“Siempre recuerdo una charla en donde Paula Maffia, que es una gran referente en muchos aspectos, porque es una gran música y una mujer muy inteligente y generosa, decía que nadie puede enorgullecerse por haber logrado el cupo de mujeres en los escenarios”, recuerda. “Dicho esto, digo también, que no se cumple la ley de cupo y que la idea no es sacarle nada a nadie, es buscar una paridad que se exprese arriba de escenario y también en los distintos afiches de los eventos, donde solo aparecen los hombres y estoy hablando de festivales organizados por las secretarías de cultura de distintos municipios”, denuncia la cantora.

“Por eso a pesar de los avances que hubo, ciento que no se ha roto nada y tampoco la idea es romper nada, si bien todo el sistema en el que vivimos es romper, quebrar, e interponerse a un otro. Nosotras estamos haciendo un trabajo más fino que es entrar como el agua del rio que entra y entra y los que somos de rio sabemos que cuando el agua empieza a entrar, eso no tiene fin, y no rompe, levanta de base. Ese es el trabajo que viene haciendo el feminismo desde hace muchos años”, dice Bobadilla. “Estamos en esa construcción que no es sencilla, pero estamos vivas y mientras estemos vivas, seguiremos trabajando para que haya oportunidades para todos, porque ninguno le quiere sacar nada a nadie”, agrega.

Agenda

El 13 de julio la cantora y compositora, compartirá con el Chango Spasiuk, el escenario del Teatro de Cámara de City Bell, donde el músico misionero presenta “Enramada”, un espectáculo de lecturas, música en vivo y canciones. Y el 19 del mismo mes, se presenta junto al Dúo Bote, que conforma junto con el guitarrista Abel Tesoriere. En el Bar Raíces del Dawson (Berisso) presentarán “Aromas del tiempo”, su segundo material de estudio que obtuvo este año el Premio Gardel como mejor disco de chamamé.

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