Un equipo de investigación de Misiones tuvo éxito en la obtención de materiales genéticos que poseen características destacadas para la producción de la planta. Un cultivo que promete crecimiento en sus indices de exportación.
“El té es la bebida que más se consume el mundo después del agua y la tendencia es creciente. Es 100% natural, también se convirtió en un punto de encuentro de los hábitos de numerosas comunidades”, distingue Cora Gornitzky, comunicadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El INTA Cerro Azul de la provincia de Misiones trabajó a lo largo de 65 años, y gracias al programa de mejoramiento genético de té del INTA, en el desarrollo de 24 cultivares de alto rendimiento. La producción gourmet es una alternativa incipiente en cuanto a volumen económico y cantidad de productores.
En charla con Los Mundos Posibles, Gornitsky recuerda que “tiene su origen en Oriente, era valorado por su efecto de bienestar, por propiedades medicinales. Mas tarde se lo consideró un elemento de lujo y distinción, llegando a ser identificado como un factor de buen gusto y refinamiento”.
“En la actualidad las Naciones Unidas resaltan que la producción y elaboración de té contribuye a la lucha contra el hambre, a la reducción de la extrema pobreza, al uso sostenible de ecosistemas terrestres”, explica la comunicadora.
Al cierre de esta charla, Gornitsky amplía que “cambió esa idea del té lujoso, desempeña un papel muy importante en desarrollo rural, en la seguridad alimentaria, sobre todos los países en vías de crecimiento porque es un de los cultivos comerciales más importantes”.
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