Le puso voz al deseo y la opresión que sufrían las mujeres a mediados del siglo pasado. Vida y obra de una autora olvidada por el canon de la literatura argentina.
“De su nombre nos va a costar encontrar una referencia y no solamente una referencia sino que incluso nos va a encontrar la cadena donde se engancha esta mujer. Es ese tipo de autores que estaban en esa zona bastante tumultuosa de los 60 y de la vanguardia de la época”, introduce Matías Esteban sobre Celia Paschero (1928-2006), poetisa, novelista y traductora argentina.
Las publicaciones de Paschero no fueron muchas y tampoco tuvo un impacto profundo en el mundo de las letras, sin embargo, con el paso de los años se empezó a rescatar su obra y en 2021 se volvieron a reeditar sus libros.
“Es una autora que no tiene muchos libros escritos. De hecho, solamente ha publicado dos libros, publicó un libro de poesía llamado Muchacha en la ciudad y una novela llamada La salamandra, luego no se conocen muchas cosas más de ella”, explica Esteban, y agrega: “Se conocen algunos datos al pasar. Nació y vivió un poco tiempo en Entre Ríos, estudió Letras, se licenció y fue profesora universitaria de la cátedra Introducción a la Literatura en la UBA, hasta la llegada de Onganía. Ahí se retira de la educación y se dedica a la traducción en el Instituto de Literatura Inglesa y Norteamericana, también tradujo para revista Sur y la editorial Kier”.
Sobre La salamandra (1963), el columnista describe que “la tapa es bastante extraña para la época, son seis círculos amarillos que retratan el rostro de la autora en distintos perfiles y en el centro hay una figura roja de una salamandra en el fuego”, y destaca: “El texto está escrito en primera persona, pero ella dice: no porque yo haya dado mi nombre y apellido al yo de esta narración, los lectores tienen derecho a suponer que sus páginas son autobiográficas o que sus personajes son retratos exactos de personas vivientes”.
En la introducción de La salamandra, ella misma se presenta de la siguiente manera: "Celia Paschero es un conveniente y cómodo muñeco de ventrílocuo y nada más".
“La salamandra cuenta vivencias de la vida mundana de una mujer sola en la ciudad de Buenos Aires, que está en contacto constante con amigas y distintos tipos de afectos y amistades que andan por ahí”, cuenta Esteban y completa: “En estos encuentros que mantiene con sus amigas, constantemente se encuentran para contarse vivencias de violencia, de celos que terminan con la muerte, de erotismo conyugal, de ciertas búsquedas de placer dentro del matrimonio, de divorcio”.
A modo de cierre, Esteban dice que “todo está contando de manera fragmentaria, el lector tiene que recuperar el hilo de cada historia, que se mezcla con otras historias, porque la narradora tiene otro tipo de búsqueda como búsquedas espirituales o búsqueda de razones para qué escribir”.
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