Manuel Bertoldi, de la Federación Rural para la Producción y el Arraigo, advierte que "el sector está en una situación de crisis muy profunda", y que "muchos pequeños productores van a abandonar la actividad este año".
Los pequeños productores del país, especialmente los del cordón frutihortícola de La Plata, atraviesan una situación de crisis generada por el aumento de precios en los insumos del rubro, los crecientes índices de inflación y la falta de políticas públicas nacionales para el sector. A esto se suman los efectos del cambio climático. Las inundaciones en la región bonaerense que tuvieron lugar en marzo y conllevaron la pérdida de plantaciones e invernaderos y el cierre del Instituto Nacional de Agricultura Familiar, un organismo pensado para intervenir en el diseño e implementación de políticas que fomenten el desarrollo económico de diversos sectores agroproductivos vinculados a la agricultura familiar, campesina e indígena y a la pesca artesanal.
"En estos años, se ha hegemonizado al sector agropecuario y se ha logrado consolidar al modelo que denominamos ´agronegocio´, donde se orienta la producción agropecuaria a los commodities. Argentina tiene la potencialidad de producir alimentos para 400 millones de personas, pero hoy no se producen alimentos, se produce soja -principalmente- que se vende el grano hacia el mercado exterior. Un país que puede producir muchos alimentos hoy produce esto que funciona como un lugar de renta extraordinaria para capitales concentrados y que luego se ponen en la especulación financiera y el mercado inmobiliario", explica Manuel Bertoldi, ingeniero agrónomo y referente de la Federación Rural para la Producción y el Arraigo.
"El sector está en una situación de crisis muy profunda. Hay muchos pequeños productores que van a abandonar la actividad este año. Y esto va a repercutir en la producción y se va a consolidar la concentración productiva. Eso ya pasa en los tambos", plantea Bertoldi en diálogo con Falsa modestia. Este panorama también impactaría en los consumidores, ante el aumento de precios e incluso el desabastecimiento.
Además, agrega el ingeniero, desde organizaciones como el Instituto de Investigación Social Tricontinental se están estudiando los vínculos existentes entre el agronegocio y el narcotráfico: "Hay puentes directos entre esos dos mundos. Rosario es un lugar donde eso se concentra ya está confluyendo".
Sobre los programas gubernamentales de los últimos años para el sector, señala que "el 80% de la política era funcional al agronegocio, solo un 15 o 20% estaba orientado a políticas de la agricultura familiar. Hay organizaciones que estamos trabajando para proteger a los pequeños productores y los campesinos de Argentina". Estas organizaciones buscan articular para desarrollar estrategias de formación, comercialización e industrialización. Uno de los ejemplos es el desarrollo de maquinarias a pequeña escala: "Toda la maquinaria es para territorios de 500 hectáreas para arriba, entonces nuestros compañeros terminan trabajando a mano".
La semana pasada se registró en el AMBA una "tormenta supercelda" con la caída de más de 110 milímetros de agua en pocas horas que provocó la pérdida de plantines y cosechas, el anegamiento de tierras y la destrucción de invernaderos de cultivo. "El presidente niega el cambio climático, pero el cambio climático es una realidad y afecta a la producción agropecuaria", remarca Bertoldi. Y agrega que "hay cambio en el ciclo pluvial en la región que ha producido fuertes inundaciones que afectó al cordón frutihortícola de La Plata. Ya es un sector que viene muy golpeado".
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