El ex secretario de DDHH de Rio Negro relata cómo fue su experiencia en Brasil, escapando de la dictadura. Es testigo clave en la causa "Comisaría 8va", que juzga a militares, policías y civiles acusados por delitos de lesa humanidad.
“Llegas a otro país en una situación complicada, después de secuestro, de prisión, de inseguridad total, y no hablas el idioma, no tenes referencia, hay que empezar de cero la vida. El exilio es muy doloroso, muy difícil de explicar para quienes no lo vivieron”, reflexiona Néstor Busso en Los Mundos Posibles.
Busso, ex Secretario de Derechos Humanos de la provincia de Río Negro y también presidió el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), introduce el concepto de ‘des-exilio’ y explica que no resulta fácil volver después de muchos años a un país diferente: "Cuando volvimos en el año 83 era culturalmente muy distinto al del 76, incluso a las cosas de la vida cotidiana, después de siete años uno se acostumbra al consumo de determinadas cosas y productos, conoces un país cuando entras al supermercado”.
Hoy se encuentra testificando en el marco del juicio "Comisaría 8va", que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, en una causa que investiga a 16 ex militares, ex policías y dos civiles, acusados por privación ilegítima de la libertad, tortura, abuso sexual y homicidio.
“Declaré por sexta vez, la primera fue una presentación ante la de CONADEP y la primera declaración en un tribunal fue en el juicio a los Comandantes en la Cámara Federal de la ciudad de Buenos Aires, ahí fuimos con mucho miedo. Los milicos todavía tenían mucho poder y no sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar”, recuerda Busso.
En tiempos donde proliferan discursos negacionistas y ataques políticos, consultado sobre qué hará el Gobierno durante la jornada del 24 de marzo, sostiene que “son capaces de cualquier cosa, pero creo que la marcha va a ser impresionante y espero que (ellos) no hagan nada, debería repudiar el golpe, pero no eso no lo van a hacer, es muy probable que alguna bestialidad digan”.
“Creo que Milei tiene claro que además de la económica hay una batalla cultural, él es un fundamentalista irracional que actúa en función de ese fanatismo”, concluye al cierre de esta entrevista,
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