La casa

por Bárbara Sapere

A la casa no le importa quién está y quién no vuelve. Refugio terco y estoico para quienes 

Burbuja espacio temporal. 

Veranos de siestas eternas, sonidos que sólo se huelen aquí.

El ronroneo de la vieja Siam en la cocina. 

Entra el olor del puerto, sale el del café recién hecho.

Llovizna apenas, los perros ladran lejos y los pájaros se ríen muy cerca. 

El reloj funciona perfecto, pero el tiempo está detenido.

A la casa no le importa quién está y quién no vuelve. 

Otros pájaros, otros veranos, otra gente.

La misma casa.

Refugio terco y estoico para quienes heredan sus llaves.

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