por Emma Yorio

¿Quién me manda a decirle qué sí a la Lita Beloso? ¡La puta madre! Venirme pal sur. Espero que no haya quedado ninguno de los buchones esos. Lo único que me falta, yo, salir en Crónica, rojo. ¡Último momento! ¡Ja! Con el carro en la Dellepiane y Escalada. A la Cildañez la tengo de pe a pa. En los pasillos sé quien vende, quien la corta, la pasturri. Está la autopista. ¡Eso es una mierda! Re cartel. Es debajo del puente. La manzana cinco. En la esquina. Acá. Dos árboles y la reja. ¿No quedó ningún auto prendido fuego? ¡Qué raro! Este era el único lugar donde ella podía estar tranquila. El barrio. Algo de todo lo que dijo que me llevé recuerdo. No hay un alma y corre un chiflete. ¡Eh! ¡Alta casilla pegaron! Lástima que el sorete ese se zarpo con lo de nena que si no. Al rancho de al lado este le pasa el trapo. Paredes de lona y madera. Pelopincho y machimbre. Cielo raso de publicidad. Saco la caja, raspo una, uso la cabeza pa iluminar y de paso me calienta un poco ahí adentro. ¿Del colchón este qué me dijo? Toda una parte tiene mojado. ¡Lo mearon! ¡Qué hijos de puta! ¡Qué quede descansado! ¡Un encendedor! Zafé. ¡Alta lumbre! ¡Ja! ¿Esa sabana? ¿O es una tela sucia? ¡Es una mugre! Ni en pedo la meto. Las dos mantas esas las llevo. ¿Me las pidió? Van para mí. Y salen con los botines de fobal. Esto era una silla. Ni para hacer un fueguito sirve. Se escucha el ruido de la madera que choca contra la tierra seca. ¿La piba querrá los chiches estos? Ni un osito tenía. La Lita me dijo que con todo lo que le van a dar ahora, la chiquita de esto no va a querer nada. Sus ojotas las agarro, sino las quiere, las vendo ahí en la feria. ¿A ver qué son? ¡Esto no alumbra una mierda! Cartas de algún juego. ¡Este juguete qué pillo! ¡Ah! ¡Bah! Anda con pilas. ¿Y el chupete? Yo se lo guardo capaz lo pide. Una lapicera. ¡Uhm! ¿Afuera qué quedo? ¡Qué boludo! Primero me puse a ver lo de adentro será por el ofri. Sale. La mesa me entra en la carretada. En las bolsas vacías meto todas las cosas. Un rollo de papel de baño sin usar. ¿Qué hay en esta caja? ¡El mate! Este sí me lo pidió. ¡Uh, qué bueno está, joya! ¡Y la bombilla! ¡Pa chupar de lo lindo! ¡Ja! Quedose yerba, azúcar. ¡Marché! Acá hay arroz, fideos. ¿No están podridos? ¡No qué va! ¡Salen cómo piña! ¡Dan para comer alto guiso! Unas galletitas para cuando pica fuerte el bagre. Las botellas las llevo al puesto que compra vidrio. ¡Qué conchuda esta Lita! ¡No dejo acá la bolsa con los cables quemados para sacarles el cobre! ¡Los habrá cambiado por una bolsa! ¡Me re chamuyo la turra! ¡Uhm! ¿Qué es eso enganchado en la reja? ¡Un paraguas! ¡Sh! Agarralo que a alguien le puede servir. ¿Eso qué brilla ahí? Un abrelatas. ¡Para las arverjas! Una toalla. ¡Para secarte bien el orto! ¡Ja! ¡Ah, el cochecito de bebé! Está medio oxidado y la tela un poco rota, pero re sirve para manguear. ¡Guau! ¡Un cuaderno! Le puede gustar para hacer dibujitos a la peque. ¿Está ropa? La guardo toda y después descarto. ¡Hubo mucho picadito acá! Por las pelotas pinchadas entre los yuyos, digo. Se nota que estos se te tiran con los dos pies a la pierna decididos a romperte.

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