por Carlos Enrique Baz Garfias
Camino sobre una avenida muy antigua, las construcciones son del siglo XVII, hasta la gente que camina junto a mi, siento que es de otra época. Me detengo en una construcción enorme, la puerta esta abierta, decido entrar. Me recibe una enorme escalera, es muy antigua, a los lados hay diferentes cuartos.
Siento un déjá vu, veo mucha gente a mi alrededor, caminan entre los pasillos, algunos suben por la escalera, van a los cuartos que están en la parte de arriba. Un señor sale de uno de los cuartos, me mira sorprendido, no se que decir - Sr. Carlos bienvenido a su casa - ¿Cuando llego? - en el momento no se que responder pero en segundos recuerdo que es mi casa, que no es un déjá vu. Es Manuel el mayordomo que contrato mi esposa hace tiempo. Le doy un abrazo, siento que no lo he visto en años, realmente lo estimo. El se sorprende un poco pero responde a mi abrazo.
En ese momento siento el calor de mi hogar, no recuerdo cuanto tiempo no estaba, camino a uno de los cuartos, y la sensación es enorme. Veo la pequeña estancia, donde nos reunimos a tomar el café y comentar los sucesos de la época. Escucho voces, salgo y voy a la parte de atrás de las escalera. La familia esta sentada en el comedor, no se han dado cuenta que llegue. Nadie voltea a verme, en segundos desaparece. Esta en mi mente, son mis recuerdos, cuando nos reuníamos toda la familia. Salgo en busca de Manuel, lo llamo pero no recibo respuesta. Empiezo a subir por las escaleras, suavemente toco los barandales hechos de madera, con un acabado muy fino. Siento el calor de mi mujer al verla como dirigía a los carpinteros. El color de los escalones, color cereza y el brillo de los barandales. Le dio un tono de amor a mi casa. Al llegar al descanso, un cuadro grande donde estoy con mi esposa. Ella usa un vestido largo, color blanco, se ve hermosa. Yo con un traje negro, mi bastón en mano. No recuerdo cuando nos hicieron esta pintura. Un color azulado de las paredes nos acobijan.
La nostalgia me invade, los recuerdos llegan por segundos. Mis esposa corriendo de arriba hacía abajo dirigiendo todos los detalles, los hijos corriendo por los pasillos. Todos felices con su nueva casa. Se tardaron en construirla varios años pero ya es nuestra. La hicimos como la soñamos. Una escalera que impone al entrar. Echa de piedra prehispánica, con ladrillo y cemento, una combinación que nos a llenado de elogios de parte de la familia y amistades.
Llego a la terraza, donde tengo una vista formidable de los volcanes llenos de nieve. Me veo tomando un vino por la tarde en compañías de amistades. Con mi vista busco a mi familia, no veo a nadie, solamente los siento. Los vuelvo a llamar, pero mis palabras se quedan sin respuesta.
Entro a mi cuarto, es grande, tiene lo necesario, me siento en mi cama. No que a pasado con mi familia - ¿Donde están? - Me recuesto en mi cama, cierro los ojos, trato de descansar…
No se cuanto tiempo dormir, me siento extraño, me levanto y veo mi cuarto, es pequeño, solamente tengo una cama, y un mueble que hace de escritorio y comedor. Mi sueño me volvió a transportar a vidas pasadas que algún día quisiera vivir, ahora estoy solo en esta habitación en un hotel de mala reputación.
¿Cuando tendré una casa como en la de mis sueños?
Charly