por Myrna Renaud
“Mami, la gente cristiana no es la única que ora”.
En la fé de los primeros sacramentos, fuí católica por tradición social.
Luego, por rebeldia, adopté el ateísmo y practiqué el comunismo en utopías colectivas de manifestación artística.
La labor pedagógica multi e interdisciplinaria me enseñó a democratizar el espacio de comunicación.
Nació mi agnosticismo.
Soy caribeña, el espiritismo de la abuela devota a la Virgen del Carmen me encaminó a los patakís de la herencia Yoruba.
Ahí viví la filosofia budista como investigación coreográfica.
Al despojarse de su racismo al final de su vida, mami leía el Corán.