por Sergio Eduardo Brook
El amor, el temple, la esperanza, la virtud, las buenas costumbres, el dolor, la alegría, la razón y el más profundo de nuestro sentir, es quien habitan la casa, ella es dueña de nuestras almas, las peripecias de la vida de los ocupantes, son el ̈cómo habitan ̈. La vida
encontró en la casa un rincón dónde por momentos se esconde de la sociedad o se muestra sin pudor. La casa es un ente con vida que no se deprecia por tiempo y uso. La casa es la familia y la misma siempre tiene una resultante de valor a nuevo. No importa el tamaño,
chica o grande, angosta o ancha, lo importante es el latir hogareño que sentimos los humanos, donde contamos las cosas cotidianas de la vida y lo profundo de nuestros sentimientos, nadie ocupa un nidito de amor por un fin de lucro, la casa es una representación teatral de lo social, lo pequeño, lo grande y lo hermoso de la vida. Más que techos y ventanas, ante grandes tormentas, la casa ríe con el techo a dos aguas y llora con las goteras que se filtran las cuales representan un espacio de tristeza. Por sus ventanas, nos muestra el mundo y su alrededor, la luz que entra es la creación que nos impacta de lleno en nuestro corazón, los vidrios se empañan cuando la familia que la habita toca fondo en su tristeza. ¿Qué ves?, veo, veo, un lindo color, ¿Qué color es? Es el color de la salita de jardín, la plenitud de la infancia, es también la combinación de los estudios que se conjugan entre colores primarios y secundarios, pero hoy la familia se
recibió y terminó la universidad, todo una historia de vida, pasa por el hogar y se puede decir que tiene el color de la vida y su entorno.
La vivienda está en medio de la manzana, en el árbol de la significación, donde no hay una marcación catastral, ni tampoco un
tiempo, la casa vive, palpita y reina en el corazón de la familia. Es sólida, no es prefabricada, sus columnas son forjadas en su dureza maternal, la casa tiene cimientos, o bien podríamos decir que tiene sentimientos y son ellos los que le dan la base para la
altura. La casa prepara y convierte a un simple ciudadano en un experto maestro mayor de obra y el estado por lograr el título le dio el terreno, ese fue el punto de partida para que comenzara la maratón de juntar ladrillo por ladrillo hasta que llegue la final, porque
todo hombre tiene una final en la vida, donde puede salir campeón al lograr la casa propia.
La casa es un activo fijo en nuestra mente, que significa, que cuando éramos nómades y pasamos a ser sedentarios, fue el comienzo de la base para la construcción de las casas, fue cuando el hombre reconoció a Dios y edificó un futuro que se plasmó en un ladrillo
de tierra que se sembraba en la creación de nuestro creador. La casa es una prueba que el hombre cree en Dios aunque no lo sepa y no lo vea.
Firmado: Caseros
P. D: la casa, sus muros, sus ventanas, sus techos, sus colores, su belleza y su historia, son el génesis de la familia.
