por Marcos Noel Ferro
Cae la noche en la casa abandonada, el refugio para
Las almas desveladas, y los corazones arruinados, pues
Es el único lugar en donde me siento libre, donde puedo
Llorar sin que nadie me escuche, donde las horas
Pasan lentas y el tiempo se congela.
Es esa casa vieja, y abandonada mi propia mente y
Morada, el único refugio de la huida desesperada
Hacia la búsqueda de un lugar mejor, hacia la búsqueda
De un lugar sin tanta soledad.
Busco convertir esta casa abandonada en un mejor lugar,
Donde haya paz, y espacios en los que poder respirar,
Los recuerdos son prisiones efectivas, que a la mente
Contaminan, son la casa en ruinas, destruida, por
El hecho de transitar la vida, a veces sin pensar en buscar
Alguna salida.
Quisiera vender esta casa, cambiarla por una que sea feliz,
Pero no quiero que nadie viva aquí, pues me gusta recordar,
Pero no sufrir. Si tuviera una casa nueva todo sería diferente,
El mundo sonreiría al verme, encajaría entre la gente,
Pero mi mente se complica, y la casa ya no es segura.
Una mujer dijo tener la solución y me dio su casa, me prestó
Su corazón, me regaló una canción y en un instante
Desapareció. Mi casa que tan bien pintada estaba, se convirtió
En un inmundo nido de ratas, y así la fui dejando, la abandoné
Por completo, y no estoy contento por ello, ahora arrepentido
Busco quien pueda repararla.
Pobre mi casa que tan mal está, pobre mi casa que es tan
Frágil, pobre mi casa que no supe cuidarla bien. Pero yo me
Encuentro contento, porque en el tormento de una vida
Pesada, descubrí en ella el hogar que no esperaba
Encontrar.
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