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Curso de arquitectura para almas sensibles

por Martín Ernesto Troncoso

Hombres de altas miras pero ideas cortas empezaron a construir la mansión por el techo, con una cúpula enorme y onerosas torretas de vigilancia. Olvidaron agregarles paredes y piso. Antes de comenzar la construcción se vino Abajo.
Seres híper raciones de pulcros cuidados la cubrieron de columnas en exceso, fueron tantas que cuando quisieron darse cuenta, el lugar estaba dividido por muros de concretos sin conexión entre uno y otro ambiente.
Los vanidosos montaron casas puramente de cristalería y espejos, de altísima calidad. El resultado fue un desastre pues los moradores chocaban contra superficies transparentes, se veían a ellos mismos refractados de a millares aunque estuvieran en cuartos diferentes y defecar en privacidad era un incordio ya que desde la calle se podía ver al usuario montado en un retrete cristalino y algo obsceno.
Los veganos la construyeron de materiales orgánicos, fácilmente digeribles y sin daño ecológico alguno. Se la zamparon a medida que la creaban, como la choza de la bruja de Hansel y Gretel, aunque en lugar de chocolate, pero con la ventaja que en la zampada no adquirían ningún riesgo de subirse el colesterol ni los triglicéridos.
Los hubo quienes la hicieron como un laberinto, con senderos que se bifurcan y que siolo pueden atravesar con un agudo sentido de la observación, paradójicamente los ciegos.
También crearon una vivienda en forma de platillo volador. Le colocaron cuatro poderosos turbo reactores bajo la tierra. En lugar de levantar vuelo el ovni,el que se despegó fue el planeta y dependiendo las coordenadas del observador, el efecto fue parecido. Hoy sus moradores habitan en el espacio profundo en extrema soledad y temen salir al jardín pues pueden perderse en el universo y ser descomprimidos por el poder del vacío en atmósfera cero.
Los necios la montaron sobre arena y el viento se encargó de transportarla lentamente cual motor home, debiendo cambiar su numeración diariamente ya que nunca se hallaba en el mismo sitio. Los citadinos propusieron colocarla en un punto estratégico, entre shoppings y avenidas, transeúntes y clientes, con todo tipo de negocio en un margen de acción pequeño e incluso un nosocomio en la misma esquina por si cualquier accidente. Les paso lo que les sucede a aquellos que adoran semejante hormiguero y se perdieron para siempre, no importaba que tuvieran la dirección anotada en una agenda, ellos también fueron números que se disolvían entre océanos de cifras y coordenadas.
Solo los amigos, los soñadores, las familias, los que tienen sueños compartidos, saben el secreto para construir una buena casa. La mejor de todas, no importa la forma que tenga y si las puertas son de duro algarrobo o pino, ni si la marmolería es de carrara o piedra pulida.
Para levantar una morada que valga la pena vivir, simplemente hay que llenarla de buenas historias, aquellas que dan calor al alma. Entonces, por arte de magia, la casa se convierte en un hogar. Y habitarla resultará una delicia.


E-mail: martintroncoso69@gmail.com

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