El libro “Ni un solo día sin combatir” reúne el trabajo periodístico que el autor realizó en Venezuela entre 2008 y 2013.
Leandro Albani es periodista y autor de varios libros; sus crónicas fueron publicadas en diferentes medios internacionales. Actualmente escribe en el portal de noticias La Tinta. “Ni un solo día sin combatir”, editado por la Editorial Mascaró, reúne la mayoría del material que escribió entre 2008 y 2013 viviendo en Venezuela.
“Hacía bastante tiempo que tenía ganas de reunir el material que había producido estando en Venezuela, donde estuve casi seis años y desde donde viajé varias veces a Cuba, a México y a Ecuador. Se trata de un trabajo que tiene que ver con la crónica periodística, uno de los formatos del periodismo narrativo más importantes y que he tratado siempre de trabajar”, señala el autor.
Leyendo el libro “Cuando era feliz e indocumentado”, de Gabriel García Márquez, uno de los referentes de la crónica periodística en América Latina, Albani resolvió editar su propio trabajo. “Ese libro, que el periodista y escritor colombiano escribió estando en Venezuela, me impacto mucho, en parte porque lo que describe García Márquez que vivió en los años ´70 en Caracas, yo lo estaba viviendo cuarenta años después en la misma ciudad. De alguna manera el libro que hoy publicamos busca reivindicar esa manera de hacer periodismo, que hoy no tiene espacio en los medios y quienes intentamos escribir de esa manera, tenemos muchos problemas para publicar”, repasa en comunicación con Cacodelphia.
Con la figura de Chávez como faro
“Tenía ganas de mostrar ciertos procesos que tienen más de diez años, que no son tantos, pero en el caso de Venezuela, por ejemplo, parecen hoy muy lejanos, porque la figura de Chávez, que irradiaba sol para todo el continente, ya no está”, afirma. En ese sentido, Albani asegura que la imagen de Hugo Chávez ha quedado muy relegada, como también su pensamiento y su proyecto político, económico y social. “Hay una falencia muy grande de la izquierda continental, de no retomar ni estudiar, lo que impulso Chávez junto al pueblo venezolano”, señala.
“Hugo Chávez fue un hombre que dejo la vida por los condenados de este continente, por eso es muy llamativo que no esté presente en este tiempo, que no se hable del Plan de la Patria, ni de toda esa cantidad de proyectos que impulso, como los proyectos comunales, que fue lo más potente y uno de los más increíbles que dejo como legado”, describe. “Sin embargo, pareciera que hay como una necesidad urgente de borrar el legado de Hugo Chávez y eso no deja de parecerme, al menos, muy curioso, porque hablamos de un pensador latinoamericano, de un gran latinoamericanista como Bolívar, Martí y Fidel, que generó discusiones dentro y fuera de Venezuela”, agrega.
Hugo Chávez Frías (Sabaneta de Barinas, 1954 - Caracas, 2013) fue un militar y político venezolano que a partir del rotundo triunfo electoral de 1999, presidió Venezuela por la vía institucional, hasta su fallecimiento el 5 de marzo de 2013. En esos años su influencia trascendió las fronteras de su país al impulsar la unidad latinoamericana, “pero no como una consigna, sino desde la barricada hasta la creación de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), un organismo de integración ideado e impulsado por el Comandante”.
Albani tuvo oportunidad de viajar por el oriente venezolano, tierra de pescadores y de gente humilde que defiende el proyecto chavista, y por los llanos de Barinas, la zona ubicada al pie de la cordillera andina, donde nació el expresidente. “Cuando estuve en los llanos, hablando con gente del movimiento campesino, me decían que su lucha venia de antes de Chávez, pero que con el Comandante habían encontrado un líder que apoyo y sostuvo sus diferentes proyectos. Ese chavismo original, ese chavismo duro, como también lo llaman, es anterior a Chávez y tiene que ver con la lucha de clases, con la historia profunda de Venezuela, con la resistencia del pueblo venezolano ante la cuarta república, frente al saqueo al que los llevo Estados Unidos robándoles el petróleo y destruyendo de ese modo junto con la clase burguesa de Venezuela, toda la estructura productiva del país”, repasa.
“El movimiento popular, nacionalista, revolucionario y anticapitalista que encabezó Hugo Chávez, llego a desarmar cien años de capitalismo voraz en Venezuela y esa revolución no fue una consigna, fue real y además fue muy importante para el resto del continente”, expresa. “Muchos de esos hombres y mujeres que fueron parte de esa lucha recuerdan al comandante con mucho amor y mucho cariño, pero también en la práctica. Por eso, insisto, me asombra mucho que la izquierda de este continente a toda esa praxis la haya dejado de lado, con todas las discusiones, contradicciones, aciertos y errores que pudo haber tenido”, agrega.
Los medios en Venezuela
Las diferentes crónicas y reportajes reunidos en “Ni un solo día sin combatir” fueron publicados por el autor en “Diario de Urgencia”, “Resumen Latinoamericano”, en las revistas “Sudestada” y “Prosarabiosa”, en la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) y en el portal Marcha. “En este libro intente mantener la línea cronológica en la que fueron publicado los diferentes artículos”, expresa el autor.
“En la etapa que cubre el libro los medios privados de Venezuela publicaban mentiras las 24 horas del día y estaban en una guerra abierta contra el gobierno de Chávez, quien sin embargo, nunca planteó estatizarlos o expropiarlos como sucedió en Cuba, luego del triunfo de la Revolución. En ese marco crecieron mucho los medios públicos y alternativos, quienes informaban y mostraban la realidad que los medios privados escondían. Esa comunicación mercenaria que viví en Venezuela, tiempo después volví a percibirla en Argentina, donde a partir de operaciones políticas, los medios tuvieron un comportamiento calcado”, manifiesta.
“Hugo Chávez siempre tuvo muy en claro la importancia de la comunicación, porque él mismo comunicaba todo el tiempo, era como una especie de agencia de noticias, que caminaba, hablaba, e informaba. Buscando, entonces, romper el monopolio mediático de las grandes cadenas, reforzó, los medios públicos y los alternativos. Creó Telesur, un canal de televisión pensado para difundir las noticias del continente, que más allá de que ha tenido golpes y que hoy no esté atravesando su mejor momento, es un proyecto interesantísimo, donde se puede ver aquellas cosas que los grandes medios ocultan”, opina.
“Más allá de los distintos proyectos comunicacionales, el desafío, sigue siendo cómo comunicar, sobre todo en estos tiempos de tanta vorágine informativa y de redes sociales que tienen un peso muy grande”, expresó Albani. “En ese sentido –agrega- lo mejor siempre es arriesgarse y ser lo más creativo posible, ser crítico y autocrítico e informar con la verdad. Haroldo Conti, respondiendo sobre el compromiso que debía tener un escritor de izquierda, en los años ’60, aseguró que había que escribir más lindo que el enemigo. Y esa enseñanza hoy la tenemos que tener muy presente. Porque quienes apostamos por este periodismo, no solo tenemos que contar lo que no se cuenta, sino que tenemos que contarlo bien”.
Leandro Albani es autor de “Kurdistán. Crónicas insurgentes”, (junto a Alejandro Haddad); “Revolución en Kurdistán. La otra guerra contra el estado Islámico”; “ISIS. El ejercito del terror”; “Mujeres de Kurdistán. La revolución de las hijas del sol” (junto a Roma Vaquero Díaz); y “No fue un motín. Crónica de la masacre de Pergamino”. Es colaborador del portal La Tinta y como corresponsal, realizó coberturas en Venezuela, Bolivia, México, Cuba, Ecuador, España, Bélgica, Irán y Bashur (Kurdistán iraquí).
Cuba una realidad costosa
Desde Cuba, Albani, cuenta los festejos por los 50 años del triunfo de la Revolución y del ataque y la propaganda constante desde entonces, contra el gobierno de Fidel Castro, repasa la historia de Prensa Latina y va detrás de los pasos de Hemingway. Además, da cuenta de la historia de “Los Cinco” y del doble rasero del Gobierno de Estados Unidos en su llamada lucha contra el terrorismo. “Haber ido a Cuba varias veces, me ayudo para contar, sin perder las emociones, cómo se vive en la isla. El pueblo cubano es, tal vez, uno de los pueblos más cálidos del mundo que rápidamente te hace sentir parte de su familia”, dice.
“Desde enero de 1959, Cuba atravesó, lucha clandestina, sabotajes, bloqueo económico y asedio continuo por Estados Unidos, crisis de los misiles, planes de magnicidio contra Fidel y el periodo especial luego de la caída de la URSS. Además, de invasiones militares, actos terroristas, operaciones psicológicas, guerras biológicas y climáticas, agresiones diplomáticas, contrainsurgencia y subversión. Sin embargo, Cuba como Venezuela, se sostiene a través de la solidaridad y el esfuerzo de todo un pueblo”, detalla.
En la isla, Albani, entrevistó a Jean Guy Allard, periodista, autor del libro “Posadas Carriles, cuarenta años de Terror”, quien da cuenta de los actos terroristas de Orlando Boch y Luis Posada Carriles. “Dos terroristas confesos que nunca negaron los crímenes que cometieron y que murieron caminado libres por las calles de Miami”, señaló el periodista.
“Es muy interesante lo que Cuba viene realizando con referencia al terrorismo, porque entre otras cosas, ha hecho, un trabajo periodístico muy interesante. Ya que uno de los grandes problemas que ha tenido históricamente, es el envío sistemático de terroristas desde Estados Unidos sobre todo durante el periodo especial. Sin embargo, Estados Unidos, tiene el tupé de poner a Cuba en la listas de países patrocinadores del terrorismo”, cuenta.
El 12 de septiembre de 1998, cinco cubanos fueron arrestados en el Sur de la Florida y mantenidos en celdas de aislamiento durante 17 meses antes de que el caso fuera llevado a juicio. El delito que se les adjudicó es el de conspiración que, en esencia, es la denominación bajo la que, en las leyes de los Estados Unidos, se califican el espionaje y otros delitos menores. Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, permanecieron presos en cárceles norteamericanas, por infiltrar grupos contrarrevolucionarios que organizaban desde Miami actos terroristas contra Cuba. En el mes de diciembre del 2001, fueron condenados por luchar contra el terrorismo sin evidencias claras y sin pruebas realmente sólidas desde el punto de vista jurídico. En el año 2011, fue liberado René González y tres años después Fernando González, recuperó su libertad. Los restantes tres miembros del grupo, fueron liberados el 17 de diciembre de 2014. Albani entrevistó en la isla a Mirta Rodríguez, la mamá de Antonio Guerrero, quien le señaló que “el combate de nuestra lucha es a diario”. Con 80 años sobre sus espaldas Rodríguez afirmó: “No puedo estar ni un solo día sin combatir”.
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