Esteban Rodríguez Alzueta escribió el libro ‘Desarmar al pibe chorro’. “Se nos presenta como un evento despojado de complejidad, sin estructura social, descontextualizado”, considera sobre la representación de los jóvenes en los medios de comunicación.
“Cómo poner en crisis este tipo de conflictividades que protagonizan algunos jóvenes de la barrios plebeyos, pero también la idea de desarmar esos mitos que es han construido alrededor de esta figura. Quería jugar un poco con la palabra desarmar, no le iba poner deconstruir porque sino me quedaba sin lectores”, dice el autor en Los Mundos Posibles.
Esteban Rodríguez Alzueta es abogado, investigador y docente de sociología del delito, violencia e inseguridad. “Desarmar al pibe chorro: Elementos y rodeos para problematizar las transgresiones juveniles masculinas y urbanas”, es el último libro de su autoría, que aborda una temática con complejidades culturales.
“Cuando uno piensa el delito callejero con las pantallas de los noticieros, zócalos de tv o las tapas de los diarios, se nos presenta como un evento terraplanizado, despojado de complejidad, sin estructura social. El joven no solo es descontextualizado, sino que es leído más allá de su capacidad agencia. Todo el tiempo hablamos de ellos, pero nunca escuchamos su palabra, no conocemos sus emociones, las motivaciones que pusieron en juego a la hora de salir a robar”, dice sobre la construcción social que se hace de las personas que delinquen.
En esa línea de pensamiento sostiene que “tanto la demonización como la romantización del pibe chorro son un problema, nadie dice que no pensemos entre todos una forma de reproche social, pero ciertas miradas románticas sobre el delito pone las cosas en un lugar donde no se encuentra, por eso mismo deber castigado y atendido: el debate sobre la baja de imputabilidad es una discusión que hay que dar”.
“Las pequeñas desigualdades individuales que ha introducido el mercado, porque el consumo no genera conciencia social, genera más ganas de consumir, los pone a comparar constantemente”, asegura, y se pregunta: “Si mi amigo tiene las últimas Nike, ¿por qué no las puedo tener?, si mi vecino tiene un celular de última generación ¿por qué yo no? ¿Cuánto del delito callejero está vinculado a esas pasiones tristes, a las envidias, celos, al resentimiento que va disparando ese consumo?”.
Sobre la figura del pibe chorro reflejada por los medios, concluye que "el periodismo es uno de los grandes constructores sobre estos artefactos que tienen la capacidad de terraplanizar la realidad, que la simplifican, lejos de agregarle complejidad y de reponer la paciencia, leer estos eventos con tiempo, dándole voz no solo a sus protagonistas sino a varios actores, prescinden de eso”.
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