Cecilia Góngora fue asesinada por su pareja en una vivienda que compartía con sus cuatro hijos, ubicada en 121 bis y 612. Quienes la conocieron dicen que la mujer de 35 años llevaba un tiempo dando evidencias de ser víctima de violencia de género.
Desde el entorno de Cecilia Góngora, la mujer de 35 años asesinada por su pareja en una vivienda de 121 bis y 612, en Villa Elvira, sostienen que hacía un tiempo habían notado que presentaba indicios de estar involucrada una situación de violencia de género.
"Cecilia se suma hace un año a nuestra organización, su hermana y algunas compañeras del comedor se pudieron dar cuenta que estaba siendo victima de violencia de género y en los últimos meses estaban acompañándola para ver si podía empezar a elaborar su posición en esa relación violenta que tenía. Entendemos que antes del asesinato ella había alcanzado a anunciarle a su agresor que iba a dejarlo y la consecuencia terminó siendo fatal para ella", explica Sandra Di Seri, del Frente Popular Darío Santillán - Corriente Plurinacional, organización social de la que también formaba parte Góngora.
El autor del crimen, Juan Ramón Navarrete, de 39 años, fue detenido por personal de Policía bonaerense luego de un frustrado intento de suicidio. La causa quedó en manos de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 a cargo de Viriginia Bravo, que caratuló el caso como "homicidio en contexto de violencia de género".
Uno de los elementos que destaca Di Seri sobre la historia personal de Góngora es que tanto ella como sus cuatro hijos -de 9, 6, 13 y 16 años- transitaron por una variedad de instituciones estatales donde nadie pudo reparar la situación que se estaba viviendo.
"Es importante problematizar por qué el Estado aún sigue sin construir políticas públicas efectivas para detectar este tipo de casos y acompañarlos. No solamente dar cuenta que una persona sufre una situación de violencia de género sino construir un andamiaje de abordaje integral que permita que esa situación sea revertida, tiene que ver con el acceso a la salud, a la vivienda, al trabajo, a contención en salud mental, todo un proceso que hoy en día no está o está a cuenta gotas y tenés que moverte mucho para conseguirlo", describe la entrevistada.
Ahora el Estado activó sus mecanismos de asistencia para contener a los hijos de la víctima, pero Di Seri sostiene que es una ayuda que llega tarde: "Tanto a nivel provincial como a nivel municipal las dos áreas que tienen que ver con cuestiones de género, se han acercado a hablar con la familia y han quedado a disposición, de alguna manera termina llegando un poco tarde, además el nivel de acercamiento que tienen todas las esferas del Estado tienen que ver con acercar algún recurso económico que en general es muy limitado, particularmente hay dos jóvenes y muy niñeces muy pequeñas que van a necesitar contención emocional, económica y que de alguna manera el Estado debería estar pensando en construir una línea de política pública que implique una reparación en mediano y largo plazo y eso hoy en día no está".
A modo de cierre, retomó la necesidad de una línea estatal que le de un abordaje más comprometido a este tipo de situaciones al destacar que en este caso en particular, sólo las dos niñeces más pequeñas van a recibir atención terapéutica mientras que los jóvenes no por falta de fondos.
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