La esquina de Radio Futura fue sede de un conversatorio dónde se compartieron datos y miradas para debatir el imaginario social que tenemos en Argentina sobre la violencia. Cómo cambió el delito callejero en las últimas décadas, el desborde de las instituciones y la importancia de las organizaciones sociales a la hora de ofrecer contención fueron los ejes organizadores de un diálogo que dejó mucho para pensar.
El pasado viernes 06 de octubre, Radio Futura volvió a abrir sus puertas a la comunidad con el objetivo de aportar cifras, problematizar conceptos y reflexionar en tiempo presente sobre la violencia. Del encuentro participaron la ex ministra de Seguridad de la Nación Sabina Frederic; Esteban Rodríguez Alzueta, abogado, investigador y docente de sociología del delito, violencia e inseguridad; la sociologa e investigadora Angela Oyhandy - quien se especializó en las estadísticas criminales, tanto desde la investigación académica como en la gestión pública-; Daniela Tonello y Jonatan Alfredo Palopolo referentes de La Casita de los Pibes, y el periodista e integrante de Futura Juan Salvador Delú.
La primera en hacer uso de la palabra fue Oyhandi, que dirige el Observatorio de Políticas de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, y ofreció un panorama del delito sustentado en datos recogidos por el Observatorio: "En la década de los 90 empiezan a aumentar los delitos, sobre todo de robos con violencia, lo que trajo aparejado hasta el año 2002 un incremento muy importante de los homicidios dolosos. Del 2003 para acá, eso empieza con curvas. No me voy a detener en el detalle, pero lo que no bajan son los robos, aunque claramente no hay hoy, por lo menos en términos estadísticos, más robos que hace 10 o 15 años. ¿Esto significa que no hay más robos? No sabemos, hay un nivel de la violencia y de delitos que no la pueden captar los datos".
"Nos parecía importante hacernos la pregunta de ¿qué imágenes construimos sobre los delitos? ¿Qué fenómenos o qué medidas usamos para para esto? Discutiendo con una idea de que siempre el presente es más violento que el pasado. Los datos no nos permiten decir que hoy es un tiempo más violento que 10 años atrás o 15 años atrás, y en el caso de un fenómeno muy bien medido como el homicidio, hoy hay menos homicidios. Sin embargo nuestra percepción de qué es más violento o menos violento no está directamente relacionado con lo que pueden medir los datos", expresó la sociologa a modo de cierre su intervención.
Rodríguez Alzueta retomó los datos estadísticos que aportó Oyhandi para hacer una caracterización de cómo fue cambiando el delito en los últimos tiempos: "Se está produciendo una transformación del delito que de alguna manera también es el resultado de otras transformaciones sociales, tiene que ver con la implosión de los barrios, tiene que ver con la implosión de la familia, tiene que ver con la transformación de la cárcel, tiene que ver con la transformación de prácticas policiales, tiene que ver con la transformación de la política en los barrios también, o sea, muchas cosas se han ido transformando, me parece que esto tiene su impacto en la violencia".
"Antes cuando te iban a robar la violencia guardaba un código, había un un código moral que organizaba el delito callejero: no se roba en el barrio, no se le roba a niños y viejos, a la mujer vemos, pero no se lastima a nadie. Eso era un código que organizaba de alguna manera la violencia, si había que usar violencia se hacia con un criterio de de proporcionalidad", completó el abogado.
Al momento de aportar su mirada al debate, Frederic coincidió con la descripción hecha por Rodríguez Alzueta y profundizó esa línea al afirmar que "estamos en una época en donde la demanda al Estado de ciertos sectores es el ejercicio de mayor violencia: todos estos argumentos de la puerta giratoria, que hay que meterlos presos y que se pudran en la carcél, en fin, toda una serie de demandas que están en los medios, pero también están en muchos de nuestros compatriotas y eso creo que es una dimensión que se va acrecentando".
"Esta transformación del delito o estas motivaciones por las cuales jóvenes o adultos cometen hechos delictivos también están asociados a transformaciones sociales, económicas, políticas y subjetivas profundas que nos atraviesan. A la vez, si uno compara la Argentina con otros países de la región, los niveles de violencia, ya sea institucional como los asociados a hechos delictivos, son muy bajos. Hace dos días estaba leyendo Inside Crime, que es este sitio que hace una comparación sobre cuestiones de seguridad, y cuando uno lee Argentina dice es un lugar pacífico donde no hay grandes organizaciones criminales, menciona a Los monos y no hay nada más. Si uno abre Ecuador, Venezuela, Brasil, la diferencia es es atroz, pero porque también nosotros somos parte de una sociedad que tiene una configuración estatal que se que le debemos al peronismo, que construyó un Estado que se fue deteriorando y transformando en los últimos 30 años", agregó la ex ministra de Seguridad.
Después llegó el turno de Tonello quien aportó una mirada atravesada por su experiencia como militante de una organización que trabaja con jovénes y pidió problematizar el rol de la escuela: "Veo a mis pibes y mis pibas expulsados sistemáticamente de la escuela, estigmatizados desde el primer grado. Estamos ante un horizonte caracterizado por el cuerpo docente como de destino incierto de esa trayectoria escolar".
"Como sociedad todos somos un poco sujetos del neoliberalismo y creo que todos en cada uno de nuestros espacios debemos problematizar eso, pero volviendo al acompañamiento que hacemos de los pibes y las pibas en nuestra casa, se apuesta a una crianza comunitaria, a que los problemas son de todos, a que cuando un pibe cae en cana por lo menos tenga el mayor acceso al nivel de Justicia posible, nos comunicamos con defensores, nos comunicamos con las familias, acompañamos, ofrecemos nuestro espacio como espacio para la participación ante una eventual morigeración o beneficio y es que nuestros pibes están tan acostumbrados a que la cárcel sea un horizonte posible que el ejercicio de derechos como transitar una prisión domiciliaria, o sea, no en un contexto de encierro, se denomina como beneficio. Hemos conocido muchas prácticas de delito de pibes y pibas,y hoy día lo que vemos como arrasador es la profundización de las violencias interpersonales", concluyó la referente de La Casita de los Pibes.
Por último, llegó el turno de Palopolo que expresó: "Las organizaciones sociales pueden cambiar la vida de los pibes, estoy seguro que es así, porque así como me cambió a mí, cambió a muchos otros compañeros míos, otros no tuvieron la suerte de cambiar y terminaron muertos, otros presos, pero apostamos a que las organizaciones sociales hacen resultados hacia la vida de los pibes".
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