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El zorzal criollo está de vuelta

Luego de una profunda investigación, Rodrigo Albornoz, registró "Carlos Gardel, regreso", un álbum conceptual que invita a viajar en el tiempo e imaginar la continuación de la labor artística del reconocido artista.

En Carlos Gardel, regreso el músico Rodrigo Albornoz propone imaginar cómo hubiera continuado la producción del artista luego de su "Gira Latinoamericana", que interrumpió sorpresivamente aquel accidente aéreo del 24 de junio de 1935.

“Ese año Carlos Gardel ya era el artista más importante de nuestro país, una estrella de Hollywood, un ídolo popular admirado en todo el continente, un intérprete excelso, sobrado de condiciones, cualidades y sensibilidad, un compositor con una creatividad extraordinaria y un artista con una visión muy adelantada para su época. Por eso nuestra invitación de volver a revivir su obra, a redescubrirla y a indagar en aquello que nos dejó para seguir estudiando”, dice el músico.

“Gardel siempre estuvo cantando, interpretando y reflejando la identidad argentina, de hecho, inició su carrera cantando música folclórica, luego comenzó a cantar tangos, inaugurando el tango canción y finalmente fue incorporando músicas de otras regiones, por eso decimos que fue un gran artista que supo captar la esencia de la música popular y lograr sensibilizar a todos los públicos”, expresa Albornoz.

Rodrigo Albornoz es músico y docente argentino, miembro de la Academia Nacional del Tango. Se formó académicamente en el Conservatorio Superior Manuel de Falla y en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Lleva adelante la investigación Las guitarras de Gardel, presentada en el Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega. Se desempeña como intérprete y arreglador de tango y folklore argentino con cuatro materiales discográficos editados. Trabajó con artistas como Yamila Cafrune, Enrique Espinosa y Leonardo Pastore. También compartió producciones con Abel Córdoba, Ariel Ardit y Guillermo Galvé, entre otros.

Junto a Mariano Escobar y Pablo Suárez en guitarras y las voces de Leonardo Pastore y Jorge Espósito, registró un álbum que contiene un repertorio compuesto por títulos que Carlos Gardel pensaba grabar al terminar su última gira.

Siguiendo algunas pistas y datos certeros, de testimonios reales, como compositores y autores y la palabra del mismo Gardel, supimos de ese repertorio que posiblemente iba a terminar grabando”, cuenta Albornoz. “Asimismo, teniendo en cuenta que, en su última gira, gran parte de su repertorio estuvo ocupado por esos títulos que registró en su carrera cinematográfica y que grabo con la orquesta de Terig Tucci y que en esas presentaciones interpreto con el trío de guitarras compuesto por Guillermo Barbieri, José María Aguilar y Ángel Domingo Riverol, jugando con la imaginación, pensamos que ese repertorio sería también parte de un nuevo trabajo, sino hubiese sucedido el accidente de Medellín. Por eso hicimos una selección de esas obras y decidimos grabarlas con la técnica de esa época, suma en diálogo con Cacodelphia.

La grabación del álbum se llevó a cabo en Estudios ION y los técnicos que intervinieron en ella fueron Osvaldo Acedo y Gonzalo Silva. Se utilizó únicamente el micrófono "R44C" de la compañía AEA; una réplica exacta del "RCA 44" con el que Carlos Gardel realizó sus últimos registros en Estados Unidos. La ecualización y mezcla de las grabaciones efectuadas no se realizaron de forma digital ya que el objetivo fue recrear ambas tal y como lo hacían en la década del 1930, de manera física, es decir: estuvieron dadas por la disposición en el espacio y distancia entre los intérpretes y el micrófono antes mencionado. Para cumplir con esta metodología se grabó “en vivo” - todos los intérpretes en el mismo momento - y sin divisiones, tabiques o uso de cabinas.

“Logramos grabar con ese micrófono de la compañía AEA, una réplica exacta del RCA 44 que luego se popularizo en la década del ´40 y que uno de los primeros en usarlo fue Gardel”, detalla Albornoz. “Además de acceder a una réplica exacta de ese micrófono, grabamos prescindiendo de cualquier artilugio digital, es decir, lo hicimos en el sistema monoaural, sin ecualizaciones digitales ni compresiones, con lo cual, en cuanto a la técnica, fue un trabajo bastante artesanal”, suma.

Carlos Gardel fue el iniciador y máximo exponente del tango canción y uno de los intérpretes más importantes de la música popular mundial en la primera mitad del siglo XX. Había nacido en Francia a fines del Siglo XIX y perdió la vida en Colombia en un accidente aéreo el 24 de junio de 1935 en el marco de una gira latinoamericana que había comenzado en Nueva York y que lo llevo a Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curazao, Colombia, Panamá, Cuba y México. Rodrigo Albornoz, guitarrista catamarqueño especializado en tango, estudio en profundidad las características de los instrumentistas y los arreglos de guitarras que forjaron el marco sonoro a partir del cual desarrolló su enorme caudal expresivo.

“Gardel es sin lugar a dudas el artista más importante y vigente de nuestro país, por eso como guitarrista decidí embarcarme en una investigación que no se había hecho hasta el momento, sobre las guitarras, los guitarristas, los recursos, las técnicas y los elementos que se utilizaron. Un trabajo sobre las estéticas guitarrísticas y el lenguaje gardeliano representado en el tiempo en el que estamos todavía investigando”, contó.

A partir del surgimiento de artistas como Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo y Horacio Salgán, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche, la década del 40 es considerada como la época de oro del tango. La influencia y la importancia de Carlos Gardel, en ese momento de maduración del género, es fundamental, asegura Albornoz.

Gardel fue uno de los primeros que logro amalgamar toda una suerte de estéticas y de recursos, que seriamos injustos, para sus predecesores, decir que él mismo invento, pero si debemos decir que lo que hizo con todo eso, es organizarlo, equilibrarlo y perpetuarlo para que luego sea asimilado de una manera más fácil, amena y elegante”, explica.

Además, afirma que en esa década hay un lenguaje gardeliano y un criterio para interpretar la música popular: "Lo toman todos los intérpretes y el más gardeliano de todos ellos fue Aníbal Troilo, de hecho, el músico, decía que su orquesta debía sonar como si estuviera cantando Gardel cada una de las notas. Y eso da cuanta de la admiración que tenía alguien que fue muy importante para el tango, un estudioso, con una sensibilidad muy tanguera”.

La sonrisa de Gardel

A partir de la autogestión y la reinterpretación de la tradición, el tango argentino en el siglo XXI se refundó y propuso nuevos paradigmas. De ese modo se gestó un proceso cultural y social que comenzó a fines de los años ’90 y que continúa desarrollándose en la actualidad y donde también la figura de Gardel, según Albornoz, es preponderante.

“Toda expresión que haga referencia al tango y al folklore de nuestro país, siempre tiene una pata en la tradición, porque su misma esencia así lo contempla. Y al hacerlo de esa manera, la influencia de Gardel es innegable y algo imposible de esquivar, no solo desde la interpretación sino también desde las obras”, dice. Y agrega: “Gardel estuvo siempre atento a todas las evoluciones de las músicas y al desarrollo mismo de las capacidades individuales, por eso creo que lo pondría muy contento ver que mucha gente joven en la actualidad se sigue acercando a nuestra musical popular y sigue trabajando para poder transmitir de otras maneras. Desde algún lugar, entonces, me gusta pensar, que nos está mirando con su sonrisa característica”.

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