La cantora mapuche recorre la tradición y la cultura de un pueblo a través de su música, recuperando instrumentos típicos como kultrún, trompe y trutruca.
Anahí Rayen Mariluán es cantora, música mapuche y compone cantos en mapuzungun (idioma del pueblo mapuche). Realiza sus composiciones con la convicción de contribuir al futuro del pueblo al que pertenece. Editó cuatro álbumes y es licenciada en Folklore y doctorada en Antropología.
“Me nace crear y tratar de trabajar sobre la autodeterminación en la creación de todo ser y en particular de las personas de pueblo mapuche, que siempre estamos buscando la sonoridad propia a partir de la creación de instrumentos ancestrales, con las herramientas y con los materiales que tenemos a mano, que son los árboles, los cueros y la arcilla”, expresa. “Todo eso nos llena de alegría, porque, buscar recomponer los instrumentos y los cantos que han hecho nuestros ancestros es una tarea colectiva y es siempre un camino de bien, un camino hacia el buen vivir”, agrega.
Oriunda de Neuquén, Anahí Mariluán se formó en diversas disciplinas en Buenos Aires y el exterior. Hace unos años se instaló en Bariloche y eso incidió en el curso de su trayectoria musical. “En un momento me vine a vivir a Bariloche y emprendí un camino de creaciones propias, de creación de cantos que en la jerga de la música popular se entendería como una cantautora, aunque no me defino de ese modo, porque tengo un tremendo respeto por el trabajo poético”, expresó la artista.
“El cantautor destina un tiempo increíble a la creación poética y en el uso de las múltiples herramientas que tiene la lengua castellana, entonces, no me puedo concebir así, porque los cantos que hago son de una simpleza extrema, por una cuestión de respeto prefiero decirme cantora o Ulcantufe que es la persona que oficia de hacer cantos o poemas para el pueblo mapuche”.
Anahí Rayen Mariluán (significa Flor de la gran fuerza), recorre con su música la tradición y la cultura mapuche, que expresa, a través de instrumentos típicos, como el kultrún, el trompe y la trutruca.
“Mi tarea es la recuperación de los territorios sonoros, mi búsqueda más con las personas, es con los archivos, me gusta hurgar en el almacenamiento de fuentes que otros se apropiaron y que nosotros hoy volvemos a cantar. Me moviliza la defensa de la vida y la recuperación de memorias que quedan almacenadas en archivos que no son nuestros”, dice.
Cantar juntas
En marzo, la cantora participó de “Territorios del Canto”, un encuentro que formó parte de Nosotras Movemos el Mundo, organizado por el Centro Cultural Kirchner en el Mes de la Mujer. Este año -por primera vez- la propuesta incluyó una jornada donde participaron cantoras que pertenecen a pueblos indígenas.
“Invitadas por Estefanía Cajeao y Verónica Fiorito, participamos muchas de las cantoras originarias, que hemos hecho de nuestro canto un oficio. Y fue esa una reunión preciosa en donde muchas cantoras expresaron esas músicas que generan mucha conmoción, porque nos relacionan con algo vital, como es la defensa de la vida, de la identidad, de los territorios y del enfrentamiento que hacemos contra los proyectos que amenazan la vida y nada tienen que ver con el camino del buen vivir”, repasa.
De ese proyecto participaron -entre otras- Beatriz Pichi Malen, Andrea Mamondes, Ema Cuañeri, Micaela Chauque, Lorena Carpanchay, Cristina Paredes, Sara Mamani, Nadia Larcher y Verónica Condomí.
“Antes del encuentro realizamos una serie de podcast, entrevistando a muchísimas cantoras indígenas y esa investigación nos posibilitó, también, mostrar eso que no se ve en Buenos Aires y que es la lucha permanente en la defensa de los territorios”, cuenta Mariluán a Cacodelphia.
Consultada sobre el panorama de las mujeres, particularmente, de la mujer mapuche, la cantora aseguró que “muchas hoy han logrado sacar su voz como una expresión maravillosa de la condición humana. No es un buen camino exterminar al otro, entonces, llamar a la reflexión por medio del arte es una contribución, un granito de arena, que muchas mujeres están realizando a través del canto”.
Canto y perspectiva
Anahí Mariluán creció en Neuquén, en el marco de una familia con tradición musical. “Crecí rodeada de musiqueros, cantores, tahileras incluso, entonces, la condición obligada era salir cantando, soy fruto de ese contexto”, contó. “Ellos fueron mis primeros referentes”. Luego sus estudios la llevaron hacia la música y el teatro, hacia Buenos Aires y Cuba.
“A partir de esa formación académica, investigo desde una perspectiva indígena, que es una forma distinta de pensar las epistemologías, el arte de los pueblos originarios, que todavía, necesita ser validado en los ámbitos académicos. Ya que las acciones estatales de fines del Siglo XIX, han buscado invisibilizar o silenciar, las expresiones indígenas y, lo han hecho a conciencia, buscando formar un país y fomentar una nacionalidad única, que hoy genera que un sector muy amplio de la población, ponga en duda, los conocimientos de mi pueblo”, dice.
Por eso, afirma que excluir las sonoridades de los pueblos originarios en los grandes festivales, por ejemplo, es una decisión certera que está ligada a la instauración de esas políticas y esos discursos fundaciones y hegemónicos, que llegan hasta estos tiempos.
Hasta comienzos de 2012, Anahí Mariluán fue voz y líder Tamborelá, “una formación femenina que reinterpretaba los folklores por medio de la percusión armónica y el uso de las voces” y con la cual registró dos placas. Luego de su desvinculación de ese proyecto editó en plan solista cuatro álbumes: Kisulelaiñ – No estamos solas (2015), Amulepe taiñ purrun – Que siga nuestro baile (2016), Mankewenüy – Amiga del cóndor (2018) y Futrakecheyem zomo – Ancestras (2020).
“Hoy estamos presentando las canciones que formaran parte del quinto álbum” relató. “En ese sentido, la primera de esas composiciones se llama “Treng Treng Kay Kay - Sin combate” que toma como inspiración un relato mítico del pueblo mapuche y gano el Premio Adquisición 8M 2023, que entrega el Ministerio de Cultura y que convocó a más de 800 mujeres y personas LGBTIQ+ de todo el país”, explica.
El segundo de los lanzamientos se llama “Zomo Ñi Ko –Mujer su agua” y pronto saldrá un tercer tema. "De a poco va asomando entonces el quinto disco, a partir de ese camino simple de inaugurar una canción cada tanto, que nos mantiene, además, con la llamita prendida”, anticipa la cantora que en junio realizara una gira por Alemania.
En el ámbito audiovisual, Anahí Mariluán dirigió la película documental Cantos de la memoria – Cantos con sentido, considerado el Mejor Documental Antropológico por la Asociación Nacional de Documentalistas en 2009 y compuso la música original para las microficciones Mapuzungun – el habla de la tierra proyectadas en Canal Encuentro, y para el documental Pupila de mujer, ganadora del DOCTV en 2012. Además, participó de Mankewenüy – Amiga del cóndor, la película que dirigió la realizadora barilochense María Manzanares y que se estreno el año pasado en el marco del Festival Audiovisual Bariloche (FAB).
“Esa película no me tiene como actriz, porque eso está lejos de mi alcance, pero es un documental que me acompaña a desandar escritos históricos que tienen a las expresiones sonoras del pueblo mapuche como protagonista y es la ópera prima de María Manzanares, que en este momento se esta mostrando en muchos festivales, y ojalá pronto este liberada para que podamos compartirla”, describe “Mankewenüy fue un lonko que vivió en Bariloche en 1790 a orillas del lago Nahuel Huapi, cuanto esto no era Argentina y es también el nombre de mi tercer disco, un trabajo temático, que realice como una contribución política para decir que nosotros estamos desde antes de la conformación de las fronteras”, explica.
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