Adriana de Blasis, narradora, recopiladora y contadora de historias que andan rodando de boca en boca, comparte su recorrido en estas artes y oficios.
“Desde niña siempre he tenido un vínculo especial con la palabra que escuchaba de los mayores en las largas sobremesas y siempre la palabra (oral) me dijo mucho más que el texto escrito, porque me daba mucho más para codificar que era la mirada, los gestos, la vibración de la palabra. La palabra oral es viva, tiene otra dimensión", cuenta Adriana de Blasis, coordinadora del grupo “Narradores Sociales”, a De pueblos y caminantes. También se ha especializado en Investigación Folklórica, es promotora del tradicional “canto con caja” y es una caminadora de la palabra, recopiladora y contadora de historias que andan rodando de boca en boca.
Con el tiempo, a través de la narración oral y la formación del grupo “Narradores Sociales” en La Plata, ha ido estudiando e investigando relatos anónimos como también de autores de literatura tradicional, búsquedas que se potencian al ir a territorio y encontrarse con historias maravillosas. Las narradoras cuentan en rondas y sus cuentos resuenan en otros y con otros: "también escuchamos la historia oral de los vecinos nuestros que nos van contando cosas que suceden y nos van completando una realidad que no aparece por los medios y nos ayuda a comprender la realidad sin la cual una tendría un conocimiento incompleto. Por ejemplo, cuando vamos a un barrio, a un instituto de menores o a un Centro de Educación de Adultos o a un espacio donde hay muchas compañeras migrantes paraguayas y bolivianas que viven en un asentamiento que es el lugar donde pueden vivir, uno toma dimensión de otra realidad, se transforma y crece junto con ellas y lo que te están contando”.
En diálogo con De pueblos y caminantes, también se refirió a las diferencias entre la palabra escrita y la palabra hablada, la musicalidad que puede estar presente en la obra de un autor, así como en los versos octosilábicos de algunas canciones modernas tanto como en la oralidad de una copla tradicional. Contó del movimiento actual del canto con caja que llega con mucha fuerza desde el interior hacia la ciudad.
Sobre la pregunta de si existen tensiones entre lo folklórico y lo popular, Adriana dejó picando este debate para enfatizar en la presencia de relatos que siguen vigentes y vienen de muy lejos junto a usos y costumbres, proverbios, expresiones que nos vinculan con nuestras raíces y son propias de determinadas regiones y sus identidades, pero también son dinámicas y cambiantes.
El grupo "Narradores Sociales" -ya con trece años de trayectoria- recorre organizaciones sociales, instituciones educativas, centros culturales, entre otros espacios donde circulan los relatos de la Llorona con los de El Lobizón. "Tener hechos de producción del pueblo nos da arraigo en el pasado y nos hace ser parte de una historia, resalta.
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