Las palabras de Hebe de Bonafini en la inauguración del Instituto Universitario de Madres de Plaza de Mayo marcan una búsqueda que continúa veinte años después. Inés Vázquez, su primer rectora, recuerda el rol articulador de este espacio para pensar una universidad popular.
"Esta universidad será la cosa más hermosa, el sueño más grande. Es el camino increíble para la revolución que soñaron nuestros hijos. A ellos les costó la vida pero no les quitó los sueños, no nos quitó las esperanzas y no nos quitó a nosotras la posibilidad de ser sus orgullosas madres", así presentaba Hebe de Bonafini en el 2000 el Instituto Universitario Madres de Plaza de Mayo.
Este instituto, que funciona desde hace más de 20 años, brinda actualmente las carreras de Licenciatura y Profesorado de Historia, Derechos, Trabajo social y Comunicación, que forman parte de su currícula junto a los seminarios, talleres, congresos y conferencias que se impulsan desde Madres. “Ellas recogen también una tradición que es muy de Nuestra América, de universidades populares. Eran proyectos educativos muy ligados a las luchas obreras, a los sindicatos revolucionarios, al movimiento de liberación. No es que se lo hubieran estudiado, quiero decir que hay algo muy genuino en las madres que tiene que ver con la dinámica revolucionaria y popular y siempre buscar el camino”, señaló Ines Vazquez, primer rectora de la institución.
Cuando el Instituto comenzó sus primeros pasos, había una fuerte oposición a que continuara porque se lo veía como una competencia para la Universidad Nacional de Buenos Aires. “Era absurdo porque la universidad no pretendía ni iba en esa dirección de competir con la UBA. Luego cambió mucho la idea de lo que es una universidad pública y creo que hoy están mejor dadas las condiciones para que esa universidad de las Madres, abierta y pública, se pueda concretar”, aclaró la letrada.
El martes 15 de noviembre, se dio dictamen a la creación de la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo en las Comisiones de Educación y Cultura y de Presupuesto y Hacienda de la Nación. El proyecto, impulsado por Oscar Parrilli, propone otorgar esa categoría al instituto en base al funcionamiento y la sede que ya tienen. La intención es otorgar al instituto el mismo régimen jurídico de las universidades nacionales
Un espacio para discutir y construir
Para dar continuidad a la lucha emprendida, para que los movimientos renazcan fortalecidos con cuadros políticos y discusiones que se paren desde los derechos humanos, era necesario una Universidad. Pero no cualquiera: una abierta y popular. No había muchos espacios que propusieran lo mismo, solo una Cátedra de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía de la UBA resistía con Osvaldo Bayer a la cabeza.
“No es que estuvieran prohibidos”, advirtió Vázquez, sino que “había un aplastamiento social: la pobreza, las carencias, la falta de horizonte, la impunidad, también va bajando las energías populares. Las Madres lo que lograron es siempre mantener una línea de flotación muy alta a través de las marchas de resistencia y todas sus actividades que no dejaba retroceder”.
En ese contexto, el Instituto Universitario de Madres de Plaza de Mayo se consolidó como punto de encuentro y discusión para diferentes actores sociales de diferentes espacios políticos y de militancia. Donde se construye “una universidad abierta que construye saberes en conjunto con las organizaciones del pueblo, no desde un lugar iluminado, sino el intercambio. Haciendo provechosos cada uno de los saberes”, detalló.