Como responsable del área de Comunicaciones de Madres de Plaza de Mayo, el periodista la acompañó en sus actividades desde 2007 hasta 2018. Destacó su capacidad para "decir lo que nadie se animaba a decir" y habló de la importancia que tiene su figura a nivel internacional.
"Es un día de orfandad, hoy se murió la madre de todos. Porque tenía esa característica: cada uno lo sentía como su propia madre con esa llegada tan directa que supo construir. La tristeza es onda pero su legado es infinito y tenemos el desafío de honrar su lucha", recordó Luis Zarranz, quien trabajó en el área de comunicaciones de Madre de Plaza de Mayo junto a Hebe de Bonafini entre los años 2007-2018.
El periodista tiene una larga trayectoria de colaboración con la asociación de Madres, que incluye la compilación del libro No nos han vencido. A 45 años del golpe y coordinar la edición de El Mundo es un Pañuelo. Viajes al exterior de las Madres de Plaza de Mayo. En diálogo con Futura, Zarranaz reflexionó que “sabemos que las próximas generaciones no van a haber visto a las madres con vida. Somos la última generación que va a tener ese privilegio. Entonces, eso también es un desafío de cualquier militante de querer transformar la realidad, de tener ese faro que fueron son y serán las madres”.
Las Madres de Plaza de Mayo lograron a través de su ronda de los jueves instalar una vía de comunicación con otras generaciones para mantener viva su lucha. Luis señaló que si bien en nuestro país tal vez no hay un reconocimiento de lo que simboliza la lucha de Madres a nivel internacional, estás han significado un símbolo de rebeldía y de defensa de los Derechos Humanos.
Para Zarranz, Hebe “se animaba a decir lo que nadie se animaba a decir (...) era la voz de la conciencia del campo nacional y popular. Hay que tener presente a la hora de evocarla esa dimensión, Hebe era barro también. no carreteaba nada, todo lo que decía lo pensaba y eso le generó muchísimos problemas pero ella estaba orgullosa de no callarse nada”.
Al cierre de esta entrevista, evocó la visita de Madres de Plaza de Mayo a Corea del Norte en 1987, donde fueron recibidas por el gobierno de Chun Doo-hwan. Allí no sólo exigieron ser tratadas con igualdad ante la separación de la delegación por “categoría” de la organización sino que lograron realizar la ronda a las 15.30 en la plaza central de la ciudad. “Hebe dijo que no iba a participar de ninguna actividad si no estaban juntas y consiguieron eso. (...) Fueron corriendo los límites de lo posible”, recordó Zarranz.