Desde hace ya 13 años las Narradoras sociales recorren distintos espacios barriales y comunitarios de la ciudad habilitando historias y palabras.
“No nos gusta la palabra voluntariado. Es un proyecto colectivo que lo hacemos gratis porque pensamos que es importante para la comunidad y para nosotras, porque lo central de este grupo está en el territorio. Salimos a contar a los comedores, a las cárceles, a los hospitales, a distintos lugares donde nos llaman y por eso estamos juntas haciendo esta tarea desde hace tantos, años porque el objetivo lo merece”, explica Adriana de Blasis, una de las 12 narradoras sociales que integran el grupo en la actualidad.
Desde hace 13 años las Narradoras realizan encuentros el último viernes de cada mes en la Biblioteca Central de la Provincia, ubicada en calle 47 N°510 entre 5 y 6. El viernes 30 a las 17.30 tendrá la particularidad de realizarse en el Salón Juvenil de la planta baja.
Si bien la Biblioteca Central es el punto de reunión, la “casa” de estás narradoras, desde sus inicios se proyectaron hacia el territorio para que todos hagan uso de la palabra. “La diferencia es que con el tiempo fuimos cambiando nuestros objetivos: al principio íbamos y contábamos (...) y con el tiempo fuimos variando y vimos como núcleo, como centro de nuestra tarea, el contar para que otros cuenten”, detalla en comunicación con Una Amiga Imaginaria.
A través de un repertorio popular que busca rescatar los modos de decir y las ideas que subsisten en un pueblo, Adriana advierte que “no tratamos de direccionar la reflexión del otro”. Por el contrario, “está habilitar al otro para que hable. Es una época que no siempre nos escuchamos, entonces que alguien nos escuche está bueno también. Tener ese protagonismo dentro de un grupo es lo que tratamos de hacer”. Ya que “a medida que vamos conversando entre nosotras y vamos poniendo en palabras deseos, angustias, problemas, y resoluciones que se han encontrado o no, hace que el otro también pueda direccionar su propia búsqueda”, explica.