Fernando Avila, presidente de la organización abocada a la cuestión penal, ofrece una mirada reflexiva sobre la escalada de violencia política que condujo al intento de magnicidio de la actual vicepresidenta argentina.
En la noche del jueves 2 de septiembre, un hombre gatilló un arma sobre la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando ésta saludaba a la militancia apostada en las inmediaciones de su hogar en Recoleta. El disparo no se efectuó y el hombre fue reducido y posteriormente detenido. El hecho fue condenado por una amplia mayoría del arco político nacional e internacional y suscitó diferentes muestras de solidaridad, así como también dio lugar a distintas reflexiones en torno a la escala de violencia política que se está dando en Argentina.
“La convivencia democrática requiere salir de estas lógicas binarias del nosotros o ellos donde necesariamente estás deshumanizando a quienes forman parte del ellos, es muy difícil cuando se entra en esas lógicas discursivas facilitar el encuentro necesario para construir consensos, para avanzar en formas pacificas, para tomar decisiones”, dice Fernando Avila, presidente de la Asociación Pensamiento Penal (APP), en el aire de Los Mundos Posibles.
El titular de APP, organización no gubernamental orientada a pensar la cuestión penal y los derechos humanos, deja en claro el repudio total hacia este hecho, así como también la sorpresa ante lo sucedido, y exige “una rápida respuesta de parte de la Justicia, además hace falta que haya más información para tener más claro que es lo que ha sucedido y que podamos hacer mejores diagnósticos, por lo pronto, hasta que no se sepa bien quién es este señor, a quién representa, cuáles son sus motivaciones, qué es lo que estaba pensando, si se puede hacer un análisis más macro del nivel de crispación que hay en el arco político nacional”.
Al cierre de esta entrevista, Avila compara la situación de nuestro país en el marco de la violencia política regional: “Argentina siempre ha estado al margen de esos niveles de violencia, hasta ahora lo que se encontraba acá era más desde lo discursivo, el uso de la palabra para agredir. Si vemos tapas de revistas o pancartas de manifestaciones, la figura de Cristina Fernández de Kirchner ha sido sometida a todo tipo de agresiones con un grado de violencia discursiva que supera todos los niveles”.
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