Se trata de un niño, una niña y una joven que datan de hace más de 500 años. Hoy se muestran como parte de un circuito turístico en Salta, en el Museo de Alta Montaña. El volcán de Llullaillaco, donde fueron hallados hace más dos décadas, fue declarado sitio sagrado.
El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) a través de una resolución firmada por su presidenta, María Magdalena Odarda, declaró como "Sitio Sagrado” de los pueblos originarios al volcán Llullaillaco, ubicado en la provincia Salta, donde a fines de los años 90 fueron hallados los restos de una niña, una adolescente y un niño de más de 500 años de antigüedad.
“Se trata de un pedido histórico de las comunidades que desde hace muchos años -desde 1999- vienen reclamando además la restitución y la no exhibición en el Museo de Alta Montaña de Salta, de sus ancestros y ancestras”, explicó Fernando Pepe, en Cacodelphia.
“Los mal llamados Niños del Llullaillaco, tienen muchísima visibilidad en todo el mundo, impulsar su restitución, entonces, nos puede llevar toda una década por delante. Se llegó al pedido y se abre ahora una nueva lucha”, dijo el coordinador del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y Protección de Sitios Sagrados del INAI.
La resolución tomó con fundamento, además de las leyes invocadas, que numerosas comunidades y organizaciones indígenas habían solicitado la declaración de Sitio Sagrado a los enterratorios ubicados en el Volcán Llullaillaco y la restitución de "La niña del Rayo", "La doncella" y "El niño", exhumados del centro ceremonial con restos humanos más alto del mundo, a 6.730 metros de altura, en la cumbre del volcán.
“En marzo de 1999, una expedición de la National Geographic, comandada por el explorador Johan Reinhard, donde se encontraban antropólogos peruanos y argentinos, llegó a la cima del Volcán de Llullaillaco, un centro ceremonial ya reconocido y uno de los más importantes del continente, de donde se llevaron los cuerpos que hoy están siendo reclamados”, explicó. Se trata de un niño de 7 años, a cuya momia se conoce como "El Niño"; una niña de 6 llamada "La Niña del Rayo" y el cuerpo de una adolescente de 15 años a quien se designó con el nombre de "La Doncella". Junto a ellos se encontraron casi medio centenar de objetos en miniaturas de oro, plata, plumas, textiles y cerámicas.
“Desde aquellos años las comunidades vienen luchando, en principio para que los restos se queden en Argentina, porque en un primer momento se los querían llevar a Estados Unidos y desde el 2004, para que salgan de exhibición y vuelvan a la comunidad”, señaló Pepe. Y agregó que "el pueblo mapuche viene reclamando que se declare sagrado el volcán Lanín y el pueblo atacameño reclama lo mismo para el volcán Antofalla y eso todavía no ha sucedido”.
Restitución e identidad
Además de la declaración de sitio sagrado, la Comunidad Tolar Grande solicitó al organismo presidido por Magdalena Odarda, la restitución de las chulpas sagradas que hoy están exhibidas en el Museo de Alta Montaña de Salta (MAM). “Estos restos son parte del circuito turístico que han armado mientras los pueblos originarios en la puerta siguen reclamando. Abrir el pedido de restitución del niño y las niñas del Llullaillaco es abrir la última gran lucha dentro de Argentina por la no exhibición y restitución de restos humanos”, resaltó.
"Abrir el pedido de restitución del niño
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El Museo de Arqueología de Alta Montaña fue inaugurado en 2004 y su colección principal presenta el patrimonio arqueológico descubierto en el año 1999 en la cima del volcán Llullaillaco. Recientemente el secretario de Cultura de Salta, Diego Ashur Mas, argumentó que la restitución de los restos de los niños momificados a las comunidades no será posible.
“Las autoridades del Museo, vienen haciendo una defensa cerrada de la exhibición e incluso se han negado a responder las cartas que hemos enviado por otros motivos” dijo Pepe. En ese Museo se encuentra también la momia del Cerro Chuscha que fue profanada de un santuario sagrado y que también se está reclamando su restitución y aún no hay respuesta, ni del Museo ni del gobierno de Salta.
“Siempre dicen que están contribuyendo a la ciencia o bien que los Incas no existen más, entonces no hay a quien restituirle los restos. Y de ese modo, implícitamente se está justificando el genocidio”, expresó Pepe y agregó que “ese museo ejerce en la puerta del mundo andino, un rol geopolítico, como lo tuvo en su momento el Museo de La Plata. La misión de estos grandes museos es legitimar el colonialismo extranjero y hacia el interior de las provincias”.
“Ese pueblo que las autoridades no quieren ver, hoy se llama así mismo Kolla y es parte del Kollasuyo, que era una de las cuatro regiones del incariato”, explicó, “son ellos quienes dejaron esos lugares sagrados, esas ofrendas y esas sepulturas que fueron profanadas, esos pueblos están vivos y sus derechos son vulnerados. Más allá de lo que digan y repitan los antropólogos justificando su rol, asegurando que los conocimientos que se extraen son beneficiosos para la humanidad. Esas comunidades están sufriendo las consecuencias más graves del genocidio”.
La declaración del INAI, dijo finalmente Pepe, “impulsa también la lucha de todas las comunidades que están hoy defendiendo los territorios y los sitios sagrados”.
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