Tras la sentencia del Tribunal Oral Federal, Guadalupe Godoy consideró que en los jueces "hubo poca cintura para llevar el veredicto".
El represor Miguel Etchecolatz recibió la novena sentencia a cadena perpetua en el juicio por los crímenes del ex centro clandestino Pozo de Arana. El ex policía Julio César Garachico, también fue condenado y recibió domiciliaria, lo que generó un fuerte repudio de los organismos de Derechos Humanos.
"Estuve pensando en colectivo con compañeros sobre qué había pasado, era una sentencia no muy distinta a las que habíamos tenido en La Plata. Lo que pasó en la sentencia fue raro, y un tribunal sin timing, jueces de Comodoro Py que no conocen la jurisdicción, no basta con la perpetua, hubo poca cintura para llevar el veredicto", analizó Guadalupe Godoy, abogada de la querella.
En ese sentido, remarcó que los distintos perspectivas que manejan los jueces son perjudiciales a la hora de dar una sentencia: "Uno de los problemas que tenemos son las composiciones variables del tribunal, vamos construyendo ciertos criterios y nos enfrentamos con tribunales que tienen otra jurisprudencia".
"Hay dos cuestiones en La Plata donde fuimos pioneros en lo que tuvo que ver con genocidio, no viví el fallo como un retroceso, porque ya hemos tenido fallos así. El problema más grave es que tenemos jueces subrogantes, que fallan y se van, después vienen otros, convivimos con diez criterios judiciales todo el tiempo", profundizó.
Por último, se refirió a los desafíos de próximos juicios y consideró que "hay que refundar, hay que pensar cuáles son los objetivos de acá adelante, y en la ciudad que haya un poder judicial que esté a la altura de las circunstancias".
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