El investigador desarrolló una línea genética aptas para zonas marginales, el éxito de su proyecto amenazó las ganancias de las multinacionales y sufrió la represión de la última dictadura.
“Entre tantas atrocidades cometidas por la última dictadura, hay un caso emblemático, casi una metáfora de la crueldad de la época, que irónicamente lo llamo ´la historia de las gallinas subversivas´”, inició Cora Gorñitzky, periodista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
Sigfrido Kraft, agrónomo egresado de la Universidad Nacional de La Plata, desarrolló una línea de recursos genéticos de gallinas aptas para zonas marginales. Ingresó tempranamente al INTA y la investigación prosperó.
“Luego entró en conflicto con las ganancias de grandes empresas multinacionales, la represión no tardó en caer con todo el rigor sobre el investigador que luego fue cesanteado y sobre sus gallinas que habían sido seleccionadas a lo larga de más de dos décadas”, describió.
En diálogo con Los Mundos Posibles remarcó que trabajaba en el INTA Pergamino, “su equipo buscaba producir líneas genéticas que no necesitaran productos farmacéuticos producidos en el exterior, explicaba que el objetivo era superar la necesidad de utilizar los fármacos, y ese nivel de autonomía chocaba contras los intereses de las grandes corporaciones”.
“Los procesos de innovación son largos, pensando en una autonomía científica. Cuando laboratorios norteamericanos conocen su experiencia tenía la preocupación de que se desarrollara el proyecto inverso a su investigación, que las multinacionales generen gallinas dependientes del fármaco porque era un fenomenal negocio”, remarcó.
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