Combinan un diseño práctico para su traslado y aportan coherencia ideologíca a un modelo que lleva años planteando una alternativa a las vías tradicionales de comercialización.
Una de las contrapartes de la pandemia es que se fortalecieron los circuitos cortos de consumo, incentivando el intercambio directo entre productores de hortalizas de la agricultura familiar y consumidores que necesitaban una variante a las fuentes tradicionales de comercialización. El desarrollo de los Bolsones Retornables contribuye al afianzamiento de un modelo que avanza a paso firme, desplazando la figura del intermediario y la consiguiente suba de precios que implica el traslado de verdura.
“Están hechos de un material muy resistente, lavable, que tiene una serie de abrojos en los cierres que permiten que la verdura no se lastime y que a la vez respire, de manera que si tarda un poco más en llegar al consumidor, a pesar de tratarse de circuitos cortos, lo haga en las mejores condiciones de conservación. Además, cuentan con un dispositivo que es para las verduras más frágiles y soporta entre 6 y 8 kilos de verdura en buenas condiciones además es de fácil transporte”, explica Cora Gorñitsky, periodista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), sobre los Bolsones Retornables.
La iniciativa para el desarrollo de estos bolsones parte de una experiencia que se hizo con estudiantes avanzados de diseño industrial de la Facultad de Bellas Artes de La Plata junto con el INTA, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el Mercado Territorial que se generó en la Universidad Nacional de Quilmes, el cual trabaja con tres asociaciones de productores, dos de La Plata y una de Florencio Varela, en la creación de nodos de consumidores.
El Mercado Territorial busca acercar la producción de organizaciones de la agricultura familiar a nodos de consumidores en zona sur, zona oeste y CABA, ya tienen unos 100 nodos de consumidores, 45 en la zona sur: “Ellos mismos plantean la necesidad de crear unos bolsones que sean más fáciles de transportar y que conserven mejor la verdura que tiene que salir de la quinta, ir apiladas en un transporte llevando entre 6 y 8 kilos de hortalizas frescas y que a veces llegan en mal estado, entonces, por un lado la demanda viene de los productores, de que su producto no se desfavorezca con la logística, y por otro lado de los consumidores que quieren que sus verduras lleguen del mejor modo posible”.
Para Gorñitsky “el bolsón le aporta coherencia a todo esto porque es un bolsón retornable, el bolsón va al consumidor, éste lo utiliza y lo devuelve al nodo, el nodo lo devuelve al productor y se vuelve a llenar, ahorra mucho en relación a bolsas”.