Se presentó de manera virtual el documental dirigido por Cora Fairstein y Sabino Molina, donde se explora la metodología del Teatro del Oprimido de nuestro país luego del estallido social del 2001.
“El teatro del oprimido es una metodología teatral que la desarrolló y la sistematizó un brasilero, que se llamaba Augusto Boal, y que toma algunas cosas de lo que era la pedagogía popular. Desarrolla su metodología propia, también, con influencias propias con lo que era el teatro político de Berthold Brecht y también la forma de actuación más convencional Estanilasquiana, digamos, de construcción de metodologías de actuación”, explicó Sabino Molina, director del film y parte del área de investigaciones en teatro del oprimido y poéticas políticas, del Instituto de Arte del Espectáculo. “En todo ese proceso desarrolla un metodología que lo que busca es transformar la realidad, entonces, por medio de todos esos juegos y de ejercicios, empieza a indagar la estructura social en la cual estamos inmersos y en la cual está inmerso el mismo grupo con el cual estaría trabajando un facilitador. Se trabaja buscando las opresiones sociales, cómo está estructurada la sociedad y, en función de eso, empezar a analizar un poco el contexto en el cual vivimos. El teatro del oprimido tiene ya varios años y parte de la idea de hacer este documental era ver un poco, o empezar a rever, cómo fue la historia de este resurgimiento que se toma como la fecha nodal de lo que sería el 2001” agregó.
Si bien la participación activa en esta metodología comienza entre 2005 y 2006, se toma el estallido social de unos años atrás debido a que “casi todas las personas que son practicantes habían tenido experiencias en el 2001 como un punto nodal en su formación política y partir de ahí empezar a escucharse, a encontrarse. La gente que estaba más interesada en hacerlo con herramientas del teatro encuentra esos materiales sobre el teatro del oprimido”, reconoció el investigador en comunicación con Cacodelphia.
El documental tiene un antecesor llamado Tras las Huellas de Augusto, dirigido por Cora Fairstein, donde se retrata la llegada de Boal a la Argentina en los ‘70 y su trabajo en el territorio nacional. En este sentido, Sabino destacó que “las últimas herramientas empezaron a aparecer en los '90 a principios de los 2000, porque el teatro del oprimido es una metodología y dentro suyo tiene un montón de herramientas”, como el teatro foro, “que es el que más se practica. Es representar, en una obra de teatro, obras con una conflictividad que se elija ahí adentro, por ejemplo en una fábrica, con personajes que pueden tener una historia de eso y la obra termina mal, donde los deseos o intereses de los protagonistas no son los que deberían ser. Están oprimidos ya sea por su situación con los jefes o de manera estructural. Después de esa pieza que se presenta, se hace un foro con el público y se invita al público a pasar al escenario y actuar donde prueban alternativas en escena sobre cómo se podría solucionar el conflicto que se plantea, esa pregunta que se plantea”.
De esta manera, por ejemplo, “en los '90 Augusto Boal termina siendo concejal del PC. Participo mucho en toda la campaña de lo que fue en Río de Janeiro el Partido de los Trabajadores y ahí tuvo experiencia de lo que es otra rama del teatro del oprimido: el teatro legislativo. Con estas mismas experiencias de teatro foro, presentaron cerca de 35 propuestas de leyes para el estado de Río de Janeiro y llegaron a votar 15 aproximadamente”. “Es un acto de democracia directa, recolectando soluciones por los derechos y necesidades de la gente para después intentar llevarlas al consejo. Para mi, que soy amante y fanático del teatro, que sea por medio del teatro, es decir acá está la herramienta por la cual podemos cambiar el mundo”.
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