El director de cine, ilustrador y animador independiente, hizo un repaso por su carrera y resaltó la importancia de que los creadores estén asesorados a la hora de buscar financiamiento para sus proyectos.
Además de director, ilustrador y animador, Juan Pablo Zaramella es un militante de las ideas y de lo que estas pueden proponer. “Esta bueno el tiempo que va corriendo entre que tienes la idea y la empezas a desarrollar o llevar a cabo, te permite madurarla, darle vuelta. La idea se va asentando con el paso del tiempo”, señaló el creador y destacó que en función de esa idea piensa la técnica para llevarla a cabo. “Me gusta mucho probar, ir experimentando un poquito por acá, por allá siempre en función de eso”.
Juan empezó desde chico en el mundo de la ilustración y el humor gráfico, y si bien en la universidad se inclinó por el cine y posteriormente por la animación, parte de ese humor inicial puede verse en sus obras: “De esa etapa me quedo una mecánica de hacer gags, crear gags. Es algo que siento que no lo busco, como que cae naturalmente. Si en una escena puedo meter un gag, si hay la posibilidad de que haya uno, seguramente va a aparecer”, contó en comunicación con Una Amiga Imaginaria.
Este humor puede verse tanto en sus cortos como Lapsus, En la Ópera y El desafío a la muerte, como en sus series Así son las cosas y El hombre más chiquito del mundo. Militante de la idea y de obra prolífica, Zaramella destacó que si bien en el mundo de la animación se suelen cerrar procesos, él lo toma “como una responsabilidad para con mi carrera, producir con determinada frecuencia”. Sin embargo, “me gusta que aparezcan ideas en el medio (...) cosas que van sumando todo el tiempo. Como esa cosa que viene más del mundo del cine, del rodaje en vivo.Me gusta que esté presente en la animación”.
En este sentido se destacan obras creadas en conjunto con actores como El Guante, Onión y Luminaris. “He trabajado con actores que aportan muchísimo y con personas que, por ahí, simplemente saben quedarse quietas. Pero a esas personas que saben quedarse quietas les va pasando algo en el transcurso del proceso de hacer esa animación”. Por eso, “es muy importante la comunicación entre director y actor. Es importante tener un buen diálogo y saber a dónde vas ,pero hay un punto donde ya la escena es de ello. Vos simplemente pasas a ser como un espectador. Y es lindo eso, es lindo porque vos ya vendrías a ser como una especie de pescador y vas viendo que pasa”. “Yo siempre digo que la pixilacion, para mi, es un trabajo expresivo compartido entre el animador y el actor, está bueno hablar con el actor y llegar como a un terreno de acuerdo de que es lo que va a pasar en la escena”.
Tanto El desafío a la muerte, su primer corto, como Lapsus han sido premiados a nivel internacional, sin embargo el animador señaló que estos reconocimientos pueden ser “algo engañosos”. En 2011, luego de dos años de rodaje, estreno Luminaris un premio que adquirió más de 300 premios a nivel nacional e internacional, no obstante, “nos quedamos sin plata todo el tiempo, yo no consegui ningun tipo de fondo para hacer Luminarias, de hecho mi equipo no cobro en ese momento”, señaló el creador. “Luminaris no era mi primer corto, ya llevaba varios cortos hechos, entonces no se, fue un momento de bastante frustración no conseguir presupuesto para hacer una película, un corto. Tenía corto previos que tenían premios y de repente encontrarte haciendo de vuelta una película sin presupuesto era mucho”, agregó.
En este sentido destacó la importancia de Lucrecia Martel, quien lo guió ante propuestas que lo dejaban en desventaja en cuanto a las propiedades de la obra: “agarrar dos con cincuenta para después no tener derecho para opinar que hacer o qué no hacer con la película. (...) yo en ese momento no sabía leer contratos, hoy todavía no sé leer un contrato. (...) Lucrecia Martel me dio una mano. Tenía mucha más experiencia que yo y me dijo ojo que acá te están queriendo decir... me abrió los ojos”: En este sentido destacó que “Es muy importante asesorarse”.