El periodista Cristian Prieto presentó su libro El maricón de los chilenos, una ficción inspirada en hechos reales que narra la persecución a un grupo de maricas de la ciudad de Bahía Blanca durante la dictadura.
“En este libro se conjuga un trabajo personal, donde elaboro mi propia historia con un trabajo periodístico y literario, que me ayudó a realizar una especie de activismo por las memorias de LGBTQ+ durante la última dictadura militar” contó Cristian Prieto, en Cacodelphia sobre su reciente trabajo
El libro, editado por Fábrica Palmera, cuenta la persecución a un grupo de homosexuales en la ciudad de Bahía Blanca durante la última dictadura y sus vínculos con el cónsul de Chile. “Está vinculada al trabajo que realicé desde la Comisión Provincial por la Memoria, leyendo e investigando los legajos de lo que fue la Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires (DIPBA)”, dijo el periodista y escritor, sobre el trabajo que no solo dio origen a esta novela sino además significó un gran aporte para pensar las formas en que se fichaba a las personas LGBTQ+ en dictadura.
A partir de la lectura de esos legajos que dan cuenta de la persecución político-ideológica ejercida sobre hombres y mujeres a lo largo de más de medio siglo, Prieto realizó un registro pormenorizado de Piti, un reconocido personaje público, relacionado con todo el ambiente artístico, docente e integrante de la orquesta municipal de la ciudad de Bahía Blanca, que es perseguido por el delito de amoralidad. “Un personaje muy histriónico, que juega un papel muy importante, porque va a ser sospechado de comenzar a tejer una red de espionaje argentino-chilena en pleno año de 1978, donde además de estar en plena dictadura militar, atravesábamos el conflicto por el Canal de Beagle con la República de Chile. En ese marco se lo empieza a perseguir, se le realiza tareas de inteligencia y se lo acusa de tener una amistad muy cercana con el Cónsul General de Chile en la ciudad de Bahía Blanca”, retrató.
A fines de los años ’60 surgió en nuestro país lo que se denominó la Comunidad informativa, una asociación integrada por Agentes de la SIDE (Servicio de Inteligencia del Estado), Prefectura Naval, La DIPPBA (Inteligencia de la Policía de Buenos Aires), la Armada y el Ejército, que de manera sistemática y generalizada desarrollaron un trabajo de espionaje. En uno de sus encuentros de intercambio de información entre los diferentes servicios y agencias de Inteligencia, se menciona el caso del Cónsul que había llegado a Bahía Blanca y su relación con El Piti. “A partir de esa amistad se sospecha que forman parte de una red de espionaje donde Piti, le estaría pasando información al Cónsul, a quien también lo espiaban como homosexual”, contó Prieto. “En ese gran armado de las inteligencias de ambos países, se cruzan la historia de los exiliados chilenos en Bahía Blanca, donde nací y crecí, la detención de mi papá, en el Estadio Nacional primero y en el Estadio de Chile, después, donde compartió cautiverio con Víctor Jara y la persecución a la comunidad en dictadura”, expresó quien en el año 2009 formó parte del primer Colectivo de Varones Antipatricarcales y hoy integra el Colectivo de Masculinidades antipatriarcales Marchatrás.
“En ese marco surge Ángel, otro de los personajes importantes de la novela, porque es quien realizará el trabajo de inteligencia. Ángel se va a inmiscuir en la vida de Piti, va a llegar su casa, que era un lugar de encuentro de poetas y escritores, donde se escucha hablar mucho sobre la literatura del arte. En ese círculo entrara este agente de inteligencia, que a partir de este trabajo, busca explicaciones sobre su propia sexualidad. En él se juntan la institución militar y todo el homo erotismo que hay en relación de las fuerzas”, describió el autor de Fichados, crónicas de amores clandestinos (2017).
"A 45 años del golpe cívico-religioso-militar esta historia es una ficción imprescindible"
“Piti es un puto que nunca intento ocultarse, que no iba a dar por sentado que era heterosexual o que iba a presentar algunas de sus amigas como su pareja, como si lo hace el Cónsul, que está casado para mantener las apariencias y Ángel, que genera toda una pantalla para poder subsistir. Toda esa moralina publica también está expuesta en El maricón de los chilenos”, aseguró Prieto.
En el prólogo, Facundo Nazareno Saxe escribe que “el trauma familiar es parte del trauma histórico y el trauma colectivo y al mismo tiempo de la voz marica que no aparece en los registros históricos, de la voz del maricón de los chilenos. La multiplicidad de registros, las formas, los fragmentos (por ejemplo, no es casualidad que aparezcan las canciones de Camilo Sesto), confluyen en un texto literario con una estructura que te atrapa y no te suelta hasta que lo terminás".
“Finalmente –contó Prieto- la Feli, es otro de los personajes que, en el proceso de escritura, apareció sin demasiada explicación. Se trata de una trans adolescente, construido totalmente desde la ficción, que anda paseando cerca del V Cuerpo de Ejército de la ciudad de Bahía Blanca, conocido como La Escuelita y que fuera uno de los peores centros clandestino de detención de la provincia de Buenos Aires”, expresó. “Es el personaje que en ese clima de terror intenta darle un manto de ternura a toda la institución militar, en ese centro clandestino, donde ella consigue una especie de techo, busca brindar algo de humanidad”, agregó expresó el escritor que desde el año pasado brinda un taller virtual Memorias maricas en el culo del mundo, las disidencias sexuales en las dictaduras del Cono Sur.
Muchas de escenas del relato reflejan momentos de tortura y el autor decidió contarlas con el formato un guión televisivo, a partir de los testimonios de quien fuera Piti en la vida real. Sus declaraciones fueron brindadas en la causa judicial del V Cuerpo de Ejército en los años 1987, 1990 y en el año 2001.
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