En 2017 se aprobó una reforma tributaria donde se modifica el artículo 4 de la ley impositiva, eliminando los fondos de financiamiento de los diferentes institutos artísticos como INCAA el 31 de diciembre de 2022. Esta situación dejó al descubierto un debate que se está dando en el marco de la creación de un nuevo plan de fomento en el instituto cinematográfico.
“Hay una cuestión política de fondo desde la década del 90. En el 94, en particular, hay una reforma de la Ley de Cine histórica nuestra que es la que le pone fondo a la producción de cine en Argentina. Es fundamental para que exista el cine, eso creo que esta bueno que todos lo sepamos, porque el cine, y cualquier cinematografía del mundo, si no tiene un apoyo público del Estado, de los fondos públicos, no existe”, puntualizò Juan Mascaró referente de DOCA (Documentalistas Argentinos). “En el caso argentino, la posibilidad de que existan estas películas, aunque les vaya muy bien con la taquilla y público, no podría darse si no hubiese un fomento al cine, (...) eso género cantidad y calidad, eso hoy está en crisis”, ampliò en comunicación con Una Amiga imaginaria.
En este sentido, Juan contextualizó: “En el año 2017, el macrismo votó una ley, que fue una reforma impositiva en el congreso, que da por terminada la dimensionalidad directa de esos impuestos, osea que vayan directamente al instituto de cine, en el año 2022. No es que los impuestos se dejan de cobrar, sino que van al tesoro nacional y cada año a través del presupuesto la gestión decidirá si le da o no ese dinero al cine. (...) lo único que hacemos con el fondo de fomento es que esos impuestos vayan directamente al instituto de cine, eso es lo que está en riesgo y estamos luchando para que se apruebe una ley que revierta ese artículo que deja sin efecto al fondo de fomento. Nos quedaremos sin dinero para el cine en el 2022 si esto no se revierte”.
Los Fondos de Financiamiento Cinematográfico surgen “de la propia actividad cinematográfica: por cada espectador que va al cine hoy, o iba antes de la pandemia, paga una entrada del cual el 10% va al fondo de fomento y cada canal de televisión que televisa una película también aporta ese fondo de fomento”. Este dinero no solo se utiliza para el fomento y desarrollo de películas sino que ampara a toda la cadena de producción: formación, pre-producción, filmación, distribución y proyección.
Juan destacó que no solo se trata de la preservación de los Fondos, sino también de la federalización de los mismos: “el 90% del cine se hace en Buenos Aires, y cuando digo Buenos Aires habló de la Ciudad de Buenos Aires y muy poquito más en la provincia de Bs As. Todo el resto del país contempla, hablando del cine que se fomenta desde el instituto de cine, no más del 10% a todo el resto del país. Tal es el mapa de desigualdad que tenemos en lo federal. Lo mismo ocurre con los sectores, con las clases sociales, con todas las diversidades que tiene que ver con quienes cuentan las historias. Eso está absolutamente restringido, te diría que el 90% son hombres blanco y porteños. Eso hay que romperlo, no puede continuar siendo de esa manera y la clave está en los Planes de Fomento”.
Plataformas digitales y la redistribución de los fondos
En este marco las OTTS, o plataformas digitales de streaming, se encuentran en el ojo del debate debido a que “las plataformas no están grabadas” por ley. Esto significa que “no pagan ningún impuesto, osea ni siquiera existe un impuesto como con las salas de cine que sería el impuesto cine, que parte de ese abono que paga el abonado vaya al fondo de fomento para producir audiovisual, que es lo que están haciendo otros países, Ni tampoco existe un impuesto a la facturación de las empresas, que es lo que está tratando de hacer Europa. (...) las empresas se están resistiendo a pagar ese dinero. Por ejemplo, una forma que utilizan es no radicarse, no aceptar radicar su actividad económica en los países, entonces no pueden entrar en el régimen impositivo de cada país y pagar. (...) Se calcula que el fondo de fomento argentino, por ejemplo, podría triplicarse con el aporte de las OTTS”, explicó el cineasta.
“Hay todo un debate en torno a de qué manera grabar las OTTS y, también, qué le daría ese Fondo de Fomento a las OTTS. Nosotros creemos que no tendría que darle nada, porque en realidad los impuestos no funcionan de esa manera, osea no es que cada vez que alguien paga un impuesto tiene que decidir que se hace con esa plata. En general, si un Estado tiene una lógica más o menos distributiva pagarán todos para poner en los que más necesitan. En este caso, es el cine de menor envergadura, de menor escala productiva”, amplió Juan. En este sentido, destacó que un pedido que también se está realizando para el nuevo Plan de Fomento es que estas plataformas se vean obligadas a cumplir con el cupo del 30% de proyección de producciones nacionales como se estipula para las salas de cine donde existe “un monopolio de esas salas privadas (...)una misma empresa, o un conglomerado de empresas, toma todo una caden productiva. En el caso del cine norteamericano, tomó la producción y luego se ocupó de monopolizar las salas”, remarcó Mascaró.
“Es un problema transversal de todo el sector de la cultura. Todos los fondos de la cultura, del cine, de la danza, de la actividad artísticas, de las artes visuales, etc. están en crisis por esta misma situación. De manera tal que todos los artistas y las artistas nos deberíamos unir en un grito casi desesperado para salvar esta posibilidad de subvencionar el arte antes del año que viene”, concluyó.
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