El proyecto que promueve una alimentación saludable obtuvo media sanción en el Senado a fines del año pasado y ahora espera su tratamiento en Diputados.
Ignacio Porras, licenciado en nutrición, director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Nutrición y Alimentos Reales (SANAR), se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde se explayó sobre los puntos centrales que trabaja esta ley, a quién está dirigida y qué ventajas puede traer para el consumidor.
Para empezar, Porras brindó su punto de vista sobre la demora en el Congreso para tratar la normativa: “La situación legislativa está trabada por una falta de decisión política para tratarla, está todo para que se vote, está todo para el dictamen inicial y está todo para que ingrese al recinto, o sea que se decide no hacerlo, hace 15 días recibíamos la excusa de que no tenían los protocolos para trabajar de manera virtual, pero eso ya está y se sigue sin trabajar sobre el etiquetado”.
Según lo explicó el vocero de Sanar, la importancia de impulsar esta ley permitirá “que podamos tomar decisiones informadas y no seamos rehenes del aparato publicitario, también proteger a las infancias, esta ley no sólo contempla el etiquetado frontal sino una serie de regulaciones sobre el alcance del etiquetado de productos comestibles, el hecho de que cualquier producto sea alcanzado por esta ley va a permitir que no ingresen a escuelas o entornos escolares, que no puedan publicitarse para niños, niñas o adolescentes que son bombardeados continuamente por publicidades para consumos de baja calidad nutricional”.
“La ley busca acercar información básica sobre el contenido en exceso de ciertos nutrientes críticos, hablamos de sodio, grasas saturadas, azucares añadidos, no para que dejen de existir esos productos en góndola, la ley no los prohíbe, pero si le acerca a los consumidores una advertencia sobre los riesgos que conlleva el consumo de esos productos”, expresó el entrevistado a modo de conclusión.
Para ofrecer un contrapunto, se sumó la voz de la nutricionista Irene Schvartzman, quien sostiene que el tratamiento legislativo de la ley es positivo para que la sociedad empiece un debate en torno a qué es la alimentación saludable, y también aportó lo siguiente sobre la aplicación de octógonos de advertencia: “La colocación del octógono se va a someter a una estandarización de cantidad, un producto bajo en sodio puede tener conservantes, colorantes, saborizantes que no son productos nutritivos y van a quedar fuera del etiquetado. Otra cuestión es si el producto reduce la cantidad de azucares para evadir que se le coloque el octógono. Esta ley sigue sin atacar de lleno el problema real, el acceso a alimentos que son realmente saludables es imposible, las frutas y verduras son caras y en muchos lugares es difícil de acceder a ellos y por fuera de eso falta educación alimentaria”.
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