La tensión judeo-árabe en ciudades mixtas estalló junto a la escalada del conflicto entre Hamas y el Estado israelita, desintegrando la ilusión de convivencia que prevalecía en los últimos años.
Kevin Ary Levin, sociólogo, docente y periodista del portal Nueva Sion, se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde se explayó sobre las razones políticas, sociales y económicas detrás de los enfrentamientos urbanos que estallaron en las últimas semanas junto a la escalada del conflicto armado entre Hasam y el Estado de Israel.
Como punto de partida, Levin consideró oportuno subrayar que el 23% de la población de Israel es árabe y que fueron los sectores más jóvenes quienes se enfrentaron a israelíes en ciudades como Lod, Iafo, Akko, Bat Yam y Ramle, sumándole tensión al conflicto bélico entre Hamas y el Estado israelita: “Si bien los podemos llamar palestinos o árabes israelíes, no me refiero a los palestinos de Gaza y Cisjordania, no me refiero a los palestinos que están gobernados por Hamas en Gasa, sino a ciudadanos de Israel que tienen origen árabe”.
“La realidad es que esa población históricamente tiene una relación complicada con el Estado de Israel, durante los primeros veinte años de existencia del Estado vivieron bajo administración militar, con impedimentos de movilidad y toque de queda en las localidades árabes. Hoy se habla de una realidad mejor porque tienen una ciudadanía más plena, pero siguen habiendo factores políticos, económicos y sociales que generan mucha tensión y que explotaron estas últimas semanas”, explicó el periodista de Nueva Sion.
A la hora de graficar la desigualdad económica que viven los árabes de Israel, el entrevistado señaló que “en términos económicos vienen de años difíciles debido a la pandemia, pero también tiene mucho que ver con el lugar marginal al que se sometió a los árabes dentro de la sociedad israelí, la estructura económica tiene un mercado laboral étnicamente segregado, los árabes se ocupan de la construcción, transporte, turismo, gastronomía, esto implicó que durante la pandemia, cuando se cerró todo, la mano de obra árabe fue la que perdió mayores ingresos”.
Levin también alude cuestiones estrictamente políticas que agravaron aún más la tensión: “En los últimos años Israel fue tomando un camino más de derecha y más etnocéntrico en lo que respecta al conflicto con los palestinos, y al interior de la propia sociedad hubo muchos dirigentes que emitieron opiniones directamente racistas como formar de aumentar su capital político, para la derecha israelí está bien visto decir que los árabes son una quinta columna, que hay un problema de lealtad hacia el Estado, que en caso de una guerra se aliarían con los enemigos y esto por supuesto tiene su impacto hacia el interior de la calle árabe-israelí”.
“Otro tema importante es que también hubo una serie de medidas en ese sentido que iban más allá de lo discursivo. Israel emitió una ley declarando que Israel es el Estado-Nación del pueblo judío, en esa ley se rebajó el estatus del árabe de lengua oficial a lengua reconocida por el Estado. Israel pasó de tener dos lenguas oficiales, el hebreo y el árabe, a tener una sola, que es el hebreo. Esto no impacta en nada, más que decirles a los árabes el país es judío y ustedes sólo viven acá”, destacó el entrevistado.
A modo de conclusión, el periodista se refirió a la ilusión de convivencia que prevaleció en los últimos años y estalló tras los enfrentamientos entre Hamas y el Estado Israelí: “La ilusión de una convivencia se sostiene sobre varias cosas: se trabaja mucho en relaciones públicas para mostrar a Israel como un oasis de convivencia, en segundo lugar hay una situación tensa pero que funciona y que generó inclusión política porque hay representación árabe en el parlamento, y también se sostiene en contraste con el resto de la zona donde estamos hablando de países no democráticos, con la excepción de Tunes, en medio oriente no abundan las democracias”.
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