Una antología de mediados de los 50 constituye el primer documento en reunir poetas locales noveles y consagrados. En qué formato se publicó, quién la editó y quiénes participaron de ella.
Matías Esteban, docente, escritor y agitador literario, se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde ofreció una reseña de Primera antología poética platense, un trabajo seleccionado y prologado por Roberto Saraví Cisneros, publicado a través de Editorial Claridad en el año 1956: “En esta época estaba de moda el modernismo, un movimiento que hablaba de las ideas modernas, de la idea de ciudad, de renovación en la métrica de los versos, y este libro habla mucho de lo que era La Plata en ese momento”.
Sobre la editorial responsable, Esteban indicó que se trataba de una empresa literaria fundada por Antonio Zamora en 1922, fuertemente ligada al Grupo de Boedo: “Claridad es una editorial orientada hacia las izquierdas de todo rango, desde más extremas hasta moderadas, que ha publicado grandes libros, el interés de ellos era llegar a gran cantidad de gente con buenos precios, en este caso se ve que había demanda y sacan una edición de lujo, con tapa dura, sobrecubierta verde, algo que para el tiempo es bastante lujoso”.
Según lo explicó Esteban, una de las principales características de la poesía platense de aquellos años es que se conocía muy poco sobre la vida de sus autores, sumado al hecho de que la antología reúne poetas de épocas anteriores, como Almafuerte y Francisco López Merino, junto a nuevas voces, convierten a este libro en uno de los pocos registros de la poética platense de época.
A la hora de subrayar algunos de los autores que participan de esta antología, el columnista recomendó a Roberto Themis Speroni “que no lo conocía, pero resulta que es uno de los grandes poetas de La Plata que tiene una gran obra pero no ha sido reeditado”, Ana Emilia Lahitte “una poeta que marcó muchísimo a su generación y que dicen que realizó el primer taller literario de Argentina” y Aurora Venturini “una grandísima escritora, poeta y gestora cultural”.
A modo de cierre, Esteban destacó la participación de María Mombrú, a la cual describió como “una docente, teatrera, que escribió varias obras, trabajó en la radio y fue perseguida políticamente, en la época de Onganía suspendieron su cátedra, la echaron y ya en el 76 estaba en varias listas negras por lo que tuvo que exiliarse”, y que sobresalía de entre sus contemporáneos por el desencanto sin filtro de sus versos.
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