Una charla para descubrir el legado de Celina Lacay como madre, escritora, militante y presa política en el presente de su hija, Celina Torres Molina, docente y multidiversa artista plástica.
Son una y son muchas las historias que envuelven y marcan la vida de Celina Torres Molina hoy. Su padre, Ramón Torres Molina y su madre, Celina Lacay, ambos militantes de derechos humanos, fueron detenidos en 1976 y prisioneros durante siete años, él en el penal de Rawson, ella en Villa Devoto. Las infancias de sus tres hijos transcurrieron al cuidado de sus abuelas, tías y tíos, con la presencia constante y fuerte de sus padres a través de muchos mensajes y también, de aquellos largos viajes para llegar a visitarlos en los penales donde estaban en condición de presos políticos.
Celina Lacay escribía desde la prisión para sus hijos -Lucrecia, Javier y Celina- cartas, cuentos y poesías que adornaba con restos de hilos y telas, trocitos de materiales, bordados, apliques, puntillas con los que creaba dibujos en relieve que acompañaban las amorosas cartas y cuentos.
En 1982, Celina salió en libertad, trabajó intensamente como docente, ya que era profesora de Historia, y llegó a escribir el libro Sarmiento y la formación de la ideología dominante, producto de sus investigaciones. Cuatro años después, falleció de un cáncer que había contraído estando en la cárcel.
Sus cuentos acaban de ser editados en formato digital y en papel por la editorial Memorias del Sur, ilustrados por su hija, Celina Torres Molina. Son once cuentos escritos mayormente desde su detención, sólo los últimos cuatro los produjo en libertad. En el cuento Los Cercos –que le da título al libro- cuenta su hija “el papel de la mujer que ella describe, es sumamente feminista para la época “.
En el prólogo, Ramón Torres Molina se refiere a los contextos históricos que dan marco a varios de sus cuentos: “La historia argentina del siglo XIX y su historia reciente están presentes en este libro (la usurpación de las Islas Malvinas, la guerra del Paraguay, el levantamiento de Felipe Varela, la Revolución de 1905, el peronismo, las dictaduras de 1966-1973 y 1976-1983). Ciertas descripciones que recogen el lenguaje y las costumbres de las provincias argentinas se deben al relato que le hicieron otras compañeras de prisión”.
Arte y palabras que unen presentes/pasados
En las tareas de artista y educadora de Celina están siempre las enseñanzas de su madre: “ella todo el tiempo hablaba de lo colectivo de sus compañeras (de prisión) de lo que hacían y a mí eso me marcó la importancia de lo colectivo”. Una de sus muestras plásticas fue FLORARIA: “Tuvo que ver mucho con mi mamá pero también con mi abuela y todo lo que viví cuando era chiquita de que todo el tiempo nos estaba mostrando las flores. Todo eso lo volqué en esta obra”.
De sus acercamientos a la cerámica cuenta que “fue de muy chica, tenía 9 años, mis papás habían salido de la cárcel. Una tarde mi mama me dijo que había un taller de cerámica si quería ir... Me encantó y a partir de ahí nunca deje de tener contacto con la cerámica”.
Celina es profesora en la carrera de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la UNLP y en el Escuela Municipal “Las Algarrobas” en A.Seguí “desde que trabajo en la escuela conocí el bordado, es una disciplina que me encantó apenas la conocí y la uso un montón y también trabajo mucho con cosas de desecho, cosas que encuentro y transformo”.
En el inicio de la cuarentena comenzó una obra de alfarería que consistió en hacer “una esculturita de una mujer por día que sostuve durante 30 días y la idea es publicar ese trabajo en algún momento … esto que hablo de lo colectivo cada vez que hacia una esculturita le enviaba una foto a mi amiga, Cristina Fiorelli, ilustradora, y ella me enviaba la foto de una mujer que había dibujado”.
Un idealismo con mayúsculas
Al cierre de la charla con Radio Futura, Celina Torres Molina compartió una poesía de su madre:
Quisiera caminar por aquellas calles arboladas//caminar y hablar//y que vieras los lugares donde nacieron mis primeros sueños//como el de tantas muchachas en la edad en que el amor//era solo un idealismo con mayúsculas//
Que conocieras mi río, mis bosques,// mis tilos y hortensias// que conocieras mi puerto, mi ciudad, mi lugar//y en el gris de los invierno te darías cuenta que la nostalgia tiene ese color y en el sol de los veranos verás cómo es de calurosa la amistad//Y en el plateado de sus aguas cuando la luna los mira// entenderás porqué el amor a veces es un profundo río//donde se lucha para permanecer íntegros pero transparentes//
Te enseñaría los barrios con melodías multicolores//conocerías la gente con la humildad del que sabe que vivir// es luchar y luchar //y a veces también con el egoísmo del que guarda para no sufrir mañana// Y te darías cuenta que tengo un poco de todo eso//y comprenderás porqué cuando uno se aleja del lugar que amó lo encuentra// en cada mirada, en cada canción y siente unas ganas tremendas de volver.
Celina Lacay
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