Futura en Casa habló con la autora de Cometierra, un libro que invita a pensar cómo son las vidas, las familias y las búsquedas después de un femicidio.
Editado en 2019 por Sigilo, esta novela narra la historia de Cometierra, “una suerte de vidente conurbana que empieza dándose cuenta que puede ver que pasó, cuál fue el destino de esa gente que no está, comiendo tierra que era cercana a su cuerpo: tierra que esa gente habitaba, tierra cotidiana y conocía. Como si el cuerpo depositara en la tierra alguna especie de memoria. Y lo que hace Cometierra es tener la capacidad de poder leer eso”, resume Dolores Reyes en el aire de Futura en Casa.
La novela está atravesada por la temática de la muerte, el duelo y las despedidas.. “Soy muy fanática de los cementerios”, cuenta la autora que actualmente participa de los diarios de cuarentena del CCK, “me gusta mucho el tema de los epitafios, de cómo se despide a esa persona en una materialidad tan chiquita. Tal vez se está yendo la persona que vos más querés en el mundo y quisieras decirle un montón de cosas y tenes que hacer esa suerte de gimnasia para despedirte en poquitas palabras. Una lápida, un epitafio, es eso. Y también está: ‘¿qué pasa cuando esa capacidad de despedida se interrumpe?’, es lo que yo indago un poco en Cometierra. ¿Qué pasa con la persona en cuestión cuando no sabes dónde está? Si está viva, si es un cuerpo que ya ni siquiera eso podés recuperar, que no podes despedirte, que no podes cerrarle ciclo. Bueno, eso es una tortura permanente y es lo que yo quise explorar con la escritura”, reflexiona. Y agrega “en Cometierra está muy presente el tema de que la gente va a consultarle a ella (la vidente) cuando ya agotó las otras instancias, las instancias que tienen que ver con el poder, con el Estado, con las instancias que deberían efectuar efectivamente una búsqueda y no hacen nada”.
Cometierra ya va por su quinta edición y fue traducido a varios idiomas. Cada traducción implica también una reapropiación de algunos términos y escenarios: “cada lugar tiene como una particularidad de la recepción porque el tema de los feminicidios es una plaga mundial, el patriarcado es mundial”. “Me escribe gente que con mucha delicadeza me cuenta que ha estado en un campo de la dictadura (centros clandestinos), ha perdido familiares en el proceso, hasta chicas hijas víctima de feminicidios, que me cuentan cosas relacionadas con las madres, con la familia, con visitar al padre en la cárcel o dejar de hacerlo a cómo reconstruir la historia de esas mamás que les arrebataron. Todo esto también llegó con el libro”, contó.
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