El 19 de abril de 1943, una buena parte de los judíos confinados en el gueto de la capital polaca sostuvo un combate armado contra las tropas nazis que pretendían deportarlos hacia los campos de exterminio y cerrarlo definitivamente. Un mirada en profundo de lo que significó aquella gesta heroica.
El periodista Gustavo Efron, director del diario Nueva Sion, se enlazó vía telefónica con al aire de #FuturaEnCasa donde explicó la función de los guetos en el esquema de la ocupación nazi en Polonia: “Era como un estadio previo de concentración para la posterior deportación a los campos de exterminio, en los países ocupados por la Alemania nazi había tres espacios fundamentales: los campos de concentración donde se, los guetos y luego los campos de exterminio. Los judíos no pensaban que era para ésto, de hecho uno de los grandes debates internos entre distintas organizaciones eran acerca de si iba a haber una deportación o no, luego una retrospectiva histórica dio claramente que esto era un simple elemento de concentración”.
La historia destaca la voluntad de los judíos confinados que a pesar de las condiciones inhumanas con las cuales tenían que lidiar, mantuvieron su tradición hebrea: “En este contexto de hacinamiento había también una resistencia cultural. Había actividades religiosas, artísticas, teatrales, incluso una especie de sinagoga, todo se mantenía de manera clandestina y de manera "tolerada" porque recordemos que era una comunidad judía heterogénea, acá vale hacer una distinción entre el judío polaco y el judío alemán, históricamente el judío alemán era un judío emancipado que sobre la base de los ideales de la ilustración se había asimilado a la sociedad alemana, y en muchos casos renunciado a su religiosidad, en algunos casos como judío laicos y en otros casos sin reconocerse como judíos. El judío polaco era de otras características, mucho más cercano a la religión, cuando los alemanes invadieron Polonia ahí descubrieron al judío estereotípico, ese judío estaba en Polonia, no estaba en Alemania, y esa comunidad despojada de todas posibilidades aún así iban manteniendo costumbres y su religiosidad”.
Según lo refirió Efron, el de Varsovia es el más grande levantamiento dentro de una serie de resistencias sostenidas clandestinamente entre 1941 y 1943 en alrededor de cien guetos de la Europa oriental, en países como Polonia, Lituaña, Bielorrusia y Ucrania: “El levantamiento ocurre cuando definitivamente se confirma que hay una decisión política del nazismo de hacer una deportación masiva del pueblo judío y terminar con el gueto de Varsovia, claro que había discusiones internas donde algunos decían que no era verdad, unos decían que no, otros decían que si, y cuando las tropas alemanas finalmente entran al gueto, los judios ya estaban preparados para resistir. Originalmente la mayoría de los judíos guardaban cierto respeto y fidelidad a lo que eran los mayores pero empezó a haber ya una adherencia a los jóvenes como que en realidad las condiciones estaban dejando en claro que se venía la deportación masiva, que se cerraba el gueto y que lo que todos los jóvenes venían advirtiendo iba a ocurrir, ante la inevitabilidad del hecho se consigue una adhesión mayor, se crean refugios, entonces cuando los nazis entraron fueron atacados desde los refugios y fueron sorprendidos, fue medio una táctica de guerra de guerrillas que utilizaron y que momentáneamente tuvo buenos resultados”.
Al cierre de esta conversación, Efron destacó la importancia de recordar el levantamiento del gueto de Varsovia porque “tiene que ver con rescatar, después de lo que fue el nazismo y con el surgimiento del estado de Israel, la idea de la fortaleza de los judíos que salen y emergen pese a todo, es decir, no centrarse en la resistencia y no en la derrota, no tomar la idea del judío derrotado sino la idea del judío digno”.
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