“Los Hermanos Ábalos no disociaron la música de la danza, sino que la entendieron como algo en conjunto, algo unido y ligado y eso me parece muy importante”, aseguró Rodrigo Quevedo Fuente en Cacodelphia. “Entendieron a la música y a la danza como un solo arte”, aseguró en el aire de Radio Futura, el bailarín y docente. El director del Grupo Zambaigos recordó de ese modo a Víctor Manuel “Vitillo” Ábalos, el bombisto, músico y bailarín santiagueño que falleció el sábado pasado a los 97 años.
“Los Ábalos han sido profesores, han marcado un camino posible, una agenda y un modo de hacer y esa forma de difundir la música y la danza en conjunto, sigue siendo hoy muy importante y muy necesario”, reflexionó.
“Nosotros como bailarines, no podemos no saber música, no tocar un instrumento o no saber cantar. Y lo mismo debería pasar con el músico. Peteco le decía a Raúl Carnota que tenía que bailar la música buenísima que producía”. Y a propósito Vitillo Ábalos indicaba que “la zamba, el escondido, el triunfo y la chacarera son todas danzas que la mayoría de los intérpretes no saben bailar”. El músico aseguraba así mismo que aprendiendo a bailar y a tocar el bombo se cantaba mejor. “Los Ábalos pensaron al cuerpo como un instrumento musical, en el caso del zapateo por ejemplo como una percusión, es decir pensaron el cuerpo bailado y no desde un lugar rígido y tecnicista”, aportó el bailarín puntano.
Por otro lado, Quevedo Fuente se refirió al rol de docente que transmitían los Abalos: "Ellos como artistas hicieron docencia desde la escena. Pensaron al arte como un medio de educación, de transformación, de pedagogía y no solo como un espectáculo, como un show, sino como un modo de hacer docencia y en eso anduvieron durante 60 años”.
“Hoy la danza folklórica argentina no tiene lugar en los medios ni en los grandes festivales”, aseguró el Director del grupo Zambaigos, que presentará su obra Mestizaje en el ciclo Danza por la Identidad. Y agregó que, una vez que la danza llega a la televisión, “llega a modo de competencia y no desde un lugar artístico ni de reflexión. Y en los festivales ocupa un lugar de relleno, en esos espacios a los bailarines no se nos considera trabajadores del arte”.
En relación a ese tema, Quevedo Fuente contó que fue integrante de la delegación de San Luis que se presentó en Cosquín y que para llegar allí nos tuvieron que pagar el sponsoreo para estar en el Festival: "Tuvimos que pagar para poder bailar en ese escenario supuestamente tan emblemático, tan reconocido y que en realidad lo que hace es jugar con las ilusiones y los sueños de muchos. Lo mismo que hacen algunos directores de algunos Ballet que también juegan con esos sueños”.
“El bailarín para llegar a esos espacios tiene que pagar para bailar, tiene que pagarse el traje, el traslado, la inscripción y el derecho a escenario".
“Hoy son muy pocos los compañeros músicos que consideran a la danza como trabajo, que nos dan el espacio y no como relleno, porque por lo general lo que se hace con las academias y con los Ballet es invitarlos para que bailen, mientras una banda arma y evitar así que no haya bache alguno. Y entonces nadie les presta atención, bailan como pueden, todos amontonados y sin ninguna remuneración económica. Y de ese modo, a los que sí trabajamos del arte de la danza nos cuesta un montón poder presentar una propuesta artística y hacer comprender que para bailar no solamente hay que entrenar el cuerpo, sino también hay que tener ideas”.
Encuentro en San Luis
Desde el 31 de octubre al 3 de noviembre, Rodrigo Quevedo Fuente participará del X Encuentro de Folklore Contemporáneo y del VII de Danza teatro experimental. “Se trata de un encuentro atípico de danza, porque esos encuentros suelen ser espectáculos de danzas y en éste caso hablamos de un espacio de reflexión, de entrenamiento para el cuerpo pero también para el pensamiento” contó. “Llego allí con muchas ganas de pensar entre todos de una vez por todas la profesionalización de nuestro trabajo y hacer respetar nuestro lugar”, explicó.
El taller se realizará durante cuatro días, donde conocerán diferentes situaciones y realidades acerca de la danza y de los bailarines. Posteriormente, pensarán talleres que apuestan a enriquecer estos ejes y enriquecerlos desde distintas técnicas y puntos de vista. “Es decir no solamente bailamos y entrenamos durante muchísimas horas, sino que también hay espacios de debates y foros de reflexión que este año abarcan folklore y genero, folklore y educación y el folklore en las escuelas, espacios que invitan a la reflexión sobre qué bailamos cuándo bailamos”, concluyó.
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Cacodelphia, martes, miércoles y jueves, desde las 22 horas.