“El caso de López, fue un hito en distintos sentidos. Uno de ellos es la forma de relatar lo que había sucedido y su aporte fue invalorable en el primer juicio que se hacía después de 25 años, por lo tanto, la demanda de ubicación en el tiempo de ese testimonio era trascendental en la vida de él (...) Lamentablemente siempre va a ser una página negra en la historia que en el medio de la luz del reinicio de los juicios hubiera una desaparición en democracia”, expresó Carlos Rozanski, quien en 2006 presidía el Tribunal Oral Federal número 1 que condenó a Etchecolatz.
Rozanski también se refirió a los testimonios que presenció como magistrado en juicios por delitos de lesa humanidad: “esos relatos eran y son lo opuesto a lo que querían quienes llevaron adelante la dictadura y el genocidio. La prolongación del terror en el tiempo es uno de los objetivos fundamentales de este tipo de dictaduras, y los testimonios de los sobrevivientes son la muestra de que aquello se terminó". Y remarcó que los juicios son parte de "el conocimiento de la verdad, que permitía hacer justicia y, finalmente, cultivar la memoria".
"También parte del efecto del terror es el miedo y la dificultad para llamar a las cosas por su nombre. En el caso del término genocidio, me pareció importante que apareciera en ese primer juicio”, resaltó en el marco de la vigilia organizada por Radio Futura.
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