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Suna Rocha volvió a deslumbrar en La Plata

Después de tres años de no presentarse en la ciudad, la cantora cordobesa regresó a los escenarios platenses. Antes de ese encuentro, conversó con Cacodelphia.

“Me gusta el contacto con el público, porque si uno dice que es cantor popular, tiene que estar cerca de la gente, porque ese término implica una responsabilidad”, expresó en la previa de su presentación en la ciudad.

Suna Rocha repasó sus últimos tres trabajos discográficos: “Suna interpreta a Raúl”, “La Criolla” y “SOS Agua”, y recordó también la figura de don Atahualpa Yupanqui.

Su último trabajo dedicado a Carnota fue realizado junto al pianista Eduardo Spinassi, el mismo que en 1983 participó del primer trabajo discográfico compartido por ambos. La cantora aseguró: “siempre supe que Raúl era un músico impresionante, un artesano de la copla y de la música”.

“SOS Agua” es el primer disco que la cantante de Las Arias editó luego del maravilloso Maldición de Malinche (2003). "El artista debe comprometerse con su tiempo, con la gente y dejar testimonio de lo que sucede. En el caso del agua, debemos crear conciencia sobre su uso, sobre su necesidad, sobre como respetarla y cuidarla porque es vida”, explicó. De este trabajo editado por Acqua Records en el 2010, destacó la versión de “Honrar la vida”, obra de Eladia Blázquez, “una autora que le ha cantado al hombre, a su honestidad y a los principios que hoy por hoy hace falta resaltarlos”.

Luego de “SOS Agua” la artista cordobesa registró “La Criolla”, un disco en el que se destacan clásicos como las zambas “Viene clareando” (Atahualpa Yupanqui y Segundo Aredes); “Zamba Para Un Bohemio Guitarrero” (de Marcelo Ferreyra y música de Carlos Carabajal) y las chacareras “Cerro Salamanca” (Carlos di Fulvio,) y “La Otumpeña” (de Marcelo Ferreyra y Leocadio del Carmen Torres). De su décimo álbum la cantora subrayo su versión de “América”, de Nino Bravo, “Canción con todos” de Armando Tejada Gómez y César Isela y "Nuestra canción", un huayno de su autoría. Sobre la canción que popularizo el cantor español, detalló que no pensaba grabarla, pero al escucharla bien, decidió incluirla en el disco. “Porque se trata de una canción que nos pertenece, que habla de nosotros y de la permanente dependencia de nuestros países, habla de esta América profunda, de esta América morena que siempre cantamos. La grabamos con una instrumentación andina, y de ese modo quedo muy de esta parte del continente, muy de la América del sur”, detalló.

Sobre “Canción con todos”, relató que fue incluida en el disco “porque tenía una parte inédita que hizo Armando y que nadie la había dado a conocer”. Mientras que sobre “Nuestra canción”, el huayno en el que comparte autoría con Fernández indicó que “cada tanto se me da por garabatear algo en algún papel y esa canción la hice con un chico que vive en La Plata y que nunca más pude saber cómo encontrarlo. Esa canción me salió como han salido otras, aunque no me considero una compositora, admiro tanto la buena poesía, que siento que sería un atrevimiento ponerme a escribir”.

“Alguna vez realice un espectáculo que se llamó "Nativo, la conquista musical", un trabajo muy bello que considero es lo más espectacular que hice”, contó dijo quien fuera Consagración del Festival de Cosquín en 1988. “Se trata de una comedia musical sobre la conquista española, una obra que tenía una puesta en escena maravillosa, una cosa bellísima que lamentablemente, por los costos no se pudo seguir haciendo”. Hace más de 10 años esa obra se presentó sobre el Teatro Nacional que entonces era propiedad de Alejandro Romay. “La comisión de Cosquín quiso llevar el espectáculo al escenario del Festival, pero no se pudo”, recordó.

La mitad de los muchachos estaban vestidos con sus trajes hechos de cuero puro blanco y con sus caballos, que eran una especie de cabeza muy minimalista. Los españoles y sus caballos estaban vestidos con trajes color acero, eran aquellos unos caballos muy particulares”, recordó Rocha. “Norma Viola presencio la obra y quedo encantada. Me dijo: Al “Chúcaro” (Santiago Ayala) nunca se le ocurrió hacer un caballo de esa manera y eso que el Chúcaro invento todo arriba del escenario”, agregó.

“Tuve la suerte de que ambos me honraran con su amistad. Del Chúcaro realice unas coreografías extraordinarias”, recordó.

“Santiago ha hecho cosas impresionantes como “La siembra”, “Juegos pampeanos”, donde había hasta gallos de riña que peleaban entre dos bailarines, el homenaje a José Navarra, un billarista popularmente conocido como Navarrita, que gano como Fangio cinco premios en el mundo, pero como el billar es menos difundido que las carreras de auto, entonces no lo conocimos”.

Yupanqui, un hombre lleno de misterio y sabiduría

“A Don Atahualpa lo conocí cuando era muy chica, lo vi pasar a caballo y me dijeron que era un señor muy importante en el tema de la música. Era un hombre muy serio con una personalidad muy particular. Después de muchos años lo conocí personalmente en Cosquín, cuando él estaba internado y yo me anime a visitarlo. Ahí estuvimos conversando y me pidió que en Buenos Aires nos encontremos”, contó Rocha sobre su relación con Yupanqui.

“Y en Buenos Aires después de mucho tiempo me animé a llamarlo y así nos encontramos en su casa a tomar un té. Ese fue nuestro primer acercamiento, él siempre supo mi admiración por él y de ese modo nos fuimos haciendo muy amigos”, dijo la cantora y recordó que Yupanqui le escribía cartas que ella guarda con mucho cariño.

“En una de ellas me recomienda a quienes consideraba poetas paisanos y me habla entonces de Juan Carlos Dávalos y de su libro ´El viento blanco´, me aconseja leer a Manuel Scorza y a Serafín García. En esa carta el único poeta vivo que me aconsejaba leer era a Edgar Morisoli de La Pampa. Siempre le gustaron esos poetas que tienen que ver con el verde y con la geografía. Nuestra amistad con Yupanqui se fue alimentando a través de la copla, la música y la poesía”, expresó.

“Atahualpa tenía muy buen sentido del humor, era un tipo que tenía una impronta que era increíble, con una lucidez envidiable, con una capacidad, con un verbo, con un misterio. Atahualpa Yupanqui fue un hombre muy particular que yo agradezco a la vida haberlo conocido, en un momento donde él estaba muy solo y donde solo cinco personas podíamos entrar en su intimidad”, expresó en Cacodelphia.

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