Laura Taffetani, de Pelota de Trapo, se refirió a los cuatro encuentros que este año se realizarán en Avellaneda desde esta escuela para formar a docentes de organizaciones sociales de todo el país.El recuerdo de Carlitos Cajade y Alberto Morlachetti y el legado que dejaron.
Los encuentros comenzaron en mayo y serán cuatro durante el 2016. Todos tienen tres días de duración, para facilitar el traslado de los participantes del interior del país y los próximos serán el 5, 6 y 7 de agosto; 16, 17 y 18 de septiembre; y 8, 9, 10 y 11 de diciembre. Para anotarse, hay que escribir aescueladeeducadores@pelotadetrapo.org.ar
“Es un momento muy necesario para hacer esto. Es una época diferente, con una realidad más excluida, en la que cambia la forma de moverse”, explicó Laura en diálogo con La Pulseada Radio.
¿De qué se trata la Escuela de Educadores?
La Escuela de Educadores fue naciendo en un momento muy fuerte del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, porque a uno a veces le cuesta encontrar una teoría que sea acorde a lo que estamos trabajando. Y también el hecho de recoger el laburo de gente que ha ido construyendo teorías sin saberlo, trabajando con los chicos, y tiene esas claves que son tan importantes de poder compartir. Nada es mecánico ni reproducible, quizás no o quizás sí. Fundamentalmente lo que tiene de bueno es poder tener un espacio para poder compartir las realidades y así se empieza a descubrir que no son muy diferentes. Esto de “allá es distinto”. Sí, hay cosas diferentes en cada lugar, pero también hay cosas que nos unen. Hay realidades y formas de ver a los chicos y a las chicas y formas de trabajo que sí nos unen mucho. Quizás en eso hay una unidad de criterio de una sociedad a veces muy discriminadora, que no piensa en los chicos, y de organizaciones que luchan contra esa idea y que buscan herramientas. La Escuela es todo esto y es más porque cuando la gente se empieza a juntar, encuentra qué hacer junta.
¿Cuándo nació y cómo?
En Pelota de Trapo nació como Escuela en el 2002, pero mucho antes al encuentro de educadores populares del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo lo hacíamos una vez por año. El espacio estaba: en 1997 desbordó, y empezamos a hacer algo más sistemático, algo anual. Así nació la Escuela de Educadores: fue produciendo y también siendo un catalizador de lo que iba sucediendo en la Argentina en los movimientos sociales. Cuando hubo mucho ruido, en la Escuela lo hubo. Cuando hubo mucha fragmentación, en la escuela se dio. Todos estos años fueron de mucha fragmentación, y de muchísimo ruido en el campo popular, y de esos ruidos que a veces no nos dejan pensar. Fuimos haciendo encuentros más puntuales, que van a seguir existiendo, y ahora retomamos la idea de hacer algo más sistemático: cuatro encuentros de tres días, por la gente del interior, ya que los pasajes salen muy caros. Los de Bariloche tienen 5.000 pesos de viaje. En esos encuentros la gente participa de una cursada regular. Creo que es un momento muy necesario para hacer esto. Es una época diferente, con una realidad más excluída, en la que cambia la forma de moverse. Y uno tiene que saber cómo lo hace desde las organizaciones sociales, lugares tan bellos de producción de nuevos saberes. Su guía fuerte es cómo se construye un mundo distinto, generador de esperanza. Entre todos compartimos ese saber y lo juntamos con teóricos, uno puede ver un Simón Rodríguez y lo trae. Es tan actual. O a Martí.
¿Tienen ejes pensados por encuentro?
Hay docentes invitados, por más que todos somos un poco docentes. Una escuela de educación popular no lo es porque trabajamos ese tema en sí mismo, sino porque lo que hacemos es compartir y sentirnos todos en un mismo lugar desde donde aprender y enseñar. En este año en los encuentros el primer eje temático es el Pedagógico. Va a estar Carla Waisnztok, que es socióloga que ha trabajado mucho la pedagogía latinoamericana y Alejandro Cussiánovich que va a estar vía Skype, porque no puede viajar desde Perú. En el segundo encuentro el eje es Familia, en ese caso va a estar Alfredo Grande y Elena Nicoletti, una compañera psicóloga que ha investigado el tema de Adopción en el último tiempo. El tercer eje tiene que ver con Trabajo, y en eso invitamos a Jorge Domí, que es un compañero de la Universidad de Bolivia que viene desarrollando el tema de subjetividad del trabajo en los niños. Él pertenece al Movimiento de Niños Trabajadores en Bolivia en particular trabajó en lo académico, y trabaja con Cussiánovich, tiene un desarrollo académico brillante. Y el cuarto módulo es Estado y Movimientos Sociales, en el cual hemos invitado a Pablo Pimentel, a Vanesa Orieta, a Raúl Zibechi, para trabajar esta tensión permanente en esta relación, la diferenciación clara que debe existir entre una política pública y el Estado. Que no necesariamente el Estado lleva adelante una política pública y muchas veces las llevamos las organizaciones, pero no es estatal. Parece un trabalenguas pero esta tensión es la que nos hace cometer macanas o construir cosas realmente bellas en lo que tiene que ser una política favorable a los niños.
Marcelo Santillán: -Laura, te quería preguntar cómo andan los chicos de Pelota de Trapo
LT: Están bien, los que fueron las primeras camadas, algunos están con nosotros, otros no. Los que están hoy en los Programas la cosa no está fácil, cada vez se ha vuelto más hostil, en la escuela, en los distintos lugares donde transitan no son queridos. Es una pelea muy fuerte. No es que sólo nuestros chicos, no están siendo queridos los chicos en general, ni las chicas. Es el desafío que Carlitos (Cajade) y Alberto (Morlachetti) siempre soñaron: que uno iba dando en nuestras Obras ese espacio para los chicos que participaban, pero a la vez peleaban por los otros. Lo único que tiene de diferencia con lo de antes, no sé si a ustedes les pasa también, es que antes era “Uh, los de Pelota de Trapo”. Ahora no nos quiere nadie a ninguno, jeje (risas) En eso está la escuela estatal, que es más repartida la cosa, y nos obliga a veces a pelear por más chicos, inclusive a los que tenemos en nuestras organizaciones.
MS: -Yo estuve ahí donde estaba Morlachetti. Me puse re mal cuando se murió, no sabía qué hacer.
LT: -Alberto falleció hace un año. Él y Carlitos nos dejaron coherencia, nos dejaron una vida dedicada que tenemos que honrar todos los días. Creo que es el mejor mensaje. Y en un mundo que está tan dado vuelta, la verdad que uno tiene mucho orgullo de haber estado junto a ellos, de haber tenido el privilegio. Y tenemos el deber de cómo los hacemos presentes todos los días en las cosas que hacemos. Lo más bello es que junto con ellos pudimos pensar y seguir pensando en que es posible otra sociedad, es posible otro país. Es lo que está faltando creer que se puede otra cosa.