Desde su casa en Barcelona, Luis Eduardo Aute, contó por qué su música, su poesía y sus películas buscan entender el transcurrir de la vida del “bicho humano” en este “feo mundo inmundo”. También, recordó a Atahualpa Yupanqui y a Mercedes Sosa, y celebró la unión latinoamericana.
Luis Eduardo Aute, canta-autor español, conversó con Sergio Marelli en el programa Ventana a la Calle, por el aire de Radio Futura. Uno, desde la esquina de 75 y 5, el otro, mirando a través la ventana hacia la noche del verano europeo. En la charla, Aute contó detalles sobre su último disco, “El niño que miraba al mar” y sobre el próximo disco que, adelantó, podría simplemente llamarse “persona”.
La tapa del disco trae consigo una historia que es resultado de “un accidente del azar”. Se ve a un Aute niño, en 1945, mirando hacia el mar, sentado en el malecón de Filipinas, donde nació. “Justo había terminado la segunda guerra, con la ciudad totalmente destruida por las bombas yanquis, y no había otra cosa que hacer que pasearse por el malecón y nos sacamos unas fotografías con mis padres”, relató el canta-autor. Esa foto soportaba el paso del tiempo archivada en un álbum familiar, pero fue recuperada por los hijos de Aute. En 2011, de paseo con su familia por La Habana, su hija le hizo una foto casi desde la misma perspectiva que le había hecho su padre en Filipinas. Su hija y su hijo notaron el parecido con la imagen del álbum, y el montaje de esas fotos fue el regalo de cumpleaños. Y la foto del niño, la tapa del disco.
-¿Qué le dirías a ese niño si hoy pudieras hablarle?
-Realmente yo creo que sería un silencio absoluto pero habría miradas, intentando descubrir qué hay detrás de la imagen, tanto del niño como de la persona adulta. Y supongo que lo lógico es cuestionarse qué queda de ese niño en nosotros, y si reflejamos lo que ese niño pensaba ser cuando iba a ser mayor, si hay algún parecido con la imagen que ese niño se podía hacer. Para navegar por la vida hay que ir matando al niño poco a poco, porque la vida es un difícil proceso que requiere la máxima perversión. No se puede ir con la inocencia por delante porque si no te la dan todas por delante.
-¿Qué ha sobrevivido de ese niño a la ferocidad del sobrevivir?
Creo que los artistas, los poetas, los escritores, que quieren recrear la realidad son niños. El artista es un niño que quiere seguir jugando con colores, con palabras, con sonidos. Nos encontramos con muchos artistas que cuanto más envejecen, sus poemas, o su música o su pintura son cada vez más ingenuas. Picasso, por ejemplo.
Luis Eduardo adelantó que está realizando otra película de dibujos, canciones para el próximo disco y poemas para un nuevo libro que se editará por fin de año.
-¿Hay alguna temática en la que estés trabajando?
-La columna vertebral del cuerpo del Frankestein que he estado creando en este tiempo siempre ha sido el bicho humano, el ser humano, que es un invento absolutamente paradójico que puede ser tan angélico como diabólico. También, la función que tiene el ser humano aquí, ¿por qué está?, ¿por qué existe el yo?, ¿a dónde vengo y a dónde voy?, ¿por qué tengo que sobrevivir?, ¿por qué tengo que defender mi supervivencia embroncado con los demás?, ¿por qué tengo que amar?, ¿por qué tengo que dudar, pensar y entrar en contradicciones? ¿Qué invento extraño es este del ser humano? Ese ha sido siempre el eje de lo que he estado haciendo y quizás el próximo trabajo se llame solo “persona”.
Influencia latinoamericana
Luis Eduardo Aute destacó que sin la canción francesa de Jaques Brel, sin la influencia de John Lennon y Bob Dylan, sin la trova cubana y las esneñanzas de grandes amigos y maestros como Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanquino, él no habría existido.
-¿Qué te significó Mercedes Sosa?
-Mercedes era una persona que tenía la sensación de haberla conocido de siempre, generaba una temperatura muy peculiar a la hora de relacionarse. Sentía que era de mi familia, generosa, tremendamente sensible, una mujer muy inteligente, una voz privilegiada. Una gran compañera.
-Hay una foto tuya con Atahualpa y Silvio Rodríguez, ¿la recordás?
-Seguramente sería la última fotografía de Atahualpa, porque de ahí se iba a París, y al mes moriría. Yo lo conocí en el año `68, cuando hacia sus primeros conciertos por España. En plena ebullición revolucionaria, con los estudiantes en las calles, en sintonía con las rebeliones en la calle en Paris y muchas otras ciudades. Y recuerdo una anécdota: mientras estaba cantando la gente no hacía más que dar gritos contra la represión y la dictadura, y al hombre no le dejaban cantar; y tuvo la elegancia y la inteligencia de callar a la gente solo diciendo “por favor, por favor, hagan el favor de conversar calladitos”. Aprendí mucho de Atahualpa, de su manera de entender la canción popular, su hondura a la hora de cantar, sacaba la voz del dentro profundo.
Feo mundo inmundo
“Si te fijas las iniciales del título, sabrás a quien está dedicada la canción”, dice Aute sobre Feo mundo inmundo, la canción que en uno de sus párrafos dice:
“Y lo más infame es que cambiando de collar
quieren convencernos de que son distintos perros,
y así privatizan el derecho a respirar
por llevarse todo el pan y el oro del becerro”.
“De alguna forma”, continúa Aute, “lo que está ocurriendo en Gaza es consecuencia de los intereses de las grandes financieras, de las grandes corporaciones, de las complicidades políticas porque hay intereses financieros. No importa la vida con tal de controlar todo un territorio. Oriente Medio es un territorio que debe estar controlado, de alguna manera está desestabilizado, que es el objetivo del Imperio. Es una tragedia consecuencia de los intereses hegemónicos de este Imperio que está empezando a agrietarse”.
Luis Eduardo destacó el rol de América latina en ese contexto mundial: “Creo que Latinoamérica puede tener un papel muy importante, y vemos as conversaciones con China, Rusia y los BRICS. Vemos que, o hay salida por ahí, o de alguna manera u otra, el ejemplo de Gaza será el ejemplo del resto del mundo que se niegue a seguir el designios de la “cleptocorporatocracia””, señaló.
El cantautor español, que tiene un lazo muy cercano, casi de familia, con el contintente latinoamericano y las luchas revolucionarias y por la liberación de los pueblos desde los ´60, celebró la tendencia de los países de la región –a excepción de los que están por el Pacto del Pacífico- de conformar una unión latinoamericana desde gobiernos de izquierda. “El llamado eje bolivariano, evidentemente no es perfecto, pero creo que es una gran locomotora que puede hacer que una parte del mundo se independice de la unipolaridad que quiere imponer Estados Unidos”, concluyó.
Editorial de Sergio Marelli