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En los días sin López hacemos memoria escrita hasta vernos en el cielo

Lunes 23 de septiembre de 2013

Desde el día en que Julio López desapareció surgieron dviersas manifestaciones de la lucha contra al olvido. Movilizaciones, actos, intervenciones, campañas de difusión y lucha son algunas de las estrategias realizadas por distintas organizaciones. Con el mismo objetivo y reconociéndose como parte de esa militanca, en los últimos años se han realizado diversas publicaciones. Durante la vigilia llevada a cabo por Radio Futura a siete años de la desaparición forzada del testigo, los autores de algunas de ellas se acercaron para contar de sus libros. Ellos son Luciana Rosende y Werner Pertot, “Los días sin López”, Miguel Graziano, “En el cielo nos vemos”, y Jorge Caterbetti, “Memoria escrita”.

Hay un factor común en la motivación de los autores al momento de encarar sus proyectos: la necesidad de mantener presente la historia de Jorge Julio López.

Estos libros fueron publicados entre 2012 y 2013 pero con anterioridad a ellos se realizaron otras publicaciones importantes que fueron señaladas por los autores como bibliografia obligatoria. Entre ellas se encuentra “Julio López”, una edición especial de la revista de la “Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y “¿Dónde está Julio López? Prácticas estéticas en relación al reclamo de aparición con vida”, del periodista Pablo Russo.

“Memoria escrita” - Jorge Caterbetti

Era 1986 y López estaba realizando unos trabajos de albañilería cuando vio a Jorge Pastor Asuaje. Había pasado más de una década desde que compartieron la militancia en la Unidad Básica “Juan Pablo Maestre”. A partir de ese momento, su ex y nuevo compañero se convirtió en uno de los primeros canales de López para desahogar aquellas memorias que guardaba y hablaba con quien podía, pero nunca con su familia. Por aquellos años López había empezado otra manera de hacer memoria y que no pararía: hacer dibujos, anotaciones, todo lo que pudiera y lo ayudara a mantener fresca la memoria. Aquellos escritos fueron los que le llegaron al artista Caterbetti para realizar su libro publicado en 2012 por la editorial Marea.

En la jornada realizada en Radio Futura, el autor de “Memoria escrita” comentó que “estaba trabajando en la idea de hacer algo para mantener vivo el tema López y di con Jorger Pastor Asuaje”. Fue a partir de aquel contacto que el libro se desprendió:“a través de amigos en común y a partir de ese trabajo con Pastor surgió este primer dato de que López cuando comenzó a sentir que se estaba poniendo más viejo con la posibilidad de perder algunos recuerdos de lo que había sucedido, y ante la sensación de que no sabía honestamente si iba a llegar el momento de declarar y si realmente iba a llegar el momento de los juicios al terrorismo de estado, él comenzó a hacer estos escritos y ahí fue como algo definitivamente revelador”. De aquella manera surgió el libro que recopila aquellos trozos de memoria que López escondía por miedo a que la familia los destruyera. Él día que salió en libertad, en 1979, hizo con su mujer un pacto que lo mató por dentro: nunca hablar de lo que le había pasado.

El autor continuó su relato: “Yo sentí la necesidad de hacer público esos escritos, que la gente tuviera contacto con la materialidad de ellos, porque es una escritura compulsiva, realizada sobre soportes de cualquier naturaleza; recibos de pagos de impuestos, volantes de propagandas de supermercados, pedazos de bolsas de la obra. Sobre eso escribía López y te diría casi con una especie de terror y con unos dibujos realmente increíbles donde las mascaras de los represores yo creo que adoptaban una forma más siniestra de la que eran en realidad.”

Escuchar entrevista a Jorge Caterbetti
 

“En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López” - Miguel Graziano

“Durante la noche del 20 o 21 de diciembre de 1976, los fueron a buscar.
-Julio Mayor, levántese – dijo el oficial.
-Jorge López, levántese – agregó.
Ellos se miraron. Mayor le dijo:
-Cagamos viejo, en el cielo nos vemos.
A las tres de la mañana, encapuchados, junto a María Hebelia Sanz, los subieron a un viejo Mercedes Benz.
Los tres sobrevivieron a la dictadura y dieron testimonio en los juicios que se iniciaron tras la derogación de las leyes de Obediencai Debida y Punto Final.”

De aquella escena proviene el título del libro que presenta la biografía de Julio López donde se relatan sus primeros años de militancia y su posterior lucha personal contra los genocidas y por la memoria. Como un diario escrito por los protagonistas de la lucha que vuelven a exigir aparición con vida, Graziano también revive en su libro los días, meses y años posteriores a la nueva desaparición del testigo.

 Aunque fue publicado este año, la motivación de escribir el libro surgió tiempo atrás. “La iniciativa surge por una declaración que me prendió la mecha de la curiosidad” cuenta el periodista Miguel Graziano: aquella chispa fueron unas palabras de Nilda Eloy, compañera de lucha de López. El autor recuerda que ella ”mencionaba la desaparición en la dictadura en el 76', la desaparición en 2006, y hablada de desapariciones simbólicas. Hablaba de la desaparición de López de los medios de comunicación, por lo menos los comerciales, y en ese momento una desaparición judicial porque la causa circulaba por los pasillos de los tribunales federales de La Plata dentro de un carro de supermercado”. Graziano también recuerda la desaparición de López de la agenda política y señala que “contra esas desapariciones simbólicas se puede rebelar un libro que también es un objeto simbólico, para hacer oír el reclamo y la voz de López, volver a ponerlo entre nosotros para que esté en debate”.

Graziano señala que desde que empezó a ejercer el periodismo tuvo presente el deseo de escribir un libro. Finalmente la decisión de volcarse a una publicación sobre la historia de López vino de la mano de la casualidad. Fue en un encuentro en un colectivo con Rubén López, hijo del testigo desaparecido: “Lo saludé y lo primero que le dije fue ‘voy a escribir un libro sobre tu viejo’. Me dijo ‘bueno, llamame’. Y a partir de ese año lo empecé a entrevistar todos los aniversarios y a guardar material de esas entrevistas que publicaba en el diario Diagonales. Pero siempre me llevaba media, una hora de más, con material que no iba a ser publicado porque el diario es finito. Fui guardando material durante bastante tiempo hasta que tome la decisión”, narra el autor.

La ambición de Graziano se presenta clara en sus palabras y en su publicación:“El libro es un objeto que está pensado, planificado, tiene la intención de contar a López lo más parecidos a lo que él se hubiera contado. Me interesaba atravesar el personaje para poder contarlo, ese tipo que había encarnado la consigna de memoria, verdad y justicia.”

Escuchar entrevista a Miguel Graziano
 

“Los días sin López” - Luciana Rosende y Werner Pertot

Los periodistas Werner Pertot y Luciana Rosende encararon su trabajo en 2011 aunque ya lo habían decidido el 18 de septiembre de 2010. “A partir del cuarto aniversario empezamos a trabajar con la idea de que no sólo haya menciones en los aniversarios, sino tratar de instalar el tema dentro de lo posible un poquito más. Nos parecía que nuestra humilde contribución podía venir por este lado, escribir algo desde lo periodístico que permita hablar más del caso López”, comentó Rosende.

 A diferencia del libro de Graziano, “Los días sin López” se centra en las líneas de investigación del caso López. “Sirve para entender lo que se investigó hasta ahora, cuáles son las líneas que consideramos habría que profundizar para encontrar una respuesta de qué pasó”, continúa señalando la autora mientras hace referencia al arduo trabajo emprendido para logar la meta.

A través de su contacto con investigadores, documentos y diversas fuentes, Pertot advierte: “lo que veo es que hay actores del Poder Judicial que claramente obstaculizaron la causa y hay sectores de la policía que hicieron todo lo posible para que la causa no avanzara”. Rosende, por su parte, puntualiza en la labor del titular del juzgado a cargo de la causa: “La causa en manos de (el juez Manuel) Blanco está congelada”. Werner repasa un viejo recuerdo en torno al testigo desaparecido:“La primera imagen que yo tengo de López, es cuando yo trabajando en Página 12 y todavía siendo pasante en el diario me mandaron a cubrir el juicio a Etchecolatz. Me tocó cubrir el día que declaró López y la primera imagen que es muy fuerte, es la de López declarando ese día. Incluso me acerqué después y él salió por la puerta del costadito, que salían los testigos, y se acercó un montón de gente a abrazarlo, a darle palmadas. Se lo veía realmente muy shockeado por todo lo que había tenido que revivir, pero estaba como muy contento de haber podido contar su historia”, cuenta el autor del libro.

Durante la escritura del libro, Werner y Rosende se encontraron con facetas desconocidas de la vida de Julio López. En el inicio de la investigación descubrieron el trabajo del testigo en el proyecto secreto del ex presidente Perón para la construcción de una central atómica en la isla Huemul. Realizando el servicio militar obligatorio, fue enviado junto a 400 soldados a la isla del sur. Sin embargo, la mayor sorpresa sobrevino cuando se enteraron de que el testigo había sido entrevistado en junio de 2006, dos meses antes de su desaparición. La misma fue realizada por el Horacio Robles que por aquel entonces preparaba su tesis acerca de las unidades básicas peronistas en la periferia de La Plata. De la entrevista sólo sobrevive la transcripción mientras el audio permanece perdido.

El encargado de repasar en el aire de Radio Futura aquella entrevista es Werner: “Esa entrevista te diría que sirvió para conocer muchos aspectos de la vida de López que sólo las podía contar él”. Acerca del contenido señala que “López es muy crítico de la conducción de Montoneros. El hace una reivindicación muy fuerte de sus compañeros de militancia, sobre todo de los pibes de la JP que junto a él militaban en el barrio y fueron arrastrados por la dictadura. En la entrevista está como frustrado por esa experiencia histórica que fue derrotada y porque mucha gente que él conoció, chicos mucho más chicos que él, fueron asesinados, incluso algunos sabemos, fueron asesinados enfrente de sus ojos”. Finalmente, Werner rescata en el marco de estas reflexiones del testigo, que “esta es la lectura de López, un albañil de 66 años, que no tenía una formación académica ni nada parecido, pero si mucho interés en política y en interpretar su propia historia”.

Como libro de investigación, “Los días sin López” concluye con una hipótesis desarrollada en el capítulo final que intenta reconstruir los sucesos previos a la desaparición de Julio López y que Werner resumió:
“Entre las 12 de la noche y la siete de la mañana, en algún momento salió de su casa. Luego hay cinco vecinos que lo vieron entre las 9:30 y 10:00 de la mañana caminando por el barrio. ¿Por qué estaba caminando por el barrio si tenía que estar en el juicio a Etchecolatz a las 9 de la mañana?, a las 8.30 lo iba a pasar a buscar el sobrino. Y ahí la hipótesis más fuerte es que alguien en los días previos se acercó a él y lo convocó mediante engaño o mediante amenazas a una reunión, ¿para qué? sólo se puede conjurar. ¿Qué pretexto puede ser lo suficientemente fuerte como para que López falte al juicio?. Solamente son conjeturas. La hipótesis es que a partir de esta reunión lo que suponemos es que querían que se desdijera públicamente de su testimonio y dijera ‘yo mentí, esto no es cierto’ para complicar desde un punto de vista político los juicios a los represores. Esto no le sale a los que lo desaparecieron y esto termina como termina, con López desaparecido.”

Escuchar entrevista a Luciana Rosende

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