El ciclo teatral dirigido, escrito y protagonizado por Juan Manuel Colacino regresa todos los viernes de noviembre a Espacio 44. En esta nueva entrega, las “madres” son el eje de relatos que exploran el conflicto, la angustia y la palabra como vía de sanación. Un teatro atravesado por la mirada psicoanalítica y la necesidad de repensarse en tiempos de inmediatez y vacío.

Por cuarto año consecutivo, “Estado de Crisis”, el proyecto teatral de Juan Manuel Colacino, regresa al escenario. La cita es todos los viernes de noviembre a las 21 horas en Espacio 44 (44 entre 4 y 5, La Plata). Bajo el título “Madres”, esta nueva edición propone un recorrido por historias que abordan los vínculos maternos desde la herida, el amor y la contradicción, con una mirada profundamente psicoanalítica.
“Como se llama ‘Madres’, todas las historias tienen en común un conflicto con la madre. El año pasado el ciclo se llamó ‘Flores’ y lo que desataba el conflicto era la llegada de un ramo. En este, las madres y sus identificaciones con los hijos son el centro de las crisis”, explica Colacino.
Las escenas, breves e intensas, ponen en primer plano el conflicto: “Se desata una conflictiva que no siempre tiene una resolución favorable, o bien podemos pensar qué es una resolución favorable. Lo que se muestra es esa situación de crisis que dura veinte minutos: un diálogo entre madre, padre e hijo, donde la madre carga una herida profunda”, detalló el director.
Un teatro que nace de la introspección
Actor, dramaturgo, director, psicólogo y músico, Colacino construye un universo donde el escenario y el consultorio se entrelazan. “Para mí el mejor terapeuta es el escenario, es el público”, confesó. “Hago terapia desde 1987, pero la sublimación mayor la tengo cada viernes. En cada función puedo sacar cosas mías, transmutarlas, y ahí opera la sanación. Eso también le pasa al público, porque el lenguaje es simple y es inevitable no sentirse tocado por una frase o una palabra”, dice a Cacodelphia.
El origen del ciclo se remonta a la pandemia, cuando Colacino decidió cerrar una etapa musical para abrir otra vinculada a la dramaturgia. “El grupo se armó después de la pandemia, cuando ya no tenía ganas de seguir con la música. Vengo del palo musical, tuve una banda de jazz durante muchos años. La pandemia nos llevó a mirar para adentro, y de ahí surge ‘Estado de Crisis’, una propuesta que busca repensar aquello que nos aqueja”, recordó.
En este proceso, la palabra se vuelve herramienta de encuentro y de catarsis: “El conflicto como forma de no mirar el celular o la ventana, sino mirar qué me pasa a mí. Así surgió un grupo que se fue reciclando hasta quedar un elenco estable, con el que trabajamos rotando los roles —padres, hijos, docentes— para poder enfrentar los conflictos”.
Las madres, los hijos y la herencia emocional
Cada edición del ciclo tiene un eje temático. En “Madres”, las historias abordan tanto el amor como la herida. “Hay madres que están vivas, otras muertas, algunas que lloran a los hijos de Malvinas, que castran, que castigan, pero también que esperan, con esperanza, la llegada de un hijo”, explicó.
El proceso creativo parte siempre de la escritura: “Convoco a los actores, les digo cuál es la temática del año, y a lo largo del tiempo voy armando bocetos. Escribo diez obras, me quedo con cinco. Las que quedan afuera forman parte de lo que viene. El año que viene la temática será ‘Hijos’, donde abordaremos la subrogación, el deseo de ser padre, la adopción, la violencia y la ternura”.
En “Estado de Crisis IV – Madres” actúan Adriana Cerda, Juan Manuel Colacino, Miguel Dalto, Graciela Freiria, Dante Galipo, Silvia Lacosegliaz, Viviana Rashti, Augusto Rey Perdomo, Vanesa Ruggieri, Miguel Seimandi y Mónica Wlasiuk, bajo la dirección del propio Colacino.
El teatro como espejo y terapia colectiva
Más que una puesta teatral, “Estado de Crisis” es una experiencia de introspección compartida. Colacino invita incluso a sus pacientes a asistir: “Les digo que es una forma de seguir trabajando juntos, porque se dan cuenta de que hay maneras de enfrentar el conflicto a través del decir. En estos estados de crisis, el rol fundamental lo tiene la palabra”.
La propuesta se sostiene en una convicción: la de volver a mirar hacia adentro en tiempos de superficialidad. “Hoy estamos atravesados por el vacío, por lo inmediato. La vida es un reel. Todos creen que pueden todo, y Freud decía que todos no pueden todo. Hay que trabajar mucho para mantener los vínculos, la pareja, los amigos. Nada es mágico”, reflexionó.
“Hay poca tolerancia a la frustración, todos quieren llegar a París, pero el punto es saber qué sí puedo. El teatro me permite plantear eso: enfrentarse a la angustia, mirarla, masticarla, digerirla. Porque una vez que lo hacés, podés ver la vida desde otro lugar”, dijo.
En tiempos de desamparo y desconexión, “Estado de Crisis IV – Madres” se vuelve una invitación a reencontrarse con lo humano: “Hoy tenemos que salir a la calle, volver al saludo, al encuentro. No encerrarnos. Hay que mirar hacia adentro, pero también reencontrarse con los otros”.
“Estado de Crisis IV – Madres” se presenta todos los viernes de noviembre a las 21 horas en Espacio 44 (calle 44 entre 4 y 5, La Plata). Con dramaturgia y dirección de Juan Manuel Colacino, esta nueva entrega del ciclo invita a detener el ritmo vertiginoso de la vida cotidiana para mirar hacia adentro, reconocer los propios miedos y reencontrarse con la palabra como espacio de reparación. Un teatro que interpela, conmueve y propone, desde la emoción y el pensamiento, volver a conectarse con lo esencialmente humano.
