El músico bonaerense regresa a La Salamanca, el espacio platense que marcó su formación, para ofrecer un concierto cargado de reencuentros y memoria. Desde sus inicios en Pellegrini hasta su presente en Bolívar, ha forjado una trayectoria que combina raíz, paisaje y compromiso con la canción popular. Reflexiona sobre la identidad surera, la escena platense, la amistad y las nuevas generaciones.
En tiempos donde lo moderno parece imponerse como sinónimo de valor, Seba Cayre elige pararse en otro sitio: el de la raíz. Nacido en Pellegrini, provincia de Buenos Aires, cantor, compositor y guitarrista autodidacta, lleva más de dos décadas haciendo camino en la música popular argentina. Su obra —seis discos publicados hasta hoy— es un puente entre lo ancestral y lo contemporáneo: una mirada sobre la identidad bonaerense, los pueblos del interior, la historia, la injusticia y la esperanza.
El próximo viernes 7 de noviembre, Cayre volverá a La Salamanca (calle 5 entre 61 y 62, N° 1422, La Plata), acompañado por el dúo Pobre Loco, integrado por Leonardo García y Andrés González, también oriundos de su Pellegrini natal. “Vamos a compartir con los chicos de ‘Pobre Loco’, dos coterráneos que están viviendo en La Plata —contó—. Y además, me voy a reencontrar con la primera formación con la que grabé ´Siembra´: Charly Palermo, Pablo Vignati, Matías Serafín y Leo Colman. Un lindo encuentro no solo musical sino humano”, dijo a Cacodelphia.
El concierto será, más que nada, una celebración de la memoria. “La idea es tocar esas canciones que todavía tenemos en la memoria muscular, las de ´Siembra´, ´América descalza´ y ´Tardecitas pampeanas´. Traer de nuevo a este tiempo esos sonidos y esas canciones”, adelantó el artista, que no ocultó su emoción por volver a un lugar que fue clave en su vida.

La huella platense y la escuela de La Salamanca
Seba Cayre llegó a La Plata en 1998. Vivió allí casi veinte años, tiempo suficiente para convertir a la ciudad en parte de su identidad artística. “La Plata me cambió, me formó, y mucho tuvo que ver en eso ‘La Salamanca´, porque era nuestro lugar de encuentro, donde todo se cocinaba. Siempre hubo un muy buen nivel y eso me hizo querer ser mejor, no para ser el mejor, sino para hacer cosas de calidad. Mi formación tiene que ver con ése espacio y con ´Los Duendes de La Salamanca’”.

Esa experiencia fue decisiva. Con ‘Los Duendes’, Cayre recorrió escenarios de todo el país, grabó el disco “Chuspa” (2007) y se formó en el hacer colectivo. “Fue mi escuela de música popular —recordó—. Aprendí a tocar distintos ritmos, a ensamblar, a cantar con otros. Lo que fui a buscar en la universidad lo encontré ahí, en el trabajo con Luis Salamanca, Hugo Cardona, Natalio Sturla, Cristian Alderete y tantos compañeros. La Salamanca era más que un escenario, era una casa donde todos aprendíamos unos de otros”, dijo.
Desde entonces, su nombre se volvió parte de una generación que le dio a la ciudad de La Plata una sonoridad particular: “La Plata hoy es un punto de referencia junto con Córdoba, Rosario y Buenos Aires. De ahí salimos muchos: ´Los Chaza´, Javier Caminos, Milena Salamanca, Fulanas Trío, Silvia Gómez, Wagner-Tajan, Acá Seca Trío. Todos con distintas miradas, pero con una raíz común”.
El paisaje como forma de identidad
En su música, el paisaje no es un decorado: es una voz que habla. “El paisaje siempre ha estado presente en mi canción —dijo—. Todo lo que hago tiene que ver con ese paisaje que me moldeó en la infancia. Ese pueblo y la llanura están siempre presentes porque es parte de lo que soy. Todo lo que digo y canto está atravesado por eso”, afimó.
Desde Bolívar, donde reside actualmente, Cayre recorre peñas, festivales y encuentros. Su repertorio se adapta al contexto, pero sin perder su esencia: “El trabajo ahora es muy peñero, y todo está muy ligado a las danzas. Siempre llevo el triunfo y la huella como bandera, porque no todos los tocan y porque además todos esperan bailarlo. Pero también me gusta hacer recitales íntimos donde se puede hablar y escuchar. Busco ese equilibrio entre la canción bailable y la que invita a pensar”.
Su reflexión sobre lo “surero” desafía las etiquetas del folklore tradicional. “Muchos asocian lo surero con el campo, pero uno puede sentirse surero sin tener campo ni andar a caballo. Ser surero es una forma de sentir, de mirar el mundo y de cantar lo que uno lleva adentro. El paisaje nos moldea a todos, tanto al que trabaja la tierra como al que la observa desde otro lugar”.
Y agregó: “Hay quienes piensan que si no sabés los pelajes de los caballos o no trabajás en el campo no sos surero. Yo no creo eso. Si bien no soy un cantante netamente de esas músicas, puedo interpretarlas desde otro lugar. El que nació y se crió en el trabajo de campo tiene una mirada distinta a la mía, pero ambas son necesarias. Si no, ¿qué contamos los que no sabemos del campo? Tenemos mucho para contar también, desde otra perspectiva del mismo paisaje”.
En el cumpleaños de Milo J

Seba Cayre fue uno de los invitados al cumpleaños del joven artista Milo J, considerado uno de los grandes referentes de la música argentina actual. La celebración se realizó en Morón y reunió a una larga lista de figuras del ámbito folklórico.
“Estaban el Chango Spasiuk, Yamila Cafrune, Sergio Galleguillo, Cuti y Roberto Carabajal, los chicos de Ahyre, Nahuel Pennisi, Los Campedrinos y dos de Los Nocheros, Mario y Álvaro Teruel. Fue un infierno eso, una guitarreada hermosa. Yo estaba entre medio de los chicos de Ahyre y cuando arrancaron con esas zambas carperas fue inexplicable, cantábamos todos juntos”, recordó Cayre.
Durante la velada, Cayre también tuvo la oportunidad de cantar. “Me pidieron que cante y entonces hice ´Viejo guitarrero´ y ´Zamba para tu adiós´, que me la pidió Foco, el amigo de Milo que me invitó a ser parte del evento. Fue una experiencia hermosa, me encontré con muchas figuras del folklore con quienes terminé cantando y compartiendo”, contó.
La relación entre ambos artistas surgió hace un tiempo, cuando Milo J lo mencionó en una entrevista con Rolling Stone. “Cuando le preguntaron sobre los nuevos artistas, me mencionó a mí y a Maggi Cullen”, recordó Cayre. “Antes de eso yo había compartido un tema suyo que reversioné y que explotó en las redes”.
Sobre cómo se conocieron, el cantor bonaerense relató: “Llegué a Milo por medio de unos amigos, Foco, que es como su hermano, músico y trapero, y Domo, uno de sus guitarristas, que escuchan mucho folklore y ya me tenían rejunado. Siempre me escribían preguntándome cuándo tocaba. Este verano, en Cosquín, nos conocimos en La Salamanca, donde me fueron a ver y me contaron que eran de Morón. Nos sacamos unas fotos, pero nunca me dijeron que estaban con Milo. Cuando en febrero le prohíben tocar, compartí una historia y los dos me agradecieron. Ahí me contaron la relación que tenían con él y que me escuchaba. Después Milo compartió ‘Carencia de cordura´, un tema suyo que yo grabé, y más tarde destacó mi nombre en la revista. La semana pasada me llamaron para invitarme a su cumpleaños”.
Cayre destacó la sensibilidad y el talento del joven artista: “Es muy joven, sus letras dicen cosas, no habla pavadas, escribe muy bien. Está haciendo que muchos chicos escuchen folklore sin saberlo. Incluso hay pibes que te empiezan a seguir porque Milo te mencionó. Todo lo que hace tiene una llegada muy fuerte y está buenísimo que sea de calidad, porque está logrando que el folklore llegue a otros públicos”.
También valoró su madurez frente al éxito: “Está viviendo un momento de mucha exposición y lo está atravesando con una entereza y una seguridad impresionantes”.
Finalmente, Cayre reflexionó: “Me gusta también porque le cierra la boca a quienes dicen que la juventud está perdida. Aparece Milo, que hace cosas muy buenas, y como él hay muchos más. Está moviendo el avispero de una manera muy linda”.
El recuerdo de Gustavo Zampe
El pasado 16 de octubre falleció Gustavo Zampe, músico de Los Chaza y reconocido referente del folklore bonaerense, dejando una huella imborrable en la música popular argentina. Nacido en Roque Pérez, vivía en La Plata desde 2011, donde desarrolló su vida artística y formó parte de distintos proyectos musicales ligados a la Facultad de Artes de la UNLP.
Seba Cayre, amigo y colega, lo recordó con profunda admiración: “Compartimos mucho, fue impactante su partida. Zampe fue un tipazo, un tipo muy bueno, solidario, laburador. Hay que tenerlo presente, cantarlo, nombrarlo. La eternidad tiene que ver con eso: cuando ya nadie te nombra es cuando morís del todo”.
Cayre evocó también la personalidad de Zampe y su pasión por la música: “Con Zampe compartimos un montón. Yo lo vi llegar a la ciudad como a tantos otros, y compartí mucho con él, por eso fue impactante la noticia de su partida. Compartimos muchas comidas, muchas charlas, recuerdo que siempre me preguntaba ‘¿Qué hago con mi nombre, qué hago, Sebita, con el apellido?’, eso entre tantas cosas que hablamos”.
Sobre su vida musical, Cayre destacó: “Fue un tipo muy solidario, muy laburador. Había encontrado un lugar muy lindo en Los Chaza, y eso me había puesto muy contento. Él tenía un dúo que se llamaba ´Los Sacheritos´, y siempre le decía que era ese dúo el que tenía que apostar. Finalmente no pudo ser porque el compañero se volvió a Roque Pérez, pero terminó en ‘Los Chaza’, en un grupazo, teniendo un rol muy importante. Aunque siempre siguió su meta solista, estaba laburando haciendo lo que quería y viviendo de eso, había enganchado ese lugar donde también había espacio para su canción”.
Cerró su recuerdo con un mensaje sobre la memoria y el legado del músico: “Hay que tenerlo siempre presente. Zampe tiene unos temones que habrá que grabar, nombrar, incorporar sus canciones a distintos repertorios”.
De regreso
Con seis discos editados, cientos de escenarios recorridos y una raíz que no se agota, Cayre continúa tejiendo, desde la llanura bonaerense, una canción que habla de lo esencial: la tierra, la amistad, la memoria y el tiempo.

Seba Cayre se presenta este viernes 7 de noviembre, a las 21:30 h en La Salamanca (calle 5 entre 61 y 62 N° 1422, La Plata). Reservas al 221 488 5538. El cantor bonaerense vuelve al escenario platense donde se formó para compartir una noche de música, memoria y reencuentros, acompañado por el dúo Pobre Loco y por los músicos de su primera formación, en un concierto que promete revivir las canciones y el espíritu de aquellos años compartidos en la ciudad.
