La pieza escrita y protagonizada por Germán Casella, con dirección de Nahuel López, recorre la figura mítica de Gilda desde la mirada de Mario, un joven que tras un encuentro fortuito con la cantante en los años ’90 empieza a preguntarse si, de algún modo, él mismo es ella. “Es una obra para que disfrute el fanático de Gilda y también aquel que no la conoció”, afirmó López.

La obra ¿Y si yo soy Gilda? se presenta todos los sábados de septiembre a las 21, con Germán Casella en dramaturgia y actuación, bajo la dirección de Nahuel López. El equipo artístico se completa con Juan E. Camargo en escenografía, Sofía Camparo en vestuario, Octavio Amiconi en audiovisuales, Juan Camiletti en diseño de luces, M. Eugenia Bifaretti en diseño visual, Juan Pablo Andrés en música y Pamela Craco en maquillaje.
La historia parte de una escena muy particular: el 7 de septiembre de 1996, Mario asiste a un programa de televisión para ver a su artista favorita, Gilda. Durante la transmisión, la cantante se le acerca, le tiende el micrófono para cantar “Paisaje” y, tras un golpe accidental, él se desmaya. Al día siguiente despierta con la noticia de la muerte de la artista en un accidente de ruta. Desde ese momento, comienza a creer que ella le transfirió su alma.
“Es una pregunta que se hace el protagonista, Mario, un pibe de 34 años, retraído, tímido, que no sabe quién es ni cuáles son los rasgos más propios de su identidad”, explicó López. “La pregunta nace de una afirmación de Gilda, ese latiguillo que tenía en todos sus temas: ‘yo soy Gilda’. Eso abre la incógnita de Mario”.
El director detalló que la obra recorre no solo la devoción hacia la cantante, sino también el clima cultural de los ’90 y el cruce entre fantasía, memoria y realidad: “Mario recibe un regalo de su padre para ver a su artista favorita en un programa muy popular, ´Todo es ritmo´. Sin saberlo, fue el último recital en vivo de Gilda. Esa noche tiene un contacto con ella y, tras desmayarse, despierta convencido de que algo de su espíritu se le transfirió”.
López destacó que se trata de “una obra para que disfrute el fanático de Gilda y también aquel que no la conoció, porque todos los datos que aparecen son verídicos y reales. Germán Casella fue el que introdujo esta historia de Mario dentro de todo este contexto de realidad”.

El montaje, que combina humor, emoción y misticismo, también abre la reflexión sobre la búsqueda personal y los sueños: “Gilda ha sido un ícono enorme para la cultura popular. Una maestra con una vida normal que decidió cruzar la barrera para ir por sus sueños. Eso mismo intenta hacer Mario: construir su identidad y decidir qué quiere ser en la vida”, señaló López.
La obra, además, se apoya en el costado casi religioso que adquirió la figura de la cantante. “Es una especie de santa, he visto estampitas de Gilda, que se ha transformado en un mito urbano. Y algo de eso lo comprobamos desde que empezamos a ensayar: pasan cosas extrañas, pequeños golpes de suerte que nos hacen pensar en una obra angelada. Sentimos que estamos completamente bendecidos por ella”.
¿Y si yo soy Gilda? continúa en cartel todos los sábados de septiembre a las 21 horas.